Religión en Libertad

De peregrinar a Lourdes a activar la fe de los periodistas: el fértil impulso del beato Lolo

Manuel Lozano Garrido no podía alzar su mirada físicamente, pero su alma miraba alto

El beato Lolo, de vuelta de Lourdes, en mayo de 1958, con los periodistas Pérez Lozano y Lola Güell

El beato Lolo, de vuelta de Lourdes, en mayo de 1958, con los periodistas Pérez Lozano y Lola Güell

Pablo J. Ginés
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El beato Manuel Lozano Garrido (1920-1971), popularmente conocido como Lolo, viajó al santuario de Lourdes en 1958, como un enfermo más. Escribe sobre su experiencia espiritual en el santuario, y sus frutos, el postulador de su causa, el sacerdote Rafael Higueras

Higueras conoció al beato Lolo en 1965, siendo él un joven sacerdote de 26 años que llegaba a Linares (Jaén). Lolo llevaba ya 20 años paralítico. El joven sacerdote Higueras desde entonces pasó cada semana al menos dos tardes en su casa. Lolo moriría en sus brazos en 1971. Lolo fue beatificado en 2010 y se le considera patrón de los periodistas católicos españoles.

Mirar a la Virgen desde un cuerpo retorcido

Cuando Lolo llegó a Lourdes con su hermana Lucy, en mayo de 1958, aún no estaba ciego, pero ya su cuerpo estaba muy retorcido por la enfermedad.

Estuvo ante la imagen de la Virgen de Lourdes en su gruta. "Aún no estaba ciego, pero la cabeza sí que la tenía muy inclinada. No podía levantar sus ojos y verla 'cara a cara'. Pero, en el corazón de Lucy, se encendió la solución: sobre las rodillas de Lolo, colocó un espejo… luego, cuando se lo recogió a Lolo, el espejo estaba lleno de lágrimas. Así sin más, porque el llanto de quien quiera que se acerca, a ese bendito lugar, conmueve hasta las lágrimas que se hacen caricia y ternura de aquella Señora Inmaculada que es la Madre de Dios", escribe Higueras.

El beato Lolo en la gruta de Lourdes en mayo de 1958

El beato Lolo en la gruta de Lourdes en mayo de 1958

Para despedirse de la Virgen, le dijo a su hermana Lucy: “Ponle una vela a la Virgen. La más grande… ¡para que nuestra fe no se acabe!”.

Higueras señala que Lourdes es un lugar especial, "donde el silencio se hace sonoro y la súplica se hace fortaleza y esperanza. La bendición con el Santísimo Sacramento a los enfermos, con qué sencillez lo cuenta luego Lolo en sus artículos de prensa".

Con los amigos periodistas

Aquella experiencia íntima y sagrada tendría un eco social.

"Volviendo a Madrid, en Atocha, le esperaban sus amigos de PPC, la editorial católica que iniciaba su andadura por España: Lola Güell, Pérez Lozano, los hermanos Echenique… un grupo de periodistas que se sentían y querían ejercer como periodistas cristianos, para hablar a la sociedad entera desde el púlpito de los periódicos", explica Higueras, su biógrafo.

Allí le preguntaron a Lolo: “¿le has pedido un milagro a la Virgen para que te cure?” y Lolo respondió: “Viendo a tantos enfermos, ¿cómo iba a pedirlo yo?”.

Pero no. Lolo sí que pidió un “pequeño” milagro: que al dar la bendición con el Santísimo Sacramento a cada grupo de enfermos, que el sacerdote que llevaba en sus manos “al Amor de los Amores” quedara frente a él, frente a Lolo, y allí diera la bendición. Así lo contó a sus amigos periodistas.

El beato Lolo en Lourdes en 1958 pedía a Dios que el Santísimo se detuviese ante él

El beato Lolo en Lourdes en 1958 pedía a Dios que el Santísimo se detuviese ante él

Ofrecer oración y dolores por los periodistas

Pocas semanas después, Lolo fundó la obra pía Sinaí 2. La concebía como una obra de oración conjunta de monasterios de clausura y de enfermos que llenarían las manos de Santa María de oraciones y dolores por los periodistas.

Las lágrimas de Lolo ante la Virgen de Lourdes y el “milagro pequeño” de una bendición con la Eucaristía con Dios inmerso “ubicado” en el corazón de Lolo, fueron la semilla de Sinaí.

Después Lolo escribió su Decálogo del Periodista y su Oración por los Periodistas.

Hoy hay más de 600 monjas de clausura, como Moisés en el Sinaí, con sus brazos levantados, pidiendo por estos hombres y mujeres, que tienen como tarea, dar la “Buena Noticia” del Evangelio, aunque hablen en sus periódicos, o en las pantallas de la tele, o en las ondas de la radio.

Rafael Higueras anima a recordar al beato Lolo que desde Lourdes pensó que cualquiera, con su oración y ofreciendo sus dolores, puede rezar para mejorar el mundo. Y propone las palabras que Lolo dijo a su hermana Lucy, su anhelo poderoso: "¡Que nuestra fe no se acabe!"

Más sobre el beato Manuel Lozano Garrido en AmigosdeLolo.com

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