León XIV, ciencia y universidad católica: herencia agustina y el precedente de León XIII

Robert Prevost, como Gran Canciller de la Universidad USAT de Chiclayo, impone honores universitarios en 2019
No hace mucho compartíamos con los lectores de ReL unas reflexiones sobre el magisterio de Francisco acerca de la conciliación ciencia-fe. Del mismo modo intentamos ahora presentar lo que hemos averiguado al respecto sobre León XIV.
Un Papa licenciado en Matemáticas
Robert Prevost disfruta de una sólida formación intelectual, de carácter multidisciplinar. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Matemáticas en 1977 y recibió un Doctorado Honoris Causa en Humanidades por la misma universidad en 2014, la Villanova University. Esta universidad fue fundada en 1842 por la Orden de San Agustín y dedicada al santo español Tomás de Villanueva (1486-1555), siendo una de las dos únicas universidades agustinas de Estados Unidos. La otra es el Merrimack College, en Massachussets.
Prevost se formó en Teología en la Catholic Theological Union de Chicago, su ciudad natal. Fue enviado a Roma, donde estudió Derecho Canónico en la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino donde se licenció y luego doctoró. Además habla cinco lenguas: inglés, español, italiano, francés y portugués, y en Perú dicen que al menos se maneja en quechua, que estudió en sus años misioneros.
Los agustinos y la ciencia
Ya la Orden de San Agustín a la que el nuevo Papa pertenece ha dejado a lo largo de la historia claras señales en lo que a conciliación ciencia-fe se refiere, algo a lo que en su día prestamos atención aquí en ReL, centrándonos especialmente en España.
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Aún hoy, los agustinos regentan el Real Centro Universitario El Escorial de Madrid, ubicado en el monasterio de El Escorial, hoy adscrito al grupo universitario CEU. Allí cursaron estudios universitarios desde Manuel Azaña al presidente del Gobierno Pedro Sánchez, pasando por numerosos ilustres personajes de ayer y hoy, así como también en el Real Colegio Alfonso XII.
El padre Enrique Flórez fue importante en el impulso a la incruenta y católica Ilustración Española en el siglo XVIII. También señalábamos a científicos agustinos asesinados en la persecución religiosa de 1936, tales como Arturo García de la Fuente, (1902-1936) Sabino Rodrigo, (1874-1936), Gerardo Gil Leal, (1871-1936), Matías Espeso (1901-1936), Bernardino Álvarez (1903-1936) o Mariano Revilla, nombres a añadir a la moda de la memoria democrática, para contrarrestar el fuerte sesgo ideológico anticatólico con el que está planteada. También recordábamos la figura del agustino Mendel, padre de la ciencia genética.
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El obispo Prevost, sobre la universidad católica
En 2016, León XIV era Robert Prevost Martínez, obispo de Chiclayo y Gran Canciller de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo en esa diócesis. Ese año pronunció el discurso de apertura del año académico, quizá el documento sobre ciencia-fe más importante de Prevost antes de llegar a ser Papa.
Sorprenden las coincidencias de dicho discurso con el pronunciado por Francisco en 2024 a la Federación Internacional de Universidades Católicas. Comenzó refiriéndose a importantes documentos del Magisterio de la Iglesia en cuanto a ciencia-fe. Menciona el documento “Gravissimum Educationis”, documento del Concilio Vaticano II sobre la cuestión de la educación cristiana, promulgado por el Papa Pablo VI el 28 de octubre de 1965 y el “Ex Corde Ecclessiae”, que aborda específicamente el compromiso de la Iglesia y las preocupaciones acerca de la Universidad Católica, promulgado por San Juan Pablo II el 15 de agosto de 1990 (25 aniversario), en los que según él se abordaba de modo significativo el tema “lo que hace que una universidad católica sea verdaderamente católica”.

Robert Prevost, en 2019, en un discurso como Gran Canciller de la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo, en Chiclayo
"Nosotros, que queremos caminar por el sendero que nos propone la Iglesia [...] como universidad católica, hemos de ser un verdadero centro de estudios superiores en donde se integren armónicamente el saber profesional, la investigación científica y la fe. Estas tres dimensiones de nuestro quehacer pedagógico y formativo están llamadas a constituir una auténtica síntesis integral, como fruto del diálogo y del respeto intelectual, y no de la coacción o la imposición irracional", proclamó.
Después de señalar que la Iglesia siempre ha pretendido el fomento de las disciplinas científicas según sus principios, sus métodos y la libertad propia de la investigación, integraba en su discurso enseñanzas del documento Gravissimum educationis momentum tales como una de las fundamentales misiones de la universidad católica, la de hacer ver "con más exactitud cómo la fe y la razón van armónicamente encaminadas a la verdad, que es una proponiendo a continuación cómo [...]la presencia del pensamiento cristiano en el empeño de promover la cultura superior, debe hacerse pública, estable y universal, posibilitando a los alumnos una formación que les haga hombres prestigiosos por su doctrina, preparados para el desempeño de las funciones más importantes en la sociedad y testigos de la fe en el mundo".
