Sábado, 27 de abril de 2024

Religión en Libertad

Paisajes de western, visiones de Dios y tensión de terror psicológico

«Su Único Hijo» nos estremece en cines con el sacrificio de Isaac y la confianza de Abrahán

Abrahán en la película Su Único Hijo
Abrahán en la película Su Único Hijo

Pablo J. Ginés

Llega a los cines españoles Su Único Hijo, una película que aborda uno de los pilares fundacionales de la cultura occidental, la historia de Abrahán y el sacrificio de Isaac, pasaje bíblico que busca estremecer y también inspirar, igual que la película. Son 18 versículos en la Biblia, en Génesis 22, pero el director David Helling usa su película para repasar varios grandes momentos de la vida de Abrahán y enlazar con otros pasajes, incluso del Nuevo Testamento, enfatizando algunos símbolos.

La película se inicia con las estrellas, símbolo de la promesa de Dios: "Tu descendencia será numerosa como las estrellas".

Pero enseguida llega la petición: "ofréceme a tu hijo en sacrificio en el Monte Moriah". Es un inicio de terror psicológico y sacrificios bajo el sol que, a quien le guste el género de terror, le puede hacer pensar en Midsommar. Por supuesto, pensar en películas de sectas puede interferir con esta otra, basada precisamente en confiar en Dios.

Pero en este film la misma Sarah plantea la pregunta cuando Abram le dice por primera vez que ha hablado con Dios, allá en su juventud en Ur: "¿cómo sabes que ese dios es bueno?"

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Las promesas que tardan en llegar

Abrahán no se atreve a decirle a su esposa Sarah que va a sacrificar a Isaac, así que no tiene que convencerla de la necesidad de obedecer en este caso. Pero a lo largo de la película vemos que esa discusión surge muchas veces en su vida matrimonial: él ha recibido claras promesas y mensajes de Dios, pero ella no, ella sólo puede fiarse, y las promesas tardan años en cumplirse, y ella envejece y se marchita.

El viaje hacia Moriah dura tres días, y cinematográficamente tiene mucho de western. Filmado en California, con sus desiertos y amplios cielos, sus soldados de Abimelec a caballo y su caravana asaltada, su chica secuestrada y atada, y con el veterano Abrahán caminando junto al inocente Isaac, puede evocarnos westerns como "True Grit" (Valor de Ley).

"¿Por qué hay que ir tan lejos para hacer un sacrificio?", plantea uno de los criados de Abrahán. Parece que la respuestas es que los hombres necesitamos tiempo (y quizá caminar, por lo que vemos en la Biblia) para poder repasar lo que Dios ya ha ido haciendo por nosotros y así robustecer nuestra confianza.

Entender al padre y al hijo, para entender al Padre y al Hijo

Las películas funcionan con imágenes, pero la Biblia funciona con historias y palabras, con las promesas de Dios. Incluso el título: "Su único hijo" es lo que Dios pide que Abraham entregue. "Su único hijo" es lo que Dios entrega al hombre (Juan 3,16: "Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único").

El ser humano, de corazón duro, debe acompañar a Abrahán en su dolor y entrega como padre, para poder así entender el dolor y entrega de Dios Padre. Dios hace aquello que ya ha  mostrado que sabe bien que cuesta a los hombres.

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Visualmente se enfatiza la prefiguración de Isaac como Cristo: también él sube trabajosamente a la montaña cargado con su peso de madera, para ser entregado. Su inocencia y docilidad es la del cordero entregado al sacrificio. De su estirpe ha de venir el Verdadero Cordero.

Las escenas de los 4 hombres junto al fuego, haciéndose preguntas sobre la voluntad de Dios, nos llevan al libro de Job y sus tres amigos. Una posibilidad es decir: "te pasan cosas malas porque has hecho cosas malas". El mismo Isaac, varias veces, pregunta: ¿he hecho algo malo? No, lo sabemos, ni tampoco Job, y aún así lo pierde todo. "¿Tendrías fe si perdieras lo que tienes?" es algo que se plantea en esta película, como en Job.

