Religión en Libertad

El fotógrafo trujillano Montoro era feligrés del Papa y lo recuerda con cariño

La generosidad del «curita» Prevost, en dos gestos: «Me dijo: 'esto es para ti', y yo me sorprendí»

Montoro (a la izquierda) con la cámara japonesa que le regaló el misionero Prevost.

Montoro (a la izquierda) con la cámara japonesa que le regaló el misionero Prevost.

Redacción REL
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Jorge Montoro es un fotógrafo trujillano y ha contado el regalo tan especial que le hizo Robert Francis Prevost, el ahora Papa León XIV. Montoro lo conoció cuando era sacerdote en Trujillo y recuerda con emoción la generosidad del nuevo Papa.

Según comenta, "siempre iba a todas las misas que oficiaba en todos sitios. Lo saludaba, le pasaba la voz, ‘hola Coco’ me decía, porque él conocía a mi mamá, que es la que ayuda en la iglesia". Fue en una de esas misas, en la Parroquia Santa Rita de Casia, cuando el sacerdote le hizo el sorprendente regalo.

Su herencia y la parroquia

"Un día, cuando termina su misa, y yo como siempre voy, me ve allí y me dice: 'esto es para ti'. Yo me sorprendí, 'gracias, padre', le dije", comenta visiblemente emocionado al recordar el momento. 

Montoro destaca que la cámara era muy diferente a las que él tenía, pues "esta es una buena cámara. Claro, si es japonesa, es de metal y está conservadita, pues no, sí se nota", agregó, subrayando la calidad del regalo.

El gesto de Prevost le dejó huella: "Me sorprendí porque así me dijo. No pensaba que me iba a regalar algo tan significativo". La cámara, que ahora tiene un valor histórico, es un recuerdo tangible de su amistad con el nuevo Pontífice.

Además de esta anécdota, María Yopla, vecina cercana al entonces sacerdote Prevost, también recordó su dedicación a la construcción de la parroquia. Según relató,"él dio una parte de su herencia, de su dinero, para construir esto, para avanzar". María comenta que, cada vez que regresaba a Perú, lo primero que hacía era visitar la parroquia.

León XIV comenzó su vínculo con Perú en la misión agustina de Chulucanas, en Piura, en 1985. Allí, pudo apreciar la calidez de las comunidades locales mientras trabajaba en su labor pastoral. Con el tiempo, su destino lo llevó a Trujillo, donde ocupó diversos roles e hizo una profunda conexión con la gente de la región. 

A pesar de ser estadounidense de nacimiento, Robert Prevost mostró un fuerte vínculo con el Perú, tanto que en 2015, obtuvo la nacionalidad peruana para poder ser obispo. En su entrevista con Canal N, expresó su cariño por la comida peruana.

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