El retorno de los albaneses al catolicismo: un testimonio

El Abbé Guy Pagès es un famoso sacerdote de la diócesis de París, que trabajó evangelizando en la República Islámica de Yibuti. Es muy popular en las redes tratando el tema del Islam y hace un mes publicaba esta carta que recibía desde Bruselas. DIOS SEA BENDITO POR LOS SIGLOS.

Abbé Pages - 25 de junio de 2025

Les escribo desde Bélgica.

Soy abogado, patriota albanés y, desde el 15 de septiembre de 2024, católico.

Apostaté públicamente del islam tras muchos años de investigación, dudas y oraciones. Un análisis profundo de los textos del islam sunita fue, para mí, una explosión interior: destrozó mis certezas y destruyó todas mis ilusiones. Sin embargo, en medio de este vacío, la lectura de varios libros, entre ellos «Dios, la ciencia, las pruebas», de Olivier Bonnassies y Michel-Yves Bolloré, me reconcilió por primera vez con la idea de un Creador. Entonces, una nueva luz alumbró mi búsqueda espiritual.

Mi padre, historiador, se llamaba Mohamed. Abandonó el islam y fue bautizado el día de su 70.º cumpleaños, el 9 de mayo de 2024, Día de Europa. Ahora se llama Belisar, en homenaje al general bizantino Belisario, de origen ilirio.

Junto con mi padre y otros intelectuales albaneses, antiguos musulmanes bautizados, fundamos la Liga Albanesa para el Retorno al Catolicismo, con sede en Bruselas (en albanés: Lidhja Shqiptare për Rikthim në Katolicizëm me seli në Bruksel), de la que soy portavoz francófono.

Pero hoy no quiero hablarles de mi padre ni de mí.

Les escribo hoy para informarles de un profundo movimiento de retorno al catolicismo entre los albaneses, especialmente en Kosovo. Este movimiento es una respuesta natural a una verdad que estamos redescubriendo: nunca hemos sido musulmanes en nuestra alma ni en nuestra historia más profunda.

Los albaneses son descendientes directos de los ilirios, un antiguo pueblo indoeuropeo que se cristianizó en los primeros siglos. El apóstol Pablo escribió a los romanos: «Desde Jerusalén y por todos los alrededores, hasta el Ilírico, he proclamado en plenitud el evangelio de Cristo» (Rom 15,19). Esto evidencia una vocación temprana: estamos entre los primeros cristianos de Europa.

De nuestras tierras surgieron algunos de los más grandes emperadores romanos, conversos o protectores del cristianismo: Constantino el Grande, de origen ilirio, nacido en Moesia (actual Niš, a tiro de piedra de Kosovo), fue quien puso fin a las persecuciones y otorgó al cristianismo su reconocimiento imperial. Diocleciano, Justiniano I, Graciano y Teodosio I, todos de origen ilirio, moldearon la Europa cristiana. Y más tarde, la Iglesia universal incluyó en sus filas al papa Clemente XI Albani, de origen albanés.

Nuestro héroe nacional, Gjergj (Jorge en español) Kastrioti Skanderbeg, se alzó en nombre de Cristo para defender a la Europa cristiana contra el Imperio Otomano, lo que llevó al Papa Calixto III a otorgarle el título de Atleta Christi.

Y dimos al mundo a Santa Madre Teresa, testigo del Evangelio y luz para toda la humanidad.

El islam, por otro lado, nunca fue una elección libre para nosotros. Nos fue impuesto por la espada otomana. A pesar de cinco siglos de ocupación, la gran mayoría de los albaneses nunca lo practicaron. Nuestros antepasados eran criptocatólicos: musulmanes de apariencia, cristianos de corazón, fieles al Evangelio en la intimidad de sus hogares.

Esta lealtad oculta ahora está saliendo a la luz. El 20 de octubre de 2023, en Decan, Kosovo, setenta albaneses se pusieron de pie y declararon públicamente: «A partir de hoy, ya no somos musulmanes». Desde entonces, miles más los han seguido. No por odio hacia los demás, sino por el deseo de volver a ser ellos mismos.

Y estoy convencido, con gravedad pero sin énfasis, de que lo que renace aquí podría extenderse a otros lugares. No como una moda pasajera, sino como una reacción profunda: el deseo de liberar a nuestros pueblos del despojo espiritual.

Padre mío, tus vídeos me han acompañado mucho antes de mi regreso a Cristo. Tus palabras, firmes y arraigadas, pero serenas, me han conmovido. Me han demostrado que es posible luchar sin perder la paz interior, amar la verdad sin convertirse en ideólogos, seguir siendo católico sin caer en el relativismo.

Por eso, hoy, tras meses de reflexión, me permito escribirte: no para preguntar, sino para dar testimonio.

Te escribo para informarte de que algo renace aquí. Una nación herida que redescubre su fe original. Una tierra cristiana que rechaza las cadenas del islam y redescubre sus raíces.

Lo que ocurre hoy entre los albaneses no es anecdótico. Este regreso al catolicismo es una reacción vital contra la islamización progresiva, contra la pérdida del yo. Pero también, y sobre todo, es un impulso de resurrección.

Y quizás también una señal dirigida a toda Europa, un mensaje discreto a esta Europa descristianizada, amnésica y desorientada, recordándole que la memoria cristiana de los pueblos nunca muere del todo. Espera. Observa. Y, a veces, resucita. Lo que estamos viviendo los albaneses bien podría presagiar un cambio más amplio.

Porque Europa, si ha de renacer, primero lo hará desde sus márgenes.

Padre mío, le agradezco su dedicación y valentía.

Si lo desea, será un honor para mí conocerlo o conversar con usted.

Fraternalmente en Cristo,

En nombre de la Liga Albanesa para el Retorno al Catolicismo,

Ardian JEZERCI

Bruselas, 25 de junio de 2025

P.D.: Me tomé la libertad de compartir tres de sus cortos de YouTube, que traduje fielmente al albanés, en nuestras páginas de Facebook y TikTok, y le pido disculpas por no haberle pedido permiso previo. En total, han obtenido casi 90.000 visualizaciones, lo cual, considerando los aproximadamente 10 millones de hablantes de albanés en el mundo, es considerable. Si lo considera útil, eliminaré estos videos a la primera solicitud.