Sábado, 27 de abril de 2024

Religión en Libertad

Los cuatro personajes de «Nefarious»

Una escena de 'Nefarious', en la que el preso señala iracundo con el dedo.
Sean Patrick Flanery interpreta al preso Edward Wayne Brady (poseído por el demonio Nefarious) en 'Nefarious' (2023) de Cary Solomon y Chuck Conzelman.

por Eduardo Gómez

Opinión

Los poetas siempre entenderán mejor a los demonios que los demonios a los poetas. Una vez dijo Charles Baudelaire que lo mejor que hizo el diablo fue hacernos creer que no existía. En la película Nefarious se aprecia la operación intelectiva contraria: se destapan con nombres y apellidos las verdades que según Baudelaire estaban emboscadas. Por medio de una dialéctica sencilla entre un preso y un psiquiatra se plantea el problema del origen del mal. Lo más interesante sin duda de la película son las implicaciones de las explicaciones dadas por el demonio al psiquiatra que ha sido elegido para dar a conocer la maldad de su obra. La cinta denota que la teología cristiana ofrece con diferencia la mejor explicación posible sobre la raíz del mal en el mundo.

Es una película de enseñanzas paradójicas, con una pedagogía nítida sobre el Diablo, su rebelión contra Dios y la afectación que tiene en el pecado original. En su tratamiento dialéctico explica cómo el Diablo y sus agentes en nómina son capaces de entrar en nuestras vidas y manipularnos con la invisibilidad que advertía Baudelaire. Pese a todo, la película también contiene un mensaje de esperanza: en un mundo plagado de tontos útiles del Maligno, solo el descubrimiento aterrador de la existencia de seres como Nefarious puede devolvernos al regazo de Dios y de la Fe.

Primeramente, 'nefarious' [nefario] quiere decir malvado, impío, indigno y criminal. Pero en una disección del término, encontramos que nefas significa lo que es contrario a la ley divina. Luego la más completa interpretación etimológica sería la del ser malvado que actúa contra la ley divina. O sea, que los demonios son seres malvados, pero con un propósito cósmico inequívoco.

Cada personaje en la película juega un papel pedagógico concreto:

-El convicto, viva dualidad del hombre condenado y el demonio que lo habita. A lo largo de la película se refleja el sufrimiento del recluso Edward Wayne Brady, condenado a la pena capital, que siente cómo el demonio Nefarious quiebra su voluntad y la entereza mental del psiquiatra.

-En el mismo acto, el psiquiatra James Martin representa la incredulidad del cientifista, reacio (en principio) a aceptar una realidad sobrenatural indetectable para la ciencia que le resulta familiar, hombre aquejado de una notable deformación profesional.

-El director de la prisión muestra la ceguera del sistema, incapaz de intuir en ningún caso el origen del mal.

-El cura que aparece en escena es un escéptico pancista, descreído del demonio, que sintetiza la crisis actual de la propia Iglesia.

A su vez, cada personaje tiene una concepción del mal:

-Nefarious es la némesis de Dios que buscará la destrucción de Su obra.

-El doctor Martin es la negación del mal, alguien para quien el mal es solo un dato clínico, un hecho sin más.

-Para el director de la prisión, el mal es el peligro que representa cada sujeto para la comunidad a la que pertenece, viendo así el mal como una cuestión inmanente y nominalista.

-Y para el cura pancista, el mal es algo perteneciente solo al mundo de los hombres, nada que ver con espíritus malignos, por tanto debe ser domesticado con secular bonhomía.

Entre todos forman el cuadro sinóptico de la sociedad efectivamente existente.

Pero el legado pedagógico de Nefarious no acaba ahí; en la medida en que el hombre concibe el Universo desarraigado de Su Creador, deja de entender el funcionamiento del mal, las maquinaciones más demoniacas se apoderan de él aprovechando la pérdida del discernimiento moral que Aristóteles identificó como rasgo distintivo de nuestra especie. El diálogo de Nefarious con el psiquiatra nos recuerda que el hombre actual ya no es un ser eminentemente moral, sino el esclavo de una inmoralidad normalizada y de los demonios que gustosamente le habitan.

Aún hay otro plano algo inadvertido para la crítica, es la paradoja filosófica que se presenta: el hombre en el uso libertino de su voluntad, y una vez que ha renunciado a Dios, experimenta un notable descenso filosófico. Relegado a la categoría de medio, en su afán de ser un fin en sí mismo, cae bajo la influencia de los demonios que ven la gran oportunidad de instrumentalizarlo y en sus propósitos. El alejamiento de la Teología hace a los humanos dar un salto filosófico al vacío, el mismo que por su soberbia dio aquel Ángel bello: pasando de formar parte de un fin (el de la Creación) a pretenderse un fin en sí mismos. Lo que inicialmente fue concebido para formar parte de un todo orgánico, no puede desvincularse como parte autónoma que dilucidará sus propios fines, sin perder la bondad de su ser primero. Es la naturaleza caída de las partes que se separan del todo que las vio nacer: ángeles convertidos en demonios, y hombres autodeterminados en bestias. La pérdida del entendimiento de las causas primeras, provocada por el uso de la libertad luciferina.

Aquel ángel, que un día cayó por su mal uso de la libertad y por experimentar el amor en un sentido inverso, más tarde iba a convertir al hombre en su objetivo para hacer fracasar la obra de Dios, lo cual queda explicado de manera clara por Nefarious a su visitante el doctor Martin, en las horas previas a la ejecución del recluso Edward Brady.

Charles Baudelaire advirtió en su fantástica obra Las Flores del Mal que era mucho más difícil amar a Dios que creer en Él. En cambio con el Diablo ocurría exactamente lo contrario; era mucho más fácil amarlo que creer en él. Revelador. A pesar de lo que piensen los psicologistas como el doctor Martin, los demonios existen, están apostados en cada esquina, recogiendo la basura, a la espera de nuestra naturaleza caída. Bien lo saben los poetas, que entienden mucho mejor a los demonios que los reputados psiquiatras.

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