El sacerdote José Luis Arismendi, de 35 años, esperó durante dos días los medicamentos que necesitaba para el tratamiento de lo que se piensa que era una meningitis en el Hospital Universitario de Los Andes en Mérida, Venezuela, (HULA, iahula.merida.gob.ve). Eran básicamente antibióticos. No llegaron a tiempo y murió.

El padre Arismendi se había sentido mal el Domingo de Ramos, 9 de abril y el miércoles fue hospitalizado en el HULA. Los miembros de la familia del sacerdote, nacido en la ciudad de Tucaní, capital del municipio de Caracciolo Parra y Olmedo en el estado de Mérida, intentaron sin éxito conseguir los medicamentos en la zona


El cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida, intervino y logró obtener los medicamentos en Caracas, pero el envío desde la capital venezolana no llegó a tiempo.

El fallecido, José Luis Arismendi, era sacerdote desde hacía sólo dos años y trabajaba en la Diócesis de Cabimas, en el estado de Zulia, según explica la agencia misionera Fides.

En las redes sociales venezolanas comentan el caso con frases como “ha muerto otro venezolano por falta de medicinas”. Es evidente que el hecho de que fuera un sacerdote, un hombre joven y fuerte y que falleciera en un hospital, pero desprovisto de las medicinas más básicas, refuerza la imagen de ineficacia del sistema sanitario de Venezuela, un país que cuenta con muchos recursos naturales, petróleo y una clase técnica suficiente, pero que, simplemente, no funciona.


El país continúa experimentando una situación grave por la falta de alimentos y medicinas. Human Rights Watch, en su reciente informe sobre el impacto de los muchos venezolanos que se mueven hacia la frontera con Brasil, ha instado a los países latinoamericanos a intervenir ante el gobierno del presidente Maduro para resolver esta crisis profunda.

“Tarde o temprano, Brasil y otros países de la región tendrán que presionar al gobierno de Venezuela, para que deje de negar la crisis y tome medidas para resolverla”, ha dicho el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco.