Tras el doloroso asesinato del obispo auxiliar de Los Ángeles el pasado mes de febrero, ahora es la archidiócesis de Durango (México) la que ve cómo su arzobispo sufre un ataque de arma blanca al término de la celebración de la Eucaristía.

Tras la misa mayor de este pasado domingo, un hombre intentó asesinar al arzobispo Faustino Armendáriz Jiménez. El atacante lo tenía todo planeado, incluso intentó llevar a cabo la acción antes de que el prelado llegara a la Sacristía Mayor de la Catedral.

Gracias a la Inmaculada 

Sin embargo, no le fue posible acceder al presbiterio, y tuvo que esperar el momento en el que el obispo recibía a algunas personas al término de la misa. "Monseñor se encuentra sin ninguna herida y en favorables condiciones físicas", informó la oficina de comunicación de la archidiócesis.

"Agradezco a Dios, a la Santísima Virgen, la Inmaculada Concepción, y a los Santos Mártires, hoy en su fiesta, me hayan protegido de esta agresión en mi integridad física, en la Sacristía de la Catedral de Durango. Dios bendiga a todos por sus palabras de solidaridad y sus oraciones", afirmó Armendáriz a través de Twitter.

Según el testimonio del arzobispo, antes de la procesión final con el Santísimo Sacramento, el hombre había querido subir al presbiterio, pero no lo logró, por lo que se sentó en un banco cercano. Cuando Armendáriz estaba en la Sacristía, donde habitualmente recibe a personas para saludarlas, el atacante de 80 años irrumpió violentamente.

Primero le preguntó si era el arzobispo, y después de que este respondiera afirmativamente, el hombre se le echó encima, dándole una cuchillada a la altura las costillas. En una reacción instintiva, el obispo giró el cuerpo y movió el brazo para evitar ser alcanzado. Afortunadamente, solo le dejó una señal con la punta del cuchillo.

"Más allá de la falta de fuerza de la persona (por tratarse de un hombre de la tercera edad) algo trascendente me protegió. Afortunadamente estaba ahí el padre Isidro. Él se lanzó contra él y le quitó el cuchillo. Ya cuando se lo iban llevando, el señor me seguía insultando, pero yo no le entendía mucho. Creo que la persona estaba fuera de sí", comentó el obispo.

El arzobispo explicó que fueron el sacerdote y el sacristán los que inmovilizaron al sujeto, que dentro de una mochila llevaba otro cuchillo. Inmediatamente después llegó la Policía.

"Me siento parte de todas las personas que sufren a causa de la violencia en el país, que son agredidas a veces por cualquier cosa, en un ambiente de violencia y polarización que existe en México. Me parece que es una oportunidad para solidarizarse con toda la gente que sufre, con todas las personas que viven esto", apuntó el obispo.

Armendáriz explicó que ya se hizo la denuncia pertinente por intento de homicidio y aceptó la seguridad que le ofrecieron las autoridades. Así mismo, el obispo hizo un llamado a sus colegas en el episcopado "a seguir viviendo y realizando su tarea pastoral, pero reforzando la seguridad en los templos".

El arzobispo de Durango preside la arquidiócesis desde 2019 y nunca había recibido una agresión en este tiempo, no así en su primera diócesis, Matamoros, Tamaulipas, donde fue amenazado de muerte. Armendáriz fue obispo de Matamoros durante seis años, antes de ejercer su ministerio como obispo de Querétaro, y posteriormente como arzobispo de Durango.

Puedes ver aquí la rueda de prensa posterior al ataque.

Este mismo lunes, la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de un comunicado, se solidarizó con monseñor Armendáriz, y llamó a la sociedad a unirse y reafirmar su "compromiso con los valores fundamentales de la paz, la tolerancia y el respeto mutuo". "Los obispos rechazaron cualquier forma de violencia y fanatismo, y llamaron a la promoción del diálogo y la reconciliación como medios para resolver nuestras diferencias", señalaron.