Religión en Libertad

Hoy, en Zaragoza

Esta tarde se celebra una Jornada Martirial en Santa Engracia

Detalle de uno de los sarcófagos paleocristianos del siglo IV que se conservan en la Basílica de Santa Engracia de Zaragoza

Detalle de uno de los sarcófagos paleocristianos del siglo IV que se conservan en la Basílica de Santa Engracia de Zaragoza

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Como ya informamos semanas atrás se celebra esta tarde una nueva Jornada Martirial de un solo día, en Zaragoza. Incluso aquí podéis leer esta entrevista. En octubre de 2013 ya celebramos las XI Jornadas Martiriales en este mismo lugar, como publicamos en su momento: aquí, aquí y aquí.

Aquí el intenso programa de esta tarde:

Programa de los actos a los que se convoca en esta tarde de lunes.

Programa de los actos a los que se convoca en esta tarde de lunes.

Con la generosidad a la que nos tiene acostumbrados Martín Ibarra, director de la Jornada, nos ofrece poder leer su conferencia que lleva por título:

OCHO EJEMPLOS DE PERSECUCIÓN RELIGIOSA DURANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA Y SU POSTERIOR DESENLACE EN LA DIÓCESIS DE ZARAGOZA por Martín Ibarra Benlloch

La persecución religiosa en España se dio desde el inicio de la Segunda República, siendo de distinta intensidad, según las zonas y los años. Todo esto sucede también en la diócesis de Zaragoza, donde contamos con numerosísimos ejemplos de esta persecución. En esta conferencia voy a poner ocho ejemplos simples de persecución religiosa durante la Segunda República, a los que añadiré el desenlace posterior de los protagonistas. La mayoría de estos ejemplos se refieren a sacerdotes diocesanos, algunos de los cuales morirán como mártires. Comenzaremos con un ejemplo no de perseguido sino de perseguidor, para dar a entender que la realidad de la persecución religiosa y del martirio no se debió única y exclusivamente a los milicianos procedentes de Cataluña o de Valencia que llegaron en el verano de 1936. Algunos de estos perseguidores –quizás la mayoría-, ya estaban aquí en 1931, 1932, 1933 o 1934.

1. Hoz de la Vieja

Empecemos por Hoz de la Vieja, pueblo de las Cuencas Mineras de Teruel. Sobre Daniel Moliner escribe el regente de Hoz de la Vieja en junio de 1931: «Daniel Moliner Macipe tiene dos hijos, varón y hembra ninguno de los cuales se me han presentado para recibir la 1ª Comunión. Que dicho Sr. Moliner es un impío, que como barbero que es, está haciendo continuamente en la tienda una propaganda satánica entre los mozos y hombres de este pueblo» . Cuando se nombró alcalde a Daniel en la primavera de 1936, prohibió celebrar misa y todos los actos religiosos .

El miércoles 29 de julio de 1936 el sargento del Ejército Tomás Prats Palacián, ayudado de milicianos locales y de algunos mineros de Utrillas, procedió a la detención de numerosos vecinos de derechas de Hoz de la Vieja . Así se refiere en el informe de la persecución religiosa: En los primeros días «fueron detenidos y encarcelados una veintena de vecinos del pueblo solamente por ser católicos prácticos encontrándose entre ellos el que suscribe, el Sr. Juez, el Médico, Ayuntamiento de derechas, Sr. Fiscal, etc., etc., haciendo guardia en la Ermita del Calvario donde nos encerraron unos mineros de las Minas de Utrillas capitaneados por un médico llamado don Ignacio Turón y por un practicante llamado D. Daniel Moliner Macipe que ejercía de alcalde en el nuevo ayuntamiento revolucionario» . Pasados unos días los pusieron en libertad; muchos huyeron como pudieron.

El que persiguió durante la República, también lo hizo durante la Guerra.

2. Don Florencio Muniesa Royo

La Gaceta de 6 de febrero de 1932 publicó un decreto secularizando todos los cementerios de España. En muchos ayuntamientos de España comienza esta secularización, suprimiendo la separación entre el cementerio católico y los demás .

