NEOS y Mayor Oreja con Josep Miró al presentar el libro «La pederastia en la Iglesia y la sociedad. El gran chivo expiatorio»
Por qué España es un caso único en el tema de abusos e Iglesia: son los políticos

Josep Miró y Jaime Mayor Oreja en la presentación del libro de Sekotia sobre pederastia y abusos en la Iglesia
Abusos sexuales en entornos eclesiales (y no sólo católicos, y no sólo eclesiales) se han dado en muchos países, por desgracia. Pero España es un caso único en algo. La España de Pedro Sánchez es el único país donde el Estado ha dedicado una investigación a señalar única y exclusivamente los abusos de entornos católicos, desentendiéndose de cualquier otro.
Ángel Gabilondo, veterano político socialista, fue nombrado Defensor del Pueblo en 2021. En 2022 ya ponía en marcha su investigación sobre abusos de ámbito católico y solo católico. Cuando ese mismos año las asociaciones One of Us y E-Cristians pidieron amparo al Tribunal Constitucional porque se discriminaba injustamente a un colectivo (los católicos, específicamente señalados), el Constitucional ya estaba tomado por jueces activistas socialistas de Pedro Sánchez.
Mientras los políticos señalaban algunos casos de abusos antiguos, siempre de entorno católico, el 99% de los casos de abusos a menores que se dan hoy en España, en nuestros días, carecen de todo interés para ellos.
Josep Miró i Ardèvol explora estos hechos y su contexto en su libro «La pederastia en la Iglesia y la sociedad. El gran chivo expiatorio» (Sekotia). Presentó el libro en Madrid este lunes 24 de marzo, en la sede de la Fundación Universitaria Española, acompañado de Jaime Mayor Oreja, de Fundación NEOS, del editor, Humberto Pérez-Tomé y del profesor de Comunicación Isidro Catela.

Portada de La Pederastia en la Iglesia y la Sociedad, de Josep Miró i Ardèvol
Abusos sexuales y a menores hay en muchos ámbitos, son graves, y deben ser combatidos. Pero el libro especifica que en España lo grave es el desinterés de la clase política, que no hace nada por estudiar, detectar o combatir los abusos, y sólo les interesa hablar de ellos cuando sirven para atacar a la Iglesia.
Y lo denunciaban en la mesa dos ex-políticos, Miró y Mayor Oreja. El Defensor del Pueblo, con su sesgado informe, reafirma la seriedad de esta denuncia.
Acción común de los católicos, pese a las legítimas diferencias
Siendo expolíticos, ambos animan a los católicos a unirse en iniciativas conjuntas, aunque sea desde legítimas diferencias ideológicas.
Mayor Oreja explicó que aunque hace 30 años coincidieron como políticos en activo (él era Ministro de Interior del PP de Aznar, Miró era conseller de Agricultura en la CiU de Pujol), apenas se trataron. "Fue en las elecciones europeas de 2009 cuando tuve una conversación larga con Miró, y vi que compartíamos la preocupación por la falta de presencia de los católicos, su total descoordinación, sin encuadre ni encaje. Pese a nuestros orígenes políticos distintos, cada vez hemos coincidido más en el fondo del diagnóstico de lo que sucede en la Iglesia y en la defensa de los fundamentos cristianos. Esa relación ha ido a más y nuestras convicciones cristianas nos han acercado", explicó Mayor Oreja.
Ambos ex-políticos, el vasco y el catalán, animan a los católicos a trabajar unidos. "Si hay fundamentos compartidos y comunes, se puede trabajar en la misma dirección. Es un error pensar que todos los católicos han de tener exactamente las mismas posiciones políticas, pero también es error pensar que no pueden hacer nada conjuntamente. Trabajar eso requiere tiempo y esfuerzo. Aunque pensemos distinto en algunas cosas, si hay autenticidad en esos valores compartidos, habrá líneas de acción en común".
Mayor Oreja añadió después: "He terminado admirando a Josep Miró, sus intervenciones profundas y artículos brillantes, nos queda un recorrido en común: nos queda mucho por hacer". (Miró, de hecho, recibió el Premio ReligionEnLibertad 2023 en su categoría "Letras Breves", por sus columnas y artículos).
Sobre el relato político y de la prensa de izquierdas respecto a los abusos a menores, Mayor Oreja considera que detrás hay envidia e hipocresía. "Cuando hablan de la Iglesia, esa hipocresía sube a la enésima potencia. Hay detrás envidia a la institución [la Iglesia católica]. El historiador Remi Brague decía que Occidente se odia a sí mismo, porque odia todo lo que limite su libertad, y ahí incluye la nación, la familia y la fe. Es envidia a la fe, es decir, a la verdad absoluta. En España hemos visto este ataque que llegaba desde personas cercanas al Gobierno, como el Defensor del Pueblo, y de la prensa de izquierda. Hay casos de abusos, sí, pero lo terrible es la doble vara de medir. Si es con los compañeros de tu partido, ¡esa vara de medir se reduce y casi desaparece!"
