Religión en Libertad

Llega a los cines la historia reciente de Javier Sartorius Milans del Bosch; de juerguista, a ermitaño pobre

«Sólo Javier», para elevarse, pararse y respirar hondo

El actor Tomás Farell interpreta a Javier Sartorius Milans del Bosch en la película Sólo Javier

El actor Tomás Farell interpreta a Javier Sartorius Milans del Bosch en la película Sólo Javiersolo javier

Pablo J. Ginés
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Sólo Javier llega a los cines de una docena de ciudades de España este fin de semana, contando la historia real de Javier Sartorius Milans del Bosch, de una conocida familia aristocrática y adinerada. Era juerguista y fiestero, pero pasó sus últimos 10 años como ermitaño pobre, en el santuario rural de Lord, en la Cataluña interior. Murió siendo seminarista. Antes, fue campeón de pádel-tenis en EEUU y misionero entre los pobres de Perú. Se ha abierto su proceso de beatificación.

La familia Sartorius ha apoyado esta producción, con sus testimonios, recuerdos y recursos. Si la comparamos con otras historias de santos españoles recientes jóvenes (por ejemplo, con la película sobre Rebeca Rocamora de 2024), comprobamos que Sólo Javier dispone de más medios. El joven director, Josepmaria Anglès, ha aprovechado mucho de lo aprendido en su película con Goya Producciones sobre la Virgen de Guadalupe.

Con drones en las montañas

El espectador puede viajar a los lugares que marcan las etapas vitales de Javier (Los Ángeles, la montaña en Perú, el santuario de Lord rodeado de una naturaleza impresionante, el monasterio cisterciense de San Miguel de Dueñas). Los cineastas se apoyan en el uso de drones con cámara para aprovechar visualmente los abismos y altibajos de las montañas, eco visual de los que vivió Javier.

Mauricio, el hermano de Javier, insistió en que los cineastas hicieran la experiencia de pasar unos días en Lord, para poder transmitir la vivencia espiritual de ese lugar, que tiene otro ritmo, otras elevaciones, que acercan al Cielo.  

Las partes testimoniales y las de exteriores están bien filmadas, son evocativas, pero tiene más mérito el trabajo de recreación de las partes ficcionadas o dramatizadas. Los actores son profesionales que nos llevan a la historia, no nos distraen, sino que nos arropan. Es muy buena la interpretación del joven actor Tomás Farell, la ambiciosa fotografía de Joan Girbau Xalabarder (Artista de Carrer) y la música de Luis Mir Filizzola (Children of God). Y tenemos las escenas de fiesta y discoteca, de pistas de tenis, del grupo hindú de meditación... Fluye con más naturalidad narrativa y visual que en otras películas que combinan testimonio real y docuficción. 

Tomás Farell interpreta a Javier Sartorius en esta película de docuficción, con escenas dramatizadas y testimonios reales

Tomás Farell interpreta a Javier Sartorius en esta película de docuficción, con escenas dramatizadas y testimonios realessolo javier

Los momentos que hicieron cambiar a Javier

La clave está en marcar los puntos en que Javier cambia. Él era juerguista, pero también sociable. Su sociabilidad le llevó a tratar a los sin techo. Era juerguista, pero como deportista era bastante disciplinado. En la playa vio un grupo haciendo yoga. Quizá por primera vez en su vida, se paró, se quedo quieto, tranquilo, en silencio. Y entendió que se necesita algo más, algo relacionado con el silencio, pero también con los pobres. La primera enseñanza es: ¡párate, haz silencio, escucha!

En Perú hablan mujeres que le conocieron siendo niñas, que le recuerdan con alegría y agradecimiento. Y misioneros que conocen el choque con la pobreza extrema. Fue allí donde, tras meses, Javier entendió que necesitaba a Jesús, seguirle, imitarle. Eso le llevaría al santuario remoto en la montaña, a cuidar ovejas y cortar leña. 

Al joven Javier Sartorius le gustaban las fiestas, era popular con las chicas y muy sociable... antes de hacerse ermitaño

Al joven Javier Sartorius le gustaban las fiestas, era popular con las chicas y muy sociable... antes de hacerse ermitañopelicula solo javier

La vocación hacia el silencio

Quizá a la película le falta más Jesús, y más Palabra de Dios. No hay duda de que Cristo y su Palabra impulsaban a Javier. Pero, quizá por su vocación hacia el silencio, se pierde la Palabra. También la imagen: no vemos apenas imágenes de cristos o vírgenes, rostros visibles en los que buscara reflejarse Javier. Por el contrario, habla mucho la naturaleza, las nubes, que son el elemento aéreo que tiende a elevarse y elevarnos. Toda la película lo hace, edificar y elevar. 

Todo santo es otro Cristo, incluyendo su pasión. La película da datos concretos y elegantes de la pasión de Javier, de su enfermedad, sin demorarse demasiado en ella. En realidad, la película dura 90 minutos. No es tan larga, un adulto entiende que hay que acompañarle en las fases de su vida, que fue corta. Pero a un público joven se le puede hacer más pesada. Sin embargo, para muchos se convertirá en un clásico del cine espiritual y de vocación. Ayudará a muchos a discernir. A todos, les animará a pararse y respirar hondo.  

Comprobar salas, ciudades y horarios en: solojavier.com

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