Los signos con los que Francisco apuntó al cardenal Prevost como su «papable»

La sorpresa no ha sido tanto el nombre -pues el cardenal Robert Prevost figuraba entre los papables- como la rapidez. 

Se auguraba un cónclave 'largo' (por comparación a los últimos), que nos llevase al viernes, con las votaciones sexta a novena, o al sábado, con las votaciones décima a decimotercera, tras la cual la constitución Universi Dominici Gregis impone una jornada de pausa.

Casi nadie auguraba que el cónclave fuese a resolverse en cuatro votaciones. Uno de ellos fue el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio, no elector, quien ha conducido las congregaciones generales y tras comenzar el cónclave anunció que esperaba que hubiese Papa en la tarde del jueves. Más que 'profecía'... es que sabía de lo que hablaba.

Cuatro votaciones, en efecto, fueron las necesarias para elegir a Benedicto XVI, un papable "muy claro". Así que este caso  también debía ser también muy claro para los cardenales. 

La intuición de Jesús Colina

Y una de las hipótesis es que se haya percibido al cardenal Prevost como señalado de forma significativa por Francisco como su preferido como 267º sucesor de Pedro. Signos particularmente importantes en un cónclave donde él ha designado al 80% de los cardenales.

Ya en enero de 2023, Jesús Colina (vaticanista con años de residencia en Roma, donde Benedicto XVI le designó miembro del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales) indicó en El Debate que Francisco había apuntado a un misionero como "futuro papable".

Sorprendía, en efecto, que para sustituir al cardenal Marc Ouellet al frente del Dicasterio para los Obispos, el Papa no eligiese a una persona de procedencia diocesana y buen conocedor de la Curia, sino a un religioso (que había sido superior general de los agustinos) obispo de una diócesis misionera, la de Chiclayo en Perú, país al que llegó como misionero en 1985.

Francisco y León XIV se conocían y apreciaban desde los tiempos en que Jorge Mario Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires. 

El Papa argentino quiso entregarle con ese dicasterio una responsabilidad muy importante y una relevante capacidad con vistas al futuro de la Iglesia, pues desde ese departamento se multiplica el conocimiento de las Iglesias locales y el poder de influir sobre ellas.

Un salto con una intencionalidad

Hubo otro signo, más reciente y sutil (pero claramente interpretable por los destinatarios del mensaje: los cardenales), de que Francisco podía 'tener planes' para Prevost. 

Como es sabido, los cardenales, aunque son todos obispos y son todos iguales en cuanto a su derecho de voto activo y pasivo en el cónclave y en cuanto a su misión asesora del Papa, no son iguales en su categoría ni en sus funciones. Se reparten en tres órdenes o rangos: cardenales diáconos, cardenales presbíteros y cardenales obispos. 

El decano del colegio cardenalicio solo puede ser elegido entre los cardenales obispos.

Pues bien, a principios de este año, el Papa nombró a Prevost, del orden de los diáconos, cardenal del orden de los obispos, un salto contrario a la tradición inveterada de que un cardenal del orden de los diáconos pasa antes por el orden de los presbíteros.

Aunque Francisco acababa de prorrogar al cardenal Re para un año más como decano, este inopinado nombramiento hizo pensar a muchos que el Papa estaba preparando al cardenal Prevost para ser el futuro decano, con un papel decisivo en el cónclave.

No hay que olvidar que el prefecto de los Obispos despacha semanalmente con Francisco para tomar decisiones que trasladan las directrices pontificias para la Iglesia universal a la Iglesias locales, a través de la persona de los obispos designados. Eso ofrece posibilidades inmejorables de conocer y de ser conocido.

Así ha sido durante los últimos dos años, de modo que cuando el pontífice murió, los cardenales vieron en Prevost a alguien muy identificado con él y señalado por él, señalamiento muy útil en un cónclave tan grande (133 electores) y con un relativo desconocimiento mutuo.