Muere el filósofo británico Alasdair MacIntyre, padre del célebre ensayo moral «Tras la virtud»

Según anuncia su entorno, acaba de fallecer el filósofo británico-estadounidense Alasdair MacIntyre (1929-2025), durante más de siete décadas filósofo prolífico y provocador. Autor de más de doscientos artículos académicos y más de veinte libros. 

Su obra más conocida, Tras la virtud (Ed. Encuentro), fue descrita en 1981 por Newsweek como "un nuevo y sorprendente estudio de la ética realizado por uno de los filósofos morales más destacados del mundo angloparlante". Es sin duda una de las obras más importantes de la filosofía moral y política anglófona del siglo XX. 

Tras la virtud le mereció un puesto destacado en los estudios contemporáneos sobre ética, al ofrecer una explicación sugerente y persuasiva de la crisis moral de la modernidad desde un punto de vista aristotélico. 

Su propuesta filosófica se amplía y desarrolla en Justicia y racionalidad (1988), Tres versiones rivales de la ética (1990) y Animales racionales y dependientes (1999). Su última publicación, Ética en los conflictos de la modernidad (2016), recoge los argumentos principales sobre los que ha reflexionado a lo largo de su larga trayectoria intelectual.

Debido a su visión crítica de la filosofía moral moderna y contemporánea, Alasdair MacIntyre considera conveniente situarse en los "márgenes" de la modernidad, en una posición que le permite, a la vez, comprenderla desde dentro y juzgarla desde fuera. 

MacIntyre sugiere que los recursos necesarios para una renovación ética y política se encuentran en el pensamiento de Aristóteles y de Tomás de Aquino, complementados con algunas intuiciones de la crítica marxista al liberalismo y una comprensión narrativa de la vida humana.

Profesor en Notre Dame

MacIntyre fue investigador principal en el Centro de Estudios Aristóteles Contemporáneos en Ética y Política (CASEP) en la Universidad Metropolitana de Londres, profesor emérito de Filosofía en la Universidad de Notre Dame e investigador distinguido permanente en el Centro de Ética y Cultura de Notre Dame. Enseñó en la Universidad de Brandeis, la Universidad de Duke , la Universidad de Vanderbilt y la Universidad de Boston .

Nacido el 12 de enero de 1929 en Glasgow. Cursó sus estudios en el Queen Mary College de Londres y obtuvo una maestría en Artes por la Universidad de Manchester y la Universidad de Oxford. 

Comenzó su carrera docente en 1951 en Manchester, Reino Unido. Se casó con Ann Peri, con quien tuvo dos hijas, Jean y Toni, en total estuvo casado tres veces. Enseñó en la Universidad de Leeds, la Universidad de Essex y Oxford en el Reino Unido, antes de mudarse a Estados Unidos alrededor de 1969. 

En 2010, recibió la Medalla de Aquino de la Asociación Filosófica Católica Americana. Fue miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias (elegido en 1985), la Academia Británica (1994), la Real Academia Irlandesa (1999) y la Sociedad Filosófica Americana (2005).

El enfoque de MacIntyre sobre la filosofía moral entrelaza una serie de hilos complejos. Si bien su principal objetivo es revivir una filosofía moral aristotélica basada en las virtudes, reivindica una comprensión peculiarmente moderna de esta tarea.  

Conversión al catolicismo

Como indica el blog Word on Fire, las conversiones de MacIntyre también fueron religiosas. En la década de 1940, consideró convertirse en ministro presbiteriano. En la década de 1950, se hizo anglicano. En la década de 1960, se convirtió al ateo. Pero era "un ateo católico romano. Solo los católicos adoraban a un Dios que valiera la pena negar", como solía decir.

Pero eso cambiaría: "Ya tenía cincuenta y cinco años cuando descubrí que me había convertido en un aristotélico tomista". Después de rechazarlos previamente, reconsideró los argumentos sobre la existencia de Dios. En 1983, se convirtió al catolicismo romano en la fe y al tomismo en filosofía, "resultado de estar convencido del tomismo mientras intentaba desengañar a sus estudiantes de su autenticidad". 

Lo que lo impresionó, en parte, fue “que Santo Tomás de Aquino —en una medida no igualada ni por Platón ni por Ayer— no se compromete a aceptar ninguna respuesta en particular a cualquier pregunta que esté haciendo, hasta que haya catalogado todas las objeciones razonables a esa respuesta que pueda identificar y haya encontrado lo que considera razón suficiente para rechazar cada una de ellas. 

Para entonces, ya no era Karl Barth el teólogo favorito de Alasdair, sino Joseph Ratzinger. Al igual que otros católicos conversos que fueron profesores de filosofía, como Elizabeth Anscombe, Nicholas Rescher y Sir Michael Dummett, MacIntyre no veía ninguna contradicción entre su fe y su filosofía. Las consideraba mutuamente enriquecedoras.

A través de todas estas conversiones, sin embargo, MacIntyre enfatizó que el estudio de la ética no puede separarse de la historia, ya que es una comprensión de las prácticas históricamente situadas dentro de las comunidades lo que se necesita para dar sentido a los juicios morales.