Martínez-Sellés: los católicos «no deberíamos ceder» ante una corriente que nos lleva al precipicio

Manuel Martínez-Sellés, jefe de Cardiología en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, presidente del Colegio de Médicos de Madrid, Premio ReL 2022 y padre de ocho hijos acaba de publicar Verdades incómodas para personas autónomas (Rialp), una invitación a redescubrir el sentido común frente a la ideología dominante que lo cuestiona.

-¿Cree que pueden coexistir la fe y la razón en la búsqueda de la verdad, especialmente en un mundo cada vez más secularizado?

-Claro que fe y razón pueden coexistir. Pero la fe es un don, no todos la tienen. La razón sí es una facultad del ser humano para pensar, reflexionar y formar juicios. El libro es un llamamiento a ejercitar esta facultad, para darnos cuenta de algunas verdades y tomar decisiones que sean consecuentes. Por poner algunos ejemplos, los cuatro primeros capítulos (Leemos menos y estamos peor informados; Estamos más solos; No nos comprometemos; Nuestros hijos no cobrarán pensiones) son un llamamiento a la reflexión, pero también a la acción.

-Como católico y médico, ¿cómo ve la relación entre la ciencia y la fe en la sociedad actual? 

-La fe impregna todos los ámbitos de la vida y los grandes científicos suelen ser creyentes. El problema que denuncio en el libro es más la desconexión de la sociedad con la realidad científica. Algunos de los capítulos (Solo hay dos sexos; La fidelidad nos hace felices; Si vas a ser padre mejor siendo joven; La vida humana empieza en el momento de la fecundación) están centrados en esta desconexión y en cómo combatirla.

-En su libro, usted destaca la importancia de la integridad personal en la búsqueda de la verdad. ¿Cómo pueden influir la espiritualidad y la fe en la toma de decisiones éticas en la práctica médica?

-La Organización Mundial de la Salud reconoce la importancia de la espiritualidad y la necesidad de incluir la dimensión espiritual en la práctica de la medicina. La espiritualidad y la fe pueden dar más fuerzas a mandatos como el de que “No debemos matar a un ser humano” que ya estaban presentes en la tradición socrática y en el juramento hipocrático quinientos años antes de Cristo.

-¿Qué papel juega la Iglesia Católica en la promoción de la verdad y la dignidad humana en la sociedad actual? ¿Cómo puede la comunidad católica contribuir a este debate?

-Un papel clave, pero cada vez más difícil. Como señalan algunos capítulos del libro, en nuestra sociedad, La pornografía se ha banalizado; Tenemos menos fe y somos más infelices; y El consumismo nos está vaciando. Todo ello contribuye a un caldo de cultivo con muchos intereses que poco tienen que ver con promover una sociedad justa y feliz. Los católicos, por coherencia, no deberíamos dejarnos llevar por una corriente que nos empuja hacia el precipicio.

-¿Qué mensaje espera que los lectores católicos lleven consigo después de leer el libro, y cómo cree que puede impactar en su fe y en su compromiso con la verdad?

-Yo creo que hay muchos mensajes para católicos y no católicos, como que La perfección física no asegura la autoestima o que El respeto a los mayores está desapareciendo, pero es cierto que las líneas finales del último capítulo, La vida es maravillosa, pueden entenderse mejor desde una fe comprometida: la vida es maravillosa "porque no solo está llena de posibilidades, belleza y significado, sino porque sospechas que todo está diseñado amorosamente. Para ti”.