El libro de Miró, dijo, es "un libro documentado, científico, estadístico, que muestra que si hay casos en la Iglesia, también los hay fuera de ella, incontables. Hay quienes buscan destruir un orden social y sustituirlo por otro. Es un libro que molestará a los que han usado esa injusta vara de medir".
Isidro Catela alabó la capacidad de divulgación del libro, especialmente tratándose de "un tema duro", como son los abusos.

Josep Miró en Madrid presenta su libro sobre abusos en la Iglesia y en la sociedad
Sobre la acción conjunta de los católicos en la política y la sociedad, Miró habló desde su experiencia de muchos años con católicos de distintas sensibilidades, primero en E-Cristians y ahora en Corriente Social Cristiana (en la que se ha integrado E-Cristians), además de su colaboración en plataformas como la Asamblea por la Vida y Dignidad.
"Cuando se dice que es difícil que los católicos actúen juntos es cierto", admitió Miró. Luego matizó: "Una cosa es llamarse católico y otra cosa es participar de los acuerdos fundamentales de la fe católica. La mayoría de católicos creo que sí pueden trabajar juntos, quizá con más dificultad en algunos temas. Pero lo que falla más es que para actuar bien ¡hay que ejercer las virtudes! Y tampoco es que la Iglesia insista demasiado en ello".
Políticos que desprecian la inmensa mayoría de los abusos
Miró explicó el sentido del libro: mientras los delitos sexuales aumentan en España, y afectan a multitud de menores, los políticos españoles se centraron en señalar a la Iglesia (donde hoy hay poquísimos de estos delitos) en vez de atender los entornos donde se producen más del 99% de los casos.
Los informes anuales sobre Delitos contra la Libertad Sexual del Ministerio de Interior detectan el doble de delitos de ese tipo que hace 7 años (Internet y los móviles tienen mucho que ver en eso). Los delitos sexuales son hoy unos 23.000 al año: cuatro de cada 10 suelen implican a menores.
Mientras el Informe del Defensor del Pueblo hablaba de abusos a varones adolescentes, con historias de los años 70 y 80 y 90, en la vida real de hoy, en la sociedad, la inmensa mayoría de víctimas menores de edad son chicas, muchachas de 14 a 17 años. "Ellas nunca son mencionadas en los debates que hablan de violencia contra la mujer", detalló Miró. El estudio del Defensor del Pueblo fue una herramienta miope, que miraba a una realidad gigantesca "desde el ojo de una cerradura".
Miró también recordó que el Defensor del Pueblo -el socialista Gabilondo- no tenía ninguna necesidad de aceptar el encargo de los políticos (fue iniciativa del PNV junto con el PSOE), y que la institución existe para proteger a la sociedad civil de las administraciones, y no para que las administraciones la usen para investigar y señalar a entidades civiles.
También detalló que un año antes ERC presentó una iniciativa que pedía investigar los abusos sexuales en todo el ámbito educativo, incluyendo escuelas públicas, universidad, etc... Fue derrotada en votación. A los políticos no les interesa combatir los abusos, sino señalar a la Iglesia. Pero con datos de Fundación ANAR Miró considera que "por cada caso vinculado al clero, hay 28 vinculados a maestros" (de todo el mundo educativo).
"Si sustituyeras 'abuso infantil' por 'delitos de drogas' e 'Iglesia Católica' por otra comunidad (no sé, 'marroquíes'), se montaría un escándalo, con razón, porque asignar delitos a una comunidad concreta es discriminatorio", dijo Miró. E-Cristians y One of Us presentaron un recurso de inconstitucionalidad por eso, pero el Tribunal Constitucional ya había sido ocupado por jueces afines al Gobierno de Pedro Sánchez.
Isidro Catela señaló que el libro es "exhaustivo en fuentes, muy riguroso, con un capítulo que se llama 'Datos, datos, datos'". Sin embargo, el Ministerio de Interior y las administraciones no hacen nada contra el crecimiento de los abusos.
Miró lo comparó a la violencia contra ancianos, o a la prostitución: temas que las administraciones no se atreven a abordar en serio. Con el agravantes de que los abusos a menores y jóvenes están mucho más extendidos, "es algo más ramificado, afecta a escuelas, a universidades, a centros de acogida... meter mano en serio a este tema les puede costar algo. Las víctimas no se manifiestan, no salen en manifestación en el Día del Menor, por ejemplo".
