Up in the air, que ya tenemos encima la globalización

Mientras, la vida privada de Ryan no existe: ni lazos familiares, ni de amistad ni compromisos. La entrada en escena de la boda de su hermana pequeña, la aparición de su presunta alma gemela y la de su joven pupila Natalia (Anna Kendrick) harán cambiar la vida de Ryan, tanto en el sentido literal como en el metafórico. Y es que Natalia quiere poner fin a los trabajadores a través de Internet. Pero esta “libertad” se ve amenazada por su nueva colega, que le quita de un plumazo sus viajes, hoteles,…. Su trabajo. Él se revela e intenta demostrar su trabajo a Natalia, así como la inutilidad de las nuevas ideas. Otro hecho significativo en la película es la relación entre Ryan y su compañero vagabundo Alex (Vera Farmiga), que finaliza con la invitación a la boda de su hermana, en un intento de reconstruir su vida familiar. Pulido drama cómico comandado por el director y co-guionista Jason Reitman, basado en la novela de Walter Kirn, es inicialmente atractiva. Es también la historia de una conversión, con una conclusión moral ambivalente. Tan pronto nos presentan a un Ryan emocionalmente aislado, como nos enseñan su mochila, que pretende significar las cargas de su vida, es decir, ningún “problema” material ni familiar o social, porque es libre. Las escenas de los despidos y las reacciones de los despedidos fueron filmadas en situaciones reales acaecidas en empresas de Detroit, Michigan y St. Louis, Mo. Película no recomendable para que los menores de 17 años asistan sin adultos a su lado. Con desnudos traseros y lenguaje alusivo a masturbación y lesbianismo. Habrá quién piense que no es recomendable con estos datos, pero nada más lejos; La sociedad de hoy en día nos muestra estas facetas constantemente y nosotros tenemos que educar a nuestros hijos, no ocultarles la realidad. Paula Pasacal/ReL