El nuncio de España escribió un despacho al Secretario de Estado Eugenio Pacelli el 7 de abril de 1932, en el que le informa del cambio que le ha parecido conveniente de unas oraciones dentro de la santa Misa. Se sustituye una larguísima oración llamada «et fámulos», por otra «Pro Papa» y «Contra persecutores Ecclesiae» . Fueron constantes las voces que hablaron, desde este momento, de una persecución religiosa contra la Iglesia Católica . El 2 de marzo, Manuel Azaña realizaba su iniciación masónica, rodeado de cuatro ministros .

Don Florencio Muniesa (Estercuel, 1869/Estercuel, 2-IX-1936) era beneficiado de Alloza y encargado de Andorra. En esta última localidad le multan por asistir a dos entierros revestido, «el uno por haberlo así dejado dispuesto el difunto y el otro un parvulito, cuya manifestación fue requerida por su familia imponiéndole el gobernador la multa de 250 pesetas» . En Ojos Negros multan a don Manuel López por ir a atender a una anciana enferma, confesándole y llevándole el viático, «por haber realizado esa procesión». Y escribe don Manuel al obispado: «¿Qué hay con respecto a enterramientos? Hay que estar prevenidos, por cuanto aquí, la masa socialista, parece pretender que un Cura no vaya a las casas a buscar los cadáveres y en ese caso, ¿qué hacer?»

Estallada la Guerra, don Florencio se escondió sabiendo lo que le podía suceder y en cuanto pudo huyó a su pueblo de Estercuel, el 24 de agosto de 1936, donde se refugió en casa de unos familiares. En un registro que hicieron el miércoles 2 de septiembre a las 6 horas lo capturaron y condujeron a la cárcel municipal. Poco después, al llegar al barranco de la Peña Negra lo fusilaron, en un viñedo. Durante su tiempo de huido y de preso, se mantuvo siempre rezando y muy sereno .

Perseguido durante la Segunda República y perseguido en la Guerra.

3. Don Mariano Portolés.

Don Mariano Portolés Piquer (Valdealgorfa, 1898/Valdealgorfa, 18-VIII-1936), fue regente de Los Olmos de octubre de 1928 a noviembre de 1931, en que pasó a ser ecónomo. En el mes de marzo de 1932 escribe al obispado de Zaragoza informando que le han denunciado ante el gobernador civil de Teruel por no dejarles tocar las campanas. «Ya sé que no tienen derecho a ello, pero en este régimen y en previsión de que se hiciese efectiva», acabará cediendo. Al pasar delante del centro político «me arrojaron unos residuos de fruta; por la noche vinieron a insultar y decir ¡muera el cura! Es inútil reclamar a las autoridades, pues lo hice anteriormente con asuntos peores».

En la mañana del martes 18 de agosto de 1936 hubo pregón en Valdealgorfa (Teruel) por el cual se requería de inmediato la presencia de los sacerdotes o de lo contrario sufrirían consecuencias los que los ocultaran, incluida la pena de muerte. Los sacerdotes, entonces, se fueron presentando poco a poco y los detuvieron en el calabozo del ayuntamiento: el coadjutor don Pascual Cervera , don Mariano Portolés Piquer, don Lorenzo Franco -capellán de las clarisas que había huido por la terraza el día anterior cuando entraron a registrar en la casa de Luis Giner Puchol donde se escondía y le confiscaron todos sus objetos personales- , el escolapio P. Clemente Merino Piquer y don Manuel Fuster Pellicer -regente de Las Parras de Martín, ordenado hacía un mes y medio-, el 2 de julio. Don Mariano Portolés escribió desde la cárcel a su madre: «Dichoso yo, si muero mártir. Que Dios me dé fuerzas, para no renegar de mi fe» .

