Religión en Libertad

Un sacerdote en las redes

Con el P. Hernández Ayllón, del encuentro con Cristo a la misión en las redes sociales

Ángel Hernández Ayllón, sacerdote y misionero digital.

Ángel Hernández Ayllón, sacerdote y misionero digital.

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Ángel Hernández Ayllón, párroco, es un sacerdote católico español que ha dedicado su vida a la predicación y la evangelización. Párroco y ex-vicario de la diócesis de Osma-Soria, es también capellán de prisiones y un apasionado de la Renovación Carismática. Su hogar en Golmayo se ha convertido en un refugio para más de 150 inmigrantes sin papeles. 

Ha encontrado en internet un poderoso instrumento para llevar el Evangelio a miles de personas en Instagram, Facebook y TikTok , ha logrado combinar su pasión por la predicación con la creatividad y la innovación de las redes sociales. 

En esta entrevista, comparte su experiencia de conversión, su visión de la Iglesia y cómo utiliza las redes para anunciar el Evangelio, promover la solidaridad y la justicia social, y llevar a las personas a un encuentro más profundo con Cristo.

Ángel Hernández Ayllón.

Ángel Hernández Ayllón.

-¿Cómo se siente al recordar su experiencia de conversión y cómo cree que ha influido en su ministerio y su visión de la Iglesia, especialmente en relación con la Renovación Carismática y la importancia de la música cristiana en su vida?

-Recordar, volver a pasar por el corazón, los momentos de mi conversión y encuentro personal con Jesús son muy emotivos. En esos momentos tuvieron parte decisiva, como instrumentos de Dios, mis padres, mi párroco y un sacerdote del Opus Dei, D. Patxi Domingo Uriarte. D. Patxi ha sido un hombre referente en lo que soy y, desde luego, doy gracias a Dios por él muchas veces.

»El primer día que me conoció y casi la primera hora, me propuso abiertamente la vocación al sacerdocio, sin miramientos, sin complejos, sin evaluar pros y contras…: ¡Oye Ángel! ¿has pensado alguna vez en ser sacerdote? Esa pregunta fue mi Damasco, mi caída de ‘mi mundo’.

»La música ha estado muy presente en mi vida, pero, sobre todo fue a los cinco años de ordenarme cuando una familia, padres de un seminarista, me regalaron una ‘cinta pirata’ de La Raíz, era una gira de Martín Valverde en España. En aquel concierto Luis Alfredo intervenía de organizador y telonero de Martín. La familia que me regaló la cinta era de la Renovación Carismática y, provocaron, sin saberlo, una renovación y conversión en mi vida. La primera canción de Martín era ‘Alguien te ama’ su predicación en un momento decía: ‘Si para ti algo es importante, por pequeño que sea, cuenta que para Dios también lo es’.

»La señal cierta de que Dios había provocado ese encuentro fue que en aquel entonces yo fumaba 50 cigarrillos diarios. Era profesor y formador en el Seminario y atendía pueblos. 

»Cuando escuché a Martín, me provocó tal alegría y confianza que llamé a la familia para darles las gracias por esa ‘maravillosa cinta pirata’, a lo que me invitaron a que les visitara en su casa de Almazán. Nos citamos y cuando entré en su casa me recibieron con mucho amor; al poco rato pedí, por favor, si me dejaban fumar, a lo que con ‘disgusto’ me permitieron, pues nadie en la casa fumaba. Yo expresé lo difícil que era dejarlo y el mal que me hacía, a lo que sin pensarlo se ofrecieron a orar por mí, yo accedí, pero de repente tenía cuatro manos encima de mi cabeza y un sentimiento de incomodidad que me llevó a apartarle y a decirles que dejaran de orar de esa manera. 

»Entonces, Rafa me dijo: "Ángel, si Dios te ama y, de eso no hay ninguna duda, Dios quiere que seas feliz y libre y si el tabaco lo impide oramos en el nombre de Jesús para que te libere de esa esclavitud, pues Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre". Sin pensarlo, me habían anunciado