Del 10 al 15 de agosto de 1993 tuvo lugar en Denver (Colorado) una Jornada Mundial de la Juventud que, según George Weigel, biógrafo de San Juan Pablo II con sus obras Testigo de esperanza (1999) y Juan Pablo II. El final y el principio (2010), señaló "un punto de inflexión en la historia de la Iglesia católica en Estados Unidos, cuyos efectos todavía se sienten" al cumplirse un cuarto de siglo de su celebración.

Antes de esa JMJ, explica, buena parte del catolicismo en Estados Unidos estaba "a la defensiva", y después "quienes habían participado en ella" pusieron en marcha con su compromiso "la Nueva Evangelización". Del mismo modo, si antes de la JMJ el catolicismo norteamericano era en exceso "institucional", a raíz de la Jornada adoptó "la forma evangélica de ser católico".

En un artículo publicado en The Catholic World Report, Weigel recuerda una anécdota del 15 de diciembre de 2004, pocos meses antes de la muerte del Papa polaco. Fue durante una cena que habían convertido en costumbre, todos los años antes de Navidad, a raíz de la preparación de Testigo de esperanza. El escritor obsequió al pontífice con un libro de fotos sobre los parques nacionales norteamericanos, y al hojearlo y ver una mención a las Montañas Rocosas en Denver, el Papa Wojtyla dijo con una sonrisa cómplice: "Hummm... El Parque Nacional de las Montañas Rocosas... Denver. Jornada Mundial de la Juventud. 1993. Hummm... Los obispos dijeron que no podía hacerse. Yo... les demostré... a ellos... ¡que estaban equivocados!".

Weigel recuerda la reticencia del episcopado, que desconfiaba de las posibilidades de éxito de la celebración. No así el de Denver, James Francis Stafford (1932-2009), futuro cardenal, quien sí apostó por ello y logró llevarla a su diócesis frente a otras hipótesis como Buffalo (Nueva York) o Chicago.

Fue, pues, un empeño de ambos, y Weigel, además del éxito de asistencia y de efectos evangelizadores, recuerda otras dos anécdotas.

Por un lado, el piloto de helicóptero que llevó al Papa hasta el antiguo Mile High Stadium para la fiesta de acogida el 12 de agosto, "dijo que el sonido procedente de la masa que le aclamaba creó turbulencias en el aire que no había experimentado desde sus misiones de combate en Vietnam bajo fuego enemigo".

Por su parte, "el jefe de policía destacó luego que no había habido un solo arresto por delito alguno en la ciudad durante todo el tiempo de la JMJ, después de que la ciudad hubiese experimentado una importante oleada de crímenes".