Durante las pocas horas en que coincidieron, sabemos que existió un ambiente de oración continuo y que tanto los sacerdotes como los laicos aprovecharon para confesarse. Sobre las 17,30 horas de ese día 18 fueron sacados todos los sacerdotes. A ellos se les unieron los laicos que se hallaban presos en la capilla del Buen Suceso: Carlos Esteban Membrado, José María Agud Ruiz , Aurelio Albesa Gualis , Pablo Pardo Pueyo y Máximo Gualis Gómez . Fueron conducidos a las inmediaciones del cementerio, a la partida llamada Mas de Marcos. El trayecto fue terrible: «fueron sacados a las 18 horas, entre un cordel de milicianos armados, de los calabozos del Ayuntamiento hasta la plaza del Convento, por las calles en que pasaban había hogueras quemando los objetos religiosos, al objeto de que estos presenciaran tal ignominia y a continuación les hicieron montar en un camión custodiado de milicianos y en llegando frente a la capilla del Buensuceso, que servía de cárcel, pararon el vehículo e hicieron subir en el mismo a seis paisanos que se hallaban encerrados en la citada capilla y ambos fueron fusilados en el mismo lugar en la Fuente de la Tejería» . El P. Clemente Merino Piquer, escolapio, les dio la bendición. Allí murieron fusilados, habiendo perdonado a los asesinos y con gritos de ¡Viva Cristo Rey!

Perseguido durante la Segunda República y perseguido durante la Guerra.

4. Don Pedro Gracia Bailo

Don Pedro Gracia (Monforte de Moyuela, 1872/Alcañiz, 4-VIII-1936), párroco de Alcañiz escribe en mayo de 1932: «he sido multado e igualmente cuatro señoras de Acción Católica por el sr. Gobernador de Teruel, imponiendo la multa de 50 pts. a cada una de las señoras y la de 150 pts. al que suscribe. ¿Causa? El reparto entre los feligreses de hojitas de propaganda católica editada por la casa editorial Sr. Vilamala de Barcelona». «La realidad es porque el Sr. Alcalde que padecemos y los que le siguen no pueden ni quieren tolerar otras ideas y propagandas que las suyas» . Por lo que interrumpe el reparto mensual de 3000 hojitas.

Se recuerda lo que don Pedro Gracia comentó en varias ocasiones a las señoras de las Conferencias de San Vicente de Paúl: «La Revolución viene con todo el cúmulo de horrores sobre nuestra Patria. Sólo Dios lo podría evitar. Pero, ¡son tantos los pecados de los hombres…! Preparémonos, por si Dios nos quiere mártires» . Debió de ser en la primavera de 1936 cuando don Pedro Altabella –futuro canónigo de la basílica de San Pedro de Roma- le comentó a su tío don Pedro Gracia Bailo, párroco y arcipreste de Alcañiz, que cuando viera los síntomas de la persecución religiosa se marchara. El párroco Gracia le contestó: «Eso, hijo mío, tú que eres joven y puedes dar mucha gloria a Dios, pero nosotros ya, que no servimos para nada…».

El sábado 25 de julio de 1936, el párroco don Pedro Gracia se refugió en casa de don Mariano Lagüéns que estaba paralítico, con el que se confesó. Mosén Pedro fue asesinado el martes 4 de agosto. Conocemos detalles de su muerte, porque el asesino lo comentó con una enfermera del Hospital de Alcañiz, Primitiva Pastor Mejuto. Le dijo: «¿Ves?, al cura de Alcañiz, nadie se atrevió a matarlo más que yo» . Encontraron a don Pedro cuando iba por la calle del Carmen vestido de paisano. Enterado el miliciano que era un sacerdote, sacó su pistola y le obligó a ir por la bajada del cuartel de la Guardia civil hasta llegar al huerto de Díaz, donde le asesinó.

Perseguido durante la Segunda República, perseguido durante la Guerra.

