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Amar a Dios nos conduce a la santidad
🔹San Agustín. Sermón 125, 7🔹

San Agustín. Sermón 125, 7
Amando a Dios, nos hacemos dioses [llegamos a la santidad]; pero amando al mundo, [sólo] se nos llama mundo (San Agustín. Sermón 125, 7)
▶️En el contexto de la Espiritualidad Católica: Esta frase del Sermón 125, nos invita a elegir entre dos caminos: el camino de la trascendencia a través del amor a Dios, y el camino de la inmanencia, del conformismo con lo humano, a través del amor al mundo..
La primera parte de la frase puede sonar impactante, incluso para algunos un poco atrevida. ¿Cómo podemos ser como dioses? Pero San Agustín no está hablando de convertirnos literalmente en deidades. Lo que quiere decir es que, al amar a Dios con todo nuestro ser, mostramos la imagen divina que llevamos en nosotros. De esta forma nos elevamos por encima de nuestra naturaleza humana limitada y participamos de la naturaleza divina. Alcanzamos la santidad, que es la unión íntima con Dios, la plenitud del ser. El amor a Dios nos diviniza, nos hace partícipes de su Gracia y nos permite reflejar su amor en el mundo.
Después llega el contrate de caminos. Amar al "mundo" no significa amar la creación de Dios (que es buena), sino amar las cosas mundanas con apego desordenado, los placeres pasajeros, la vanidad, el poder, el dinero como fin en sí mismos. Cuando nos enfocamos en estas cosas, nos reducimos a ellas. Nos convertimos en seres puramente terrenales, sin aspiraciones más elevadas. Nos quedamos atrapados en la inmanencia, sin posibilidad de trascender. Simplemente "se nos llama mundo", nos identificamos con lo superficial y lo efímero.
Como ya hemos comentado otras veces, el amor a Dios no es un mero sentimiento, sino una fuerza transformadora que nos impulsa a crecer en virtud, a superar nuestros defectos y a vivir de acuerdo con su voluntad. Nos acerca a la imagen y semejanza de Dios que llevamos dentro. El apego a las cosas materiales nos esclaviza, nos impide ver la verdadera belleza y la verdadera felicidad que se encuentran en Dios. Nos distrae de nuestra vocación a la santidad. Esta frase nos recuerda que estamos constantemente eligiendo entre amar a Dios y amar al mundo. Cada decisión que tomamos, cada pensamiento que tenemos, cada acción que realizamos, nos acerca más a Dios o nos aleja de Él. Incluso si decidimos no actuar y ser pasivos, la pasividad nos aleja de Dios y de los dones que nos ha conferido.
▶️En el contexto de la evangelización digital, debemos intentar reflejar a Dios por encima de todas las cosas. Debemos utilizar las redes sociales para promover los valores del Evangelio, para compartir nuestra experiencia de fe y para invitar a otros a descubrir el amor de Dios.
#SantidadEsAmarADios. Este hashtags puede ser utilizado para compartir reflexiones, testimonios y herramientas sobre cómo amar a Dios y cómo alcanzar la santidad en la vida diaria.
▶️ Preguntas para reflexionar: ¿Qué significa amar a Dios en nuestra vida diaria? ¿Cómo podemos demostrar el amor a Dios a través de acciones, palabras y pensamientos? ¿A qué cosas mundanas estamos apegado? ¿Qué nos impide amar a Dios con todo nuestro ser? ¿Estamos realmente buscando la santidad? ¿Estamos dispuestos a dejarnos transformar por el amor de Dios? ¿Cómo podemos ser un instrumento del amor de Dios en las redes sociales?
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