Un problema frecuente... que incomoda a cierta izquierda
Insistió en que con 9.000 denuncias anuales (y miles de casos que no se denuncian) se trata de una realidad frecuente, cotidiana, que requiere acción de los poderes públicos y la sociedad.
"Cierta izquierda se siente incómoda con estos temas, porque en los años 70 y durante muchos años, en Francia y en EEUU, se intentó eliminar la edad mínima para el consentimiento de relaciones sexuales. Sartre y Simone de Beauvoir firmaron un manifiesto pidiéndolo. Y la organización mundial ILGA, de homosexuales, hasta los 90 integró una organización llamada NAMBLA que defendía el sexo entre adultos y muchachos. Hay sectores que han coqueteado con eso", detalló Miró.
La Iglesia ha dado muchos pasos a mejor; otros no han dado ninguno
Miró considera que aunque en la Iglesia quedan muchas cosas por hacer, las medidas ya tomadas, de prevención, reparación y acompañamiento ya dan buenos frutos y hoy hay muchos menos abusos en entornos eclesiales. "Hubo un máximo en entorno eclesial entre los años 70 y los 90, y luego han decrecido mucho. Los políticos del Congreso se preocupan por un ámbito que abarca menos del 0,2% de los casos actuales".
También recordó que España es el único país donde el Estado ordenó investigar a la Iglesia y sólo a la Iglesia. El Parlamento alemán investiga aún hoy los abusos en toda la sociedad, el estudio francés lo encargó la propia iglesia, el australiano estudió a todas las religiones, el irlandés estudiaba correccionales de todo tipo y quien pidió perdón fue el Primer Ministro por la mala supervisión del Estado. Sólo los políticos españoles se han centrado única y exclusivamente en entornos católicos.
Humberto Pérez-Tomé, editor del libro, explicó la importancia de esta obra. "Se está mintiendo de manera brutal y la editorial Sekotia busca la defensa de la verdad. Buscábamos un libro que lleve a la verdad, aunque sea políticamente incorrecta. El ser humano siempre tuvo capacidad para corromper, pero nuestra época es puritana, nos escandalizamos mucho, pero no actuamos para corregirlo. Nos rasgamos las vestiduras por algunos curas, pero no por lo que hagan entrenadores o profesores", dijo el editor.
Animó, por ejemplo, a actuar tecnológicamente contra la pornografía e Internet, que llega a través de los móviles a los niños. Y detalló que "ahora ya hay redes de pedófilos a cargo de jóvenes y adolescentes". Sobre los políticos, dijo: "Tenemos un partido corrupto que habla de abolir la prostitución pero está metido en la prostitución hasta las cachas".
Preguntado por el público sobre las medidas de la Iglesia, Miró explicó que "hoy se producen las mismas críticas que hace décadas, como si la Iglesia no hubiera hecho absolutamente nada para mejorar, y eso es falso". Hizo una comparación: "Naciones Unidas tiene casos de abusos sexuales con menores; apenas se trata. Si comparas las medidas de la Iglesia con las de NNUU, en prevención, restitución, etc... no hay color. Los estados podrían aprender bastante de los procedimientos establecidos por la Iglesia, aunque siempre hay margen para mejorar".
Y señaló un caso mediático emblemático: el de las falsas tumbas de los internados indígenas canadienses. "Se quemaron iglesias, el Papa pidió perdón, Trudeau se implicó, pero la Policía de Canadá no movió un dedo, la Fiscalía tampoco y luego no había tumbas. Y nadie ha pedido perdón". Es un ejemplo de bulo anticatólico que luego ninguna autoridad refuta oficialmente.
En la sala estaba también Juan Carlos Corvera, de la Fundación Educatio Servanda y los colegios Juan Pablo II. "No podemos esperar que los obispos sean los primeros en moverse", dijo. En su opinión "hay una persecución que busca socavar la autoridad moral de la Iglesia y, si pueden, arruinarla económicamente".
Por su parte, el editor de Sekotia consideró que "los laicos tenemos herramientas técnicas, intelectuales y morales, pero muchas veces sufrimos una gran orfandad; hacemos esas tareas, porque creemos en ellas, pero luego no notamos un respaldo importante", dijo, refiriéndose al poco acompañamiento de obispos y pastores.
Sobre el activismo cristiano, dijo Miró: "Los laicos en la Iglesia tenemos un mandato que dice 'muévete, hombre'. Iniciativas como NEOS buscan que el que vota cada cuatro años se mueva más, actúe, se forme, sea consciente. La Iglesia podría hacer más, pero es una responsabilidad básica de los laicos. La Escritura no dice 'que no te vean, que no te oigan'. Lo que dice es 'vosotros sois la sal, sois el fermento'".