5. Don Lorenzo Abizanda Carnicer

En la segunda quincena de enero de 1932 se proclamó el comunismo libertario en dos pueblos de la provincia de Teruel, Alcorisa y Castel de Cabra. Se apoderaron del ayuntamiento y del polvorín del ferrocarril en construcción de Teruel a Alcañiz. «En Alcorisa colocaron dos bombas frente al cuartel de la Guardia civil, explotando una, que causó desgracias. Los revoltosos cortaron todas las comunicaciones. Han salido fuerzas del Ejército de Zaragoza y de Teruel y de otros sitios con órdenes concretas y severas. (…) Se dice que los revoltosos de estos dos pueblos han intentado prender fuego a las iglesias, ignorándose por el momento si lo han conseguido» . Un grupo numeroso fue recorriendo las casas de los vecinos de derechas para desarmarlos.

Parece que detuvieron en 1932 al párroco de Castel de Cabra don Lorenzo Abizanda Carnicer (Alcañiz, 1886/Alcañiz, 31-VII-1936), con intención de quemarlo, pero fue impedido en el último momento. En la crónica de Heraldo de Aragón, que mandó a un periodista a recorrer la zona, cuenta que los anarquistas obligaron al alcalde y secretario municipal para que les entregaran las llaves del ayuntamiento, arrojando la documentación a la plaza y quemándola. Quemaron la bandera española y dieron vivas al comunismo libertario. «Después se encaminaron al polvorín que tiene la Compañía encargada de las obras del ferrocarril, apoderándose de varias cajas de dinamita. A todo esto un grupo de revoltosos había apilado una gran cantidad de leña, con el propósito de quemar al cura párroco don Lorenzo Abizanda. Cuando las turbas se disponían a cometer tal hecho, llegó otro automóvil ocupado por varios individuos, que lanzaban los siguientes gritos: -¡Hemos fracasado! ¡No hagáis nada! Al oir esto, los ocupantes del primer auto tomaron nuevamente el vehículo desapareciendo precipitadamente» .

En febrero de 1936 nombraron a don Lorenzo Abizanda Carnicer párroco de La Portellada. Se mantuvo en el pueblo hasta el 23 de julio, en que sus hermanos vinieron a buscarle y se lo llevaron a Alcañiz. Allí encontró la muerte el día 31de julio .

Perseguido durante la Segunda República, perseguido durante la Guerra.

6. Don Rafael Galve y su madre Tomasa Comín

No murió mártir don Rafael, pero sí su madre.

En Letux la Sociedad Tradicionalista celebró en 1932 la festividad de Santiago. Por la mañana hubo misa solemne por el alma del fallecido Jaime de Borbón. Por la tarde una velada organizada por la Asociación de Margaritas. La participación y el entusiasmo fueron muy grandes. El párroco de Lagata, don Rafael Galve, acompañó diferentes números con el harmonium . Dos años más tarde nos encontramos con una agresión contra don Rafael y su familia: «Fue llevada a cabo la cobarde agresión por un grupo de jóvenes extremistas. Fue gravemente herida la anciana madre del párroco. Este y un hermano resultaron también heridos. Entre los agresores figuraban dos hijos del alcalde». Doña Tomasa Comín Morales, madre de don Rafael, falleció al día siguiente . El asesino fue posteriormente indultado.

Como un anticipo de lo que sucedería en el año 1936, el alcalde de Lagata prohíbe rezar el rosario en los domicilios particulares. Este es el comunicado que recibió uno de los vecinos en mayo de 1933:

«Habiendo observado que en la reunión que tienen los días festivos cantan en voz alta el cántico de la Aurora, en casa de usted, o en la que corresponde de sus amigos, usando de mis atribuciones queda prohibido por mi autoridad dicho canto desde hoy; apercibiéndoles que si infringen este mi mandato, les denunciaré al excelentísimo señor gobernador civil. De quedar enterado en su nombre y en el de sus compañeros, firmará el enterado que devolverá en esta Alcaldía. Viva usted muchos años. Lagata, 24 de mayo de 1933. El alcalde, Miguel Tello» .

Perseguidos durante la Segunda República, algunos hasta la muerte.

