José Luis Orella: el obispo Maloyan se aseguró de que todos murieran santamente antes de su martirio

El domingo 19 de octubre León XIV eleva a los altares a Ignacio Maloyan, arzobispo de Mardin (Turquía), uno de los seis obispos armenios católicos mártires del genocidio de su pueblo, del que fue víctima en 1915.

José Luis Orella, doctor en Derecho Político y en Historia Contemporánea, disciplina de la que es profesor titular en la Universidad San Pablo CEU, es uno de los escasos especialistas españoles en la vida de este héroe y santo a quien consagró en 2020 su obra El beato Ignacio Maloyan en el Gólgota de los armenios (Encuentro).

Orella ensalza sin reservas la importancia de su biografiado en vida y su significación un siglo después.

-¿Por qué fijó su atención en este obispo, relativamente desconocido para el común de los católicos?

-El libro pertenece a una colección sobre mártires de la iglesia que dirige monseñor Juan Antonio Martínez Camino y yo fui el autor por haber tenido contacto con la comunidad armenia en el pasado, interesándome la historia de un pueblo verdaderamente mártir en muchos momentos de la historia

-Maloyan es canonizado como mártir, pero ¿qué otros elementos de su vida destacaría?

-Monseñor Maloyan fue un hombre fuera de lo común por su preparación. Cuidó las vocaciones y la relación con las familias. También las buenas relaciones con el resto de las comunidades cristianas, consiguiendo que los jacobitas reconociesen el catolicismo y no el protestantismo introducido por misioneros estadounidenses.

-¿Cuáles fueron sus obras principales en su corto periodo como obispo, desde su nombramiento en 1911?

-En su corta vida de obispo favoreció la educación, trayendo órdenes religiosas como capuchinos y religiosas de la Inmaculada Concepción. Cuidó de las familias rurales, el seminario gozo de su predilección, mantuvo la independencia de la autoridad turca, de la política armenia y de los misioneros protestantes que amenazaban su comunidad. Potenció escuelas donde primó la religión y la cultura armenias.

-¿Pudo salvar su vida convirtiéndose al islam?

-Sí, se le ofreció salvarse haciéndose musulmán, pero había conocido a San Pío X y tenía una gran devoción por el Sagrado Corazón de Jesús: su vocación era de apóstol y sólo pidió ser el último para poder acompañar a sus fieles en el martirio. Cuando se aseguró de que todos murieron santamente, se abandonó a sus verdugos.

-Sin embargo, él era víctima de una revolución “laica” en el Imperio Otomano. ¿Cómo se entiende esta aparente contradicción? 

-El nacionalismo turco era secular hijo de los Jóvenes Turcos, que provenían de logias y querían modernizar su imperio como había pasado con la unificación italiana o alemana que servían de ejemplo. Sin embargo, el islam servía de elemento cohesionador de la sociedad otomana y el cristianismo se veía un peligro que lo unía a los occidentales.

-Por cierto: ¿puede hablarse realmente de “genocidio armenio”? 

-El estudio del genocidio armenio por Rafael Lemkim fue quien lo definió, cuando no se produce una matanza, sino la eliminación total de todos los miembros de una comunidad por carácter religioso o político. En el caso armenio, se valora que desaparecieron entre millón y millón y medio de miembros de la comunidad armenia del imperio otomano, junto a dos centenares de miles de asirios cristianos y otros tantos griegos ortodoxos, que en su mayor parte serán expulsados del Asia menor.

-¿Cómo puede ser entendida en Turquía, que será visitada por el Papa a partir del 27 de noviembre, la canonización de un turco víctima de un genocidio que el régimen turco niega?

-La visita del Papá puede ser difícil. El genocidio armenio no es reconocido y en la actualidad el gobierno tiene una lucha activa para evitar su reconocimiento.

-¿Y no se está viviendo un segundo genocidio armenio (quizá esta vez más cultural que étnico) con la evolución del conflicto con Azerbayán?

-La expulsión de la totalidad de la comunidad armenia de Nagorno Karabaj ha eliminado su presencia en aquellas montañas. La república de Armenia es el único sitio estable de su identidad, pero la revolución de color que cambió la línea política la ha distanciado de Rusia, su protector, y no le ha dado una protección de la Unión Europea ni de Estados Unidos. Armenia se encuentra aislada y con la amistad de un Irán que la defiende para evitar el liderazgo regional turco. La UE favorece la relación con Azerbaiyán por el gas natural, que favorece la no dependencia de Rusia, pero impide que los contenciosos armenios sean conocidos por los medios de comunicación europeos.

-¿Es consciente el mundo cristiano de lo que sigue padeciendo este pueblo?

-En la actualidad, la cristiandad de calle no conoce lo que sucede, es un tema de especialistas y eso favorece el silencio de una comunidad perseguida.

-Que es signo de identidad del Oriente cristiano...

-Armenia fue el primer pueblo oficialmente cristiano. Una parte de ellos es católica, y forman una diáspora presente en todo el mundo, pero sin ellos ni se puede entender el Próximo Oriente. Forman parte del cristianismo con denominación de origen oriental. Hemos visto su exposición ante la victoria militar de Azerbaiyán, gracias al apoyo de Israel, Turquía y Estados Unidos. En Israel, sus tierras son amenazadas por los colonos judíos. En Siria, en Alepo los armenios han sido perseguidos por los yihadistas triunfantes. En Líbano son una comunidad de supervivientes. Esperemos no estar viendo el final de la cristiandad en el Próximo Oriente...