Martes, 19 de marzo de 2024

Religión en Libertad

España, el país que menosprecia a la familia

Escena de 'La familia y uno más' (1965) de Fernando Palacios.
Escena de 'La familia y uno más' (1965), continuación de 'La gran familia' (1962), ambas de Fernando Palacios. En sesenta años, la sociedad española ha pasado de reconocerse en modelos familiares sólidos a ser el país del mundo que menos valora la familia.

por Josep Miró i Ardèvol

Opinión

España es uno de los pocos países que menosprecian a la familia, si acierta la encuesta realizada por el Pew Research Center en la primavera del 2021, con la covid-19 haciendo todavía estragos y bajo la resaca de la clausura a la que nos obligó la pandemia el año anterior. Se practicaron 19.000 entrevistas en 19 países en las que se preguntaba por algo muy importante y difícil de definir: aquello que da sentido a la vida. Ofrecía 17 opciones posibles para delimitar la respuesta.

A pesar de las grandes diferencias que pueden existir entre países de Europa -entre ellos España-, Estados Unidos, Oceanía y los estados más dinámicos de Oriente excepto China (Japón, Corea, Taiwán y Singapur), la primera opción para la gran mayoría de países, 16 en concreto, fue clara. Se trata de la familia. Ella ocupa el primer lugar en las preferencias de forma, además, muy destacada en algunos países como Australia, Nueva Zelanda, Grecia y Estados Unidos, con prioridades que se sitúan por encima del 45%. Japón, que sería el último de esta larga lista, donde la familia ocupa el primer lugar, se sitúa en el 26%, y el resto se distribuye entre otras opciones.

La familia es el común denominador de lo que aporta sentido a la vida, a pesar de las diferencias culturales y económicas de todos aquellos países. Pero hay tres excepciones. Se trata de Corea del Sur, donde la opción de la familia ocupa el tercer lugar en las preferencias, con un 16%, precedida del bienestar material (19%) y la salud (17%). El otro caso es Taiwán, un país culturalmente próximo, pero que vive en unas condiciones muy específicas marcadas por la amenaza de la República Popular de China. Quizás por esta intimidación permanente, el primer lugar lo ocupa la sociedad con un 38% de las respuestas. Es el único caso entre todas las sociedades encuestadas. El bienestar material ocupa el segundo lugar con un 19%, y la familia el tercero con un modesto 15%.

Pero lo realmente sorprendente de estas excepciones es el tercer país. Se trata de España, donde lo que realmente da sentido a la vida, en primer lugar, es la salud con un demoledor 48% de preferencias, seguida del bienestar material, como en aquellos países orientales, pero en mucha mayor medida (42%), y el tercer puesto lo ocupa el trabajo con un 40%. Solo en cuarto lugar aparece la familia con un 36%. Es evidente que la vida de familia no es para la mayoría de los españoles una causa primordial para dotar de sentido a nuestras vidas, y esto significa un problema, y es un hecho consistente con la progresiva dilución de la familia en España como razón de vinculación fuerte.

Comparemos esta estructura de prioridades que presenta España con la de algunos estados occidentales y que son punteros económicamente. En el caso de Estados Unidos, la familia es escogida como primera opción por el 49%, seguida de los amigos por el 20% y, en tercer lugar, el bienestar material por un 18%. El cuarto lugar le corresponde al trabajo, que resulta menos importante como sentido de la vida que para los españoles y, en quinto, y es el país donde aparece con más fuerza, la fe con un 16%. Es evidente que en Estados Unidos la creencia en Dios y la práctica religiosa tienen un potencial sin equivalente en el mundo desarrollado.

Si pasamos a Alemania, también ellos buscan en sus familias un propósito en la vida. La salud es mencionada por una cuarta parte de los alemanes, al igual que los empleos. En menor medida, también suelen encontrar significado en su bienestar material y en las relaciones fuera de la familia.

En Italia, los adultos son igualmente propensos a mencionar su trabajo y su familia cuando hablan sobre el significado de sus vidas. Tres de cada diez italianos hacen referencia a su forma de vida como una fuente de significado. Dos de cada diez también mencionan la salud, las amistades o la comunidad donde viven. Italia destaca como la única sociedad encuestada donde los empleos son una fuente principal de significado.

Deberíamos reflexionar de por qué nuestra escala de valores es tan distinta a la de Occidente en la valoración de la familia, y se asemeja tanto a Corea y Taiwán en el orden de prelaciones, a pesar de las grandes diferencias en otras muchas cuestiones, empezando por el sentido lúdico y hedonista de la vida como característica española.

Este menosprecio a la familia se expresa en las políticas públicas que son, en el contexto europeo, de las que menos recursos le dedican, junto con la maternidad y la vivienda, a pesar de que en estos factores nos jugamos el futuro en términos generacionales. Se trata de acercarnos a la cifra de nacimientos suficiente para lograr la población de reemplazo, y que además sea educada adecuadamente

En la hoguera del hedonismo, donde lo quemamos todo, desde la familia a la destrucción del domingo como símbolo del encuentro familiar, también estamos abrasando el futuro, el inmediato y el lejano, de este país.

Publicado en La Vanguardia.

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