7. Don Antonio Insa y una institutriz austriaca.

El 9 de diciembre de 1933 se implantó el comunismo libertario en Mas de las Matas durante dos días, cesando al llegar fuerzas del Ejército. Varios de los detenidos entonces por los anarquistas, serán detenidos nuevamente en el verano de 1936 y fusilados. Esta es la crónica de Heraldo de Aragón.

«El día nueve del actual, en las primeras horas de la madrugada, estalló en esta localidad un movimiento de carácter revolucionario comunista.

Los revoltosos tomaron las carreteras, caminos y demás vías de comunicación, interceptándolas con árboles y maderos. También recogieron las armas que tenía el vecindario e intentaron apoderarse de la casa cuartel de la Guardia civil.

Durante la refriega que sostuvieron los guardias con los revolucionarios, resultó un guardia herido y los cinco restantes fueron desarmados. También consiguieron apoderarse los revoltosos de la Casa ayuntamiento y Juzgado municipal, quemando en la plaza de la República cuantos documentos y efectos existían en dichos departamentos oficiales, cortando la línea de la estación municipal telefónica y quemando el teléfono.

A las tres de la tarde fueron conducidos al Ayuntamiento los concejales don Félix Portolés, don Luis Trullenque y don Justo Villalba, los propietarios don Pascual Portolés, don Emilio Zuera y don Ricardo Martín, el cura párroco don Constantino Larraz, el coadjutor don Antonio Insa, cinco guardias civiles y el secretario del Ayuntamiento don José María Herrero. Todos ellos quedaron detenidos a disposición del Comité revolucionario y a las siete de la mañana del día siguiente fueron puestos en libertad.

También se apoderaron los revolucionarios de la iglesia parroquial, causando desperfectos valorados en unas doscientas cincuenta pesetas.

Las pérdidas ocasionadas por los revolucionarios son incalculables.

A las cuatro de la tarde del día de ayer se presentó un comandante y un capitán de la Guardia civil al mando de una sección de la Benemérita, consiguiendo restablecer la tranquilidad en el vecindario» .

Ahora veamos una carta de don Antonio Insa, sacerdote de Mas de las Matas, que fue detenido durante esta revolución:

«Estoy enterado de que el Sr. Cura comunicó a V.E. los atropellos y barbaries que los revolucionarios de este desgraciado pueblo, cometieron con los sacerdotes, con algunas personas y con la guardia civil». «Fui reclamado por el Jefe de la fuerza para averiguar y detener a los confesos de la rebelión». «Al día siguiente de recobrar G.D. mi libertad de las manos de los sicarios que nos tenían detenidos con propósitos siniestros declarados por ellos mismos, se presentó mi familia a buscarme. Pude disuadirles de ello. Hoy mismo me escriben diciéndome que lo más el sábado mandan a buscarme a toda fuerza» .

Es decir: los sacerdotes y otros feligreses fueron amenazados de muerte. Las familias eran conscientes de ello y deseaban a toda costa que se marcharan de allí.

En Zaragoza capital se puso una bomba en la iglesia del Seminario de San Carlos; causó desperfectos y hubo un hombre herido de gravedad. También se intentó incendiar el convento de los Pp. Capuchinos, sito en el barrio de Venecia. Leamos lo que sucedió en este convento, para comprender qué pensarían, a partir de aquel momento, muchos feligreses:

«Cuando el grupo de extremistas irrumpió en la iglesia del convento de los Capuchinos, se hallaba confesando una señorita de nacionalidad austriaca llamada María Rosa Hofilger, que presta sus servicios como institutriz en casa de don Matías Bergua.

Los revoltosos amenazaron con las pistolas a la señorita y al sacerdote que se hallaba en el interior del confesionario, y rociaron a éste con gasolina, prendiéndole fuego.

Las llamas prendieron en las ropas de la señorita María Rosa, que estuvo a punto de perecer abrasada.

Cuando el sacerdote pudo salir del confesionario acudió en auxilio de la institutriz, logrando después de no pocos esfuerzos sofocar las llamas que la envolvían.

