León XIV: pausa, reposo, silencio... son «un gesto de confianza que tenemos que aprender a cumplir»

El Papa hace un alto para saludar a los fieles en la audiencia general de este miércoles.
León XIV continuó en la audiencia general de este miércoles en la Plaza de San Pedro con las catequesis sobre Jesús, esperanza nuestra, centrada en este caso en el misterio del Sábado Santo. Treinta y cinco mil personas saludaron al Papa durante su habitual recorrido previo a la catequesis.
Las palabras del pontífice giraron en torno a la pausa silenciosa y expectante que siguió a la Pasión, antes de la Resurrección, como orientación para los cristianos en la vida cotidiana.
Descansar es confiar
La "ausencia" de Jesús en aquel periodo no fue "un vacío", dijo el Papa, sino "espera, plenitud contenida, promesa custodiada en la oscuridad": "Es el día del gran silencio, en el que el cielo parece mudo y la tierra inmóvil, pero es justamente allí que se cumple el misterio más profundo de la fe cristiana".
El descanso del Hijo el Sábado Santo "luego de haber completado su obra de salvación", no es porque "se ha rendido, sino porque ha amado hasta el final... Es el sello de la obra cumplida, es la confirmación de aquello que tenía que hacerse y que ha sido completado. Es un descanso lleno de la presencia oculta del Señor".
León XIV defendió este tipo de descanso como una forma de confianza en Dios: "Vivimos como si la vida nunca fuese suficiente. Corremos por producir, por demostrar, por no perder terreno. Pero el Evangelio nos enseña que saber detenerse es un gesto de confianza que tenemos que aprender a cumplir. El Sábado Santo nos invita a descubrir que la vida no depende siempre de aquello que hacemos, sino también de cómo sabemos desistir de cuanto hemos podido hacer".
Del mismo modo que el silencio y la oscuridad del sepulcro son semilla de la "vida nueva" que empieza a fermentar, "Dios no tiene miedo del tiempo que pasa, porque es Señor también de la espera. Así, también nuestro tiempo 'no útil', aquel de las pausas, de los vacíos, de los momentos estériles, puede convertirse en vientre de resurrección... Todo tiempo detenido puede convertirse en tiempo de gracia, si lo ofrecemos a Dios".
Dios no trabaja con prisas
"Dios deja hacer, espera, se retira para dejarnos la libertad. Es el Dios que se fía", añadió León XIV: "Y nosotros, en ese sábado detenido, aprendemos que no tenemos que tener prisa por resurgir: es necesario descansar, acoger el silencio, dejarse abrazar por el límite. A veces buscamos respuestas rápidas, soluciones inmediatas. Pero Dios trabaja en lo profundo, en el tiempo lento de la confianza. El sábado de la sepultura se convierte así en las entrañas de las que pueden brotar las fuerzas de una luz invencible, aquella de la Pascua".
El Papa concluyó recordando que "la esperanza cristiana no nace en el ruido, sino en el silencio de una espera habitada por el amor. No es hija de la euforia, sino de un confiado abandono. Nos lo enseña la Virgen María: ella encarna esta espera, esta esperanza. Cuando nos parezca que todo está detenido, que la vida es un camino interrumpido, acordémonos del Sábado Santo. En la tumba, Dios está preparando la sorpresa más grande".