La depravación antigua es la de hoy

Quizá por ser protestante, Helling insiste demasiado en la depravación del hombre, lo malo que es el hombre y cómo necesita ser salvado sin poder aportar mérito alguno. Un autor católico no insistiría tanto (tampoco el texto de Génesis).

Que hay hombres haciendo cosas malas es cierto y lo vemos en el mundo cada día, y en la película: uno ofrece prostitutas, pobres chicas secuestradas; otros llevan una chica presa y hablan de "hacer eunuco al muchacho, eso gustará en la corte". ¿Temas de la Edad de Bronce o de absoluta actualidad, en época de trata de mujeres y mutilaciones trans?

Pero ¿Y Abrahán? ¿No ha sido virtuoso en su vida? Nos recuerdan su impaciencia por tener descendencia "de mi carne". Instigado por Sara, se acostará con Agar y tendrá a Ismael. Es una historia que la película trae pero podía haber explorado más, aunque con el riesgo de distraernos de Isaac. En nuestra época de madres primerizas tardías, de miedo a perder la fertilidad y de famosas comprando bebés con vientre de alquiler, resuena más actual que nunca.

Abrahán y Sara fueron impacientes, debían esperar que Dios cumpliera según su manera, no forzar otra vía, que es además inmoral. (Nota para padres sinodales que ven mencionada la poligamia en un Instrumentum laboris del siglo XXI: cada vez que la poligamia aparece en la Biblia es para mostrar que es un desastre y fuente de violencias e injusticias).

Partir el pan: ¿memoria, recuerdo?

Una escena peculiar junto al fuego, es la de Abrahán hablando del sentido de hacer sacrificios a Dios mientras parte y reparte el pan. "¿Quién sabe si es una memoria, o un recuerdo?", comenta, sin dar conclusión. Es un tema eucarístico. Quizá un director católico lo habría reforzado con la historia del sacerdote de Salem, "el rito de Melquisedec".

La conclusión de la película, como en el Libro de Job, es que se necesita tener la visión amplia de todo para entender el plan de Dios entero. Es decir, la visión de Dios. Con el Nuevo Testamento tenemos una visión más amplia, pero la clave está siempre en confiar que Dios tiene formas de reconducirlo todo.

Por ejemplo, con la resurrección. Parece que el director considera (y sugiere sutilmente) que Abrahán tenía cierta idea, no muy clara, de que con la muerte de Isaac no acababa todo, porque Dios podía resucitar a los muertos (cosa que Cristo muestra que es el caso). Pero insistir en eso a nivel narrativo podía dañar la tensión de la historia.

Así, en Romanos 4,3 se nos dice por qué Abrahán es grande: no por su virtud ni hospitalidad, sino porque "creyó Abrahán a Dios y se le contó como justicia". Es grande por su confianza y docilidad.

Paisajes y actores

Es una película financiada por crowfunding, con poco presupuesto, que transcurre al aire libre, lo que enfatiza la vida austera y seminómada de pastores de los personajes, y también su voluntad de estar fuera de "la ciudad", ámbito de pecado. Los paisajes de western nos muestran una tierra más bien humilde y unos cielos hermosos llenos de promesa de Dios.

Se centra en el trabajo de los actores, que es soberbio en el libanés Nicolas Mouawad como Abrahán y en la iraní Sara Seyed como Sara, que nos emociona. Si se visiona en inglés, sus acentos extranjeros tienen sentido: Abrahán y Sara eran emigrantes de Ur. El joven Edaan Moskowitz interpreta a Isaac, quien nos puede parecer muy inocente, pero el significado bíblico nos pedía precisamente eso.

La película, por su austeridad y construcción sobre el texto y actores, envejecerá bien. Su capacidad catequética para adultos es inacabable: vale la pena organizar visionados en salas de cine seguidos de un cinefórum o explicación teológica (se pueden pedir aquí).

Siempre nos retará a confiar en Dios, y que a medida que envejecemos podremos retomarla con nuevas perspectivas, mirando lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, y confiando en lo que aún nos ofrece más adelante, según sus promesas.

Lea aquí la entrevista que ReL hizo al director de 'Su Único Hijo'.

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