La infortunada señorita resultó con quemaduras en diferentes partes del cuerpo, de pronóstico reservado.

Según nuestras noticias, la institutriz tiene el propósito de presentar una reclamación ante el cónsul de su país.

El sacerdote resultó ileso» .

Perseguidos durante la Segunda República, con riesgo de sus vidas.

8. Beato Zósimo Izquierdo Gil

Don Zósimo Izquierdo (Villahermosa del Campo, XII-1895/Calanda, 30-VII-1936), sacerdote de Huesa del Común, escribe en septiembre de 1932, que el sábado robaron en la iglesia. «El domingo al ir a tocar a misa primera no pudieron abrir el sacristán ni el herrero. Habían dejado las puertas cerradas, pues no podía pasar la llave, pues habían dejado estropeada la cerraja. El sacristán que tiene 14 años y un acólito con una escalera pudieron penetrar por un agujero (no cabe un hombre) de la torre y por el interior del templo desclavaron la cerraja» . Esto se hizo en otras muchas iglesias, también de la diócesis de Barbastro .

Don Zósimo fue nombrado regente de Castelserás en julio de 1935 y ecónomo de la misma población en diciembre. Comenzada la Revolución, se hicieron numerosas detenciones en Castelserás: Librado Canalda Gil, secretario del ayuntamiento de 64 años, de Acción Popular ; el párroco don Zósimo Izquierdo Gil fue detenido en su domicilio por Miguel Mencía Hernández –presidente de la Casa del Pueblo- y José Giménez Royo , Miguel Cerezuela Catalán; Valero Tejel Cano y su hijo el coadjutor don José Tejel Albacar. También detuvieron a un estudiante dominico de Calanda. Coincidieron con dos religiosos dominicos, el P. José María Muro Sanmiguel y fray Joaquín Prats Baltueña que habían escapado del convento de Calanda . Se prepararon con la oración mental y el rezo del rosario, ante lo que consideraban un inevitable martirio . Don José Tejel y su padre Valero Tejel Cano, fueron detenidos en su domicilio. Los del Comité ofrecieron a Valero que apostatara, pero éste se reafirmó en su fe cristiana. No en vano era padre de dos sacerdotes, José y Mariano, cura de Cañada de Verich . Fueron llevados ese mismo día a las inmediaciones de Alcañiz, donde fueron asesinados de inmediato . Este jueves 30, a las 24 horas subieron a un coche a don Zósimo Izquierdo y a los dos dominicos de Calanda y pasado el río Mezquín los fusilaron en la Venta de Gómez, del término municipal de Alcañiz . Antes de morir, perdonaron a sus asesinos .

Un balance

En enero de 1932, en Huesa del Común, están a punto de quemar vivo al sacerdote don Lorenzo Abizanda. Ese mismo año, se multa a don Florencio Muniesa por asistir revestido a dos entierros. En marzo de ese año 1932 se multa a don Mariano Portolés por no dejar que se toquen las campanas con fines políticos, además de que se le insulta y se grita de continuo ¡mueran los curas! En Huesa del Común se ponen objetos para impedir abrir la cerradura de la iglesia.

En diciembre de 1933, los revoltosos queman a un sacerdote y una institutriz austriaca en un confesionario de Zaragoza. En Mas de las Matas, detienen al sacerdote y otros muchos vecinos, que corren riesgo de muerte.

Como en el primer ejemplo que hemos citado, los perseguidores vivían aquí, en los pueblos de la diócesis. Su odio a la Iglesia Católica y a Jesucristo les llevaba a querer instaurar un nuevo orden. A la persecución oficial de los gobernantes, le seguía una persecución directa sobre los sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos.

La persecución no se improvisa. Se da desde el principio de la segunda República. Y la paciencia de muchos españoles –católicos españoles-, contenida durante muchos años, acabó saltando por los aires en el verano de 1936.

El historiador Martín Ibarra Benlloch

El historiador Martín Ibarra Benlloch

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