Martes, 23 de abril de 2024

Religión en Libertad

UNA OFERTA GENEROSA Y FLEXIBLE DEL PAPA

«Anglicanorum coetibus», la vía libre para la vuelta de los anglicanos a la unidad

Por fin se ha publicado la Constitución Apostólica «Anglicanorum coetibus», que establece las condiciones para acoger a las comunidades anglicanasne el seno de la Iglesia católica. Los conservadores anglicanos se muestran entusiasmados.

Pablo J. Ginés/La Razón

El Papa y el primado anglicano, Williams
El Papa y el primado anglicano, Williams

El obispo anglicano John Fulham, líder del movimiento conservador Forward in Faith, que hasta ahora se mostraba muy prudente en sus declaraciones, ha sido entusiasta en su acogida:  «La doctrina que Roma pide es la del nuevo catecismo que ya estábamos usando. Se nos permitiría usar los ritos romanos o anglicanos y nuestros ordinarios tendrían jurisdicción.
Tenemos que reunirnos y hablar».

Fulham va más allá y afirma incluso  que mientras que la Iglesia de Inglaterra declaraba que no podía ofrecer una jurisdicción propia a los anglicanos conservadores,  «lo que Roma ha hecho es exactamente lo que la Iglesia de Inglaterra ha rechazado».

La oferta del Papa es extremadamente generosa. Como explica el rector de la Universidad Pontifica Gregoriana, el jesuita Gianfranco Ghirlanda, «se ha creado una estructura canónica flexible», que incluso puede adaptarse país por país y situación por situación.  Ghrilanda señala que no se parece a las Iglesias de ritos orientales (como los maronitas, caldeos o melquitas), ni tampoco a las Prelaturas personales (fórmula que no incluye la vida monástica ni el laicado, y que hoy por hoy solo ostenta el Opus Dei), sino que se inspira en los arzobispados castrenses instituidos por Juan Pablo II con su Constitución Apostólica «Spirituali militum cura», de 1986.

Los ordinarios anglocatólicos funcionarán a casi todos los efectos como un obispo, pastores de su ordinariato, «jurídicamente comparable a una diócesis». Deberán elegirse entre hombres célibes y se les ordenará sacerdotes. Formarán parte de la Conferencia Episcopal de su país. Podrán ordenar sacerdotes, que en principio deberán ser célibes, pero también pueden pedir al Papa que ordene a algunos hombres casados, en decisiones que el Papa analizará «caso por caso», como se venía haciendo cuando pastores anglicanos o luteranos casados se convertían al catolicismo.

«Atraerá  a los que buscan la verdad»
En 1980, Juan Pablo II aprobó una «Provisión pastoral» para acoger a grupos de episcopalianos de Estados Unidos que querían ser católicos manteniendo su liturgia anglocatólica. Siete parroquias adoptaron esta fórmula, entre ellas la Iglesia de la Expiación del padre Christopher Phillips. Hoy este sacerdote alaba la propuesta de Benedicto XVI: «Lo que el Papa ha hecho es decir que el patrimonio anglicano no sólo ha de preservarse sino que merece crecer. Pronto la fuerza de los ordinariatos personales no dependerá tanto de los conversos como de su crecimiento orgánico. Habrá niños que crecerán en esta forma de espiritualidad católica, y tendrán sus propios hijos. Los que buscan la verdad, se verán atraídos por los ordinariatos, igual que muchos se veían atraídos por el anglicanismo. El clero se entrenará y educará para trabajar en los ordinariatos y a su vez se convertirán en misioneros para la sociedad, creando nuevas parroquias y comunidades religiosas. El Papa toma lo mejor del anglicanismo y le da espacio para crecer y dar fruto».

ANÁLISIS: Los ordinarios serán casi como obispos, excepto en el nombre

 ¿Qué dice «Anglicanorum coetibus» de las tradiciones anglicanas?
–Se deshace en elogios, considerándolas «don precioso que nutre la fe» y «un tesoro para ser compartido». 

 ¿Qué es un ordinariato personal?
–Es el conjunto de personas que depende de un ordinario. Funciona como una diócesis sin territorio, y el ordinario será como un obispo en casi todo, menos el nombre. Al ordinariato pertenecerán «los fieles laicos, clérigos y miembros de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, originalmente pertenecientes a la Comunión Anglicana, y ahora en plena comunión con la Iglesia Católica, o aquellos que reciban los sacramentos de iniciación dentro de la jurisdicción del ordinariato».

 ¿Tendrán curas casados?
–Sí, pero es de esperar que cada vez menos. Los ordenados sin casar deberán aceptar el celibato. Los ordinarios pueden presentar hombres casados al Papa como candidatos, para que él decida «caso por caso». Los divorciados y otras personas en situación «irregular» no podrán ser ordenados. Los jóvenes de familia o parroquia anglocatólica que entren en los seminarios y estudien para servir en un ordinariato deberán estar dispuestos al celibato. Personas ordenadas como clero católico, que después se pasaron al anglicanismo y ahora vuelven a Roma, no podrán ejercer el ministerio sacerdotal. Los ordinarios no pueden ser casados. Antiguos obispos anglicanos, incluso casados, pueden ser «ayudantes» del ordinario.

 ¿Puede la Iglesia católica mantener a los muchos sacerdotes, incluso con familia, que pueden incorporarse ahora?
–En Estados Unidos sí, sin demasiados problemas. En Inglaterra, donde los católico son menos y más pobres, es difícil. La «Anglicanorum coetibus» pide al ordinario velar por su clero, a la Conferencia Episcopal nacional apoyar con financiación y permite «cuando sea necesario» que los sacerdotes practiquen un oficio mundano «compatible con el ejercicio del ministerio sacerdotal».

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