C.S. Lewis ayuda al asesor republicano Karl Rove a entender a Dios en la muerte de un ser querido

Karl Rove fue el principal asesor de George Bush hijo durante casi toda su presidencia, tras haber dirigido sus dos victoriosas campañas a la Casa Blanca y llevarle antes al triunfo como gobernador de Texas. 

Los sentimientos de "el Arquitecto"

El ex presidente le definió como el Arquitecto, apodo que le ha quedado. Es uno de los grandes conocedores de la política estadounidense y de cómo respira el electorado, por lo cual, a pesar de que todo el entorno de Bush, él incluido, aborrece a Donald Trump y deseaba su derrota, no dudó, como analista, en anticipar su victoria de 2024.

Recientemente, Rove ha sufrido la pérdida de un ser muy querido, como él mismo ha contado en un conmovedor artículo en el Wall Street Journal que contrasta con la visión de hombres duros y pragmáticos que suele tenerse de los 'fontaneros' de su nivel. Se trata de Sterling Oles O'Hara, de 38 años, la hija mayor de sus amigos Pat y Julie, a quien acudió a ver al hospital en 1986, recién nacida. 

"Era la hija que nunca tuve", explica Rove, que solo tiene un hijo varón de sus tres matrimonios. De hecho, voló hasta Los Ángeles para verla antes de morir el 16 de abril a consecuencia de un cáncer, contra el que luchó infructuosamente desde que se lo diagnosticaron en 2019, tres días después de nacer sus dos hijos gemelos, niño y niña.

Rove describe con emoción a Sterling y sus virtudes personales, familiares y sociales. De formación episcopaliana y metodista, la mujer colaboraba con numerosas obras benéficas y soportó los dolores de la enfermedad para que afectasen lo menos posible a su marido y a sus hijos, hasta "descansar en paz en los brazos de Dios".

Dios, el dolor y Lewis

El político confiesa que su muerte le ha dejado "conmocionado": "Una vieja cuestión me golpea con tremenda fuerza. ¿Por qué un Dios todopoderoso y que nos ama permite que le pasen cosas malas a las personas buenas, especialmente a alguien tan joven?".

Dice que, en busca de respuestas, ha acudido a El problema del dolor, del "apologista cristiano del siglo XX C.S. Lewis", pero lo encuentra "demasiado filosófico, demasiado antiséptico, demasiado distante". No discute su contenido, sino su capacidad para ayudarle en esta circunstancia: "Apenas me tranquilizó".

Sí, halló consuelo, sin embargo, en otra obra de Lewis, Una pena en observación (Anagrama).

"Es el diario de Lewis tras la muerte de su esposa, Joy, a los 45 años, también de cáncer", explica Rove: "Ahí estaban la ira, el temor, el rechazo y el resentimiento que he sentido estas dos últimas semanas. Cuando se le decía que Joy estaba 'en las manos de Dios', Lewis replicaba que ella había estado en las manos de Dios todo el tiempo y él había visto lo que [esas manos] le habían hecho. Cuando, una vez quedó atrás la pérdida de Joy, pensó en restaurar su propia fe, temió que se convirtiese en otro 'castillo de naipes'. Lewis recuperó gradualmente la dirección. Acabó reconociendo que Dios le había dado la vida a su esposa y debía agradecerle tan magnífico regalo. Admitió también que la respuesta a la cuestión de por qué Dios permite que los buenos sufran es inescrutable. Dios podría responder, compasivamente: 'Niño, tú no lo entiendes'. Él tiene razón. Yo no".

Tras resumir así el argumento de Lewis, Rove concluye expresando lo que siente: "Este delgado volumen de 60 páginas me está ayudando a procesar mi duelo. Pero el duelo aún no ha terminado y tardará algún tiempo en hacerlo". 

Y concluye con una bella evocación: "Aquel miércoles, el cielo de Los Ángeles era oscuro y lúgubre. Al acercarse el ocaso, las nubes se abrieron y se tornaron grises y blancas. Luego el sol rompió. Uno de los amigos de Sterl en la sala de espera hizo fotos del cielo abierto a las 7:16 de la tarde, y luego dijo que Sterling se había ido. Un amigo estuvo de acuerdo. Y así había sido: se fue justo a las 7:16 de la tarde".

Sobre "Tierras de penumbra"

A continuación puedes ver dos escenas, relevantes para nuestro tema, de Tierras de penumbra (Shadowlands, 1993, de Richard Attemborough, con Anthony Hopkins y Debra Winger), una película basada en Una pena en observación, y una excelente presentación del largometraje por parte de José María Sesé.