También mencionaba pasajes del Ex corde ecclessiae de 1990 para clarificar la identidad que como universidad católica debían tener, diciendo: "Hemos de ser, en cuanto Universidad, una comunidad académica, que, de modo riguroso y crítico, contribuya a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e internacionales ; y en cuanto 'católica' un ente que garantice de forma institucional la presencia cristiana en el mundo universitario frente a los grandes problemas de la sociedad y la cultura".
Cuatro puntos a exigir a la universidad católica
El obispo Prevost pasaba a continuación a señalar los cuatro puntos exigidos por la Iglesia a las universidades católicas para poder vivir con plenitud su misión:
- la inspiración cristiana individual y colectiva,
- una reflexión continua sobre el creciente tesoro del saber humano a la luz de la fe católica,
- la fidelidad al mensaje cristiano y al Magisterio,
- y buscar por encima de todo el encuentro con Dios que es el que da sentido a la vida.
Exhortó a los profesores a esforzarse por sacar adelante los principios del logotipo de la universidad ("Sabiduría, perfección y comunidad").
A los alumnos les pidió tomar en serio el ser cristianos con unas palabras del Papa Francisco en la Amoris laetitia (39-40): "Tengan cuidado de no ser arrastrados por la cultura de los provisorio, en donde todo es descartable, solo se usa y desecha, se gasta y rompe, se aprovecha y estruja, mientras sirva. Después, adiós. Una cultura así, empuja a muchos jóvenes a no madurar plenamente y, lo peor de todo, a no poder formar una familia porque llegan a sentirse privados de oportunidades en el futuro". Pedía también "el diálogo abierto y constructivo entre fe y razón en los diferentes campos de la sociedad en que se desenvuelvan" (Cfr. Carta del Santo Padre Francisco, con motivo de la celebración del día nacional de la Universidad Católica del Sagrado Corazón).
Prevost y el coronavirus: confesiones presenciales pero por móvil
Otra manifestación de su respeto por lo científico fue el modo de afrontar la pandemia de COVID. Prevost secundó las indicaciones científicas que las autoridades sanitarias indicaron en cuanto a evitar contagios, en la diócesis de Chiclayo (Perú), de la que era su obispo, viéndose obligado a cerrar las iglesias durante los primeros meses de pandemia.
Luego reabrió la catedral, estableciendo una serie de normas para evitar el contagio, haciendo uso de mamparas para distribuir la comunión en la mano, o realizar confesiones presenciales pero con el uso de móviles para evitar el acercamiento excesivo.
El precedente de León XIII y los límites de la filosofía
El mismo León XIV ha admitido que tiene a León XIII como referente. Este Papa fue llamado «restaurador de la ciencia cristiana». En su Encíclica «Aeterni Patris», de 1879, exponía la misión de la Filosofía "conforme a la doctrina de Tomás de Aquino", indicando que por sí sola no podía reparar el daño que había hecho a la humanidad con sus errores.
"Las solas fuerzas de la razón humana no son suficientes para rechazar y desarraigar todos sus errores.. Pero no por esto es razón despreciar ni preferir los medios naturales con que, gracias a la sabiduría divina que todas las cosas ordena con suavidad y eficacia, es ayudado el humano linaje; entre cuyos auxilios consta ser el principal el recto uso de la Filosofía... la razón, lejos de ser extinguida ni disminuida por la luz sobreañadida de la fe es antes perfeccionada por ella, acrecentada su virtud y hecha hábil para cosas mayores…La fe libra a la razón y la defiende, y la instruye, además con la noticia de muchas cosas".
León XIII describió con suma precisión el camino de degeneración de la Filosofía con estas palabras de rabiosa actualidad: «Hízose moda discurrir en materias filosóficas sin miramiento ni respeto alguno a la fe… de donde acaeció multiplicarse sin medida los sistemas de Filosofía, y nacer sentencias diversas y contradictorias hasta sobre las cosas que son principales en los conocimientos humanos. De la multiplicidad de opiniones se pasó a la incertidumbre y a la duda; y todos saben que de la duda al error no hay más que un paso. Este amor a la novedad pareció en algunas partes haber inficionado el ánimo hasta de los filósofos católicos –que es muy común en los hombres ser inducido a obrar por el espíritu de imitación; los cuales, dejando de lado el patrimonio de la antigua sabiduría, prefirieron en lugar de aumentar y completar lo antiguo con lo nuevo".
Esperemos en este Santo Año Jubilar, que como Francisco indicó, la esperanza no defraude, y que León XIV como el sabio escriba, tome del baúl lo nuevo y lo viejo y con ello pastoree sus ovejas.