El corazón de san Francisco de Sales (y 4)

Faltaba por llegar a Mantua el tercer grupo de hermanas, que había partido de Lyon en dos pequeños grupos, los días 18 y 26 de marzo de 1793.

La salida de las últimas hermanas estuvo llena de dificultades. La sobrina de una hermana externa, que por su edad no pudo ser incluida entre las que saldrían hacia Italia, amenazó a las hermanas con denunciarlas ante el Ayuntamiento. En esto la hermana externa Petra Alejo Chavanne fue llamada al municipio y encarcelada por haber regalado un Sagrado Corazón a una ciudadana. Después de ser liberada, gracias también al Sr. Servan, las hermanas apresuraron la salida el día 26 de marzo de madrugada, conducidas por la intrépida guía que condujo a Ginebra a la M. Superiora y compañeras. La Sra. Catalina llevaba ahora consigo la preciosa reliquia del Corazón de San Francisco de Sales. Fuera ya de Francia y por tanto de peligro reveló la guía su secreto a las hermanas, y llegadas a San Mauricio mostraron la reliquia al Obispo de Puy, lo mismo hicieron en Sion a su Obispo, quienes veneraron con gozo y esperanza de tiempos mejores la reliquia del Santo; la guía tuvo que regresar a Lyon, pues un día después de abandonar Sion, recibió la noticia de que dos de sus hijos se encontraban gravemente enfermos.

Precisamente en Sion se habían reunido con las hermanas que habían salido de Lyon el 18 y, estando en Briga, preparándose para atravesar el Simplón, tuvieron la alegría de recibir a la última hermana que quedaba por salir de Lyon, la hermana Ana Victoria Bosche, que había sido retenida por su madre en Lyon, y llegada la ocasión huyó en busca de su comunidad, arrostrando toda clase de dificultades; en Briga quedó enferma la hermana Petra Alejo Chavanne y la hermana María Francisca Chesne, para cuidarla. En el monasterio de Arona fueron acogidas fraternalmente por la Comunidad Salesa, se vieron revestidas del Santo Hábito y más tarde llegaban el 26 de abril de 1793 al monasterio visitandino de Milán con la preciosa reliquia del Santo Fundador; con este motivo el Sr. Arzobispo, Mons. Felipe Visconti, mandó fuera expuesto al día siguiente en la Iglesia de las Salesas a la pública veneración y el Vicario General de Milán, Mons. Hércules María Bonanomi, extendió el 27 de abril un documento donde se autenticaba tal reliquia, previo el reconocimiento canónico. Las hermanas de Belle Cour dejaron como recuerdo un fragmento del Corazón de San Francisco de Sales a la comunidad visitandina de Milán.

Desde Milán a Mantua fue un viaje triunfal el de estas hermanas Salesas, pues llevaban consigo el tesoro del corazón de su santo Padre y Fundador… Todos se felicitaban de tener en Mantua tal precioso tesoro y las hermanas derramaban lágrimas de gozo y reconocimiento, haciéndoseles soportable todo lo anteriormente sufrido en su Patria. Posteriormente en procesión llevaron la preciosa reliquia al nuevo monasterio donde las hermanas visitandinas de Lyon encontraron finalmente la paz del claustro, que durante tantos meses habían anhelado. Era el 1 de mayo de 1793, cuando la Comunidad de Lyon pudo reiniciar su vida comunitaria en Italia, una vez finalizada la huida de las hermanas. El Sr. Obispo de Mantua, monseñor Juan Bautista de los Condes de Pergen, satisfecho de poseer en su diócesis tal reliquia, la autentificó solemnemente el 21 de febrero de 1794.

Después de nuevas dificultades y destierros, (Krumau y Wittingau, Bohemia 1796-1800; Viena 1800-1801; Venecia 1801-1913) finalmente la Comunidad visitandina de Belle Cour (Lyon) se trasladó a Treviso, Italia en 1913, donde se custodia hasta el día de hoy la preciosa reliquia del Corazón del glorioso San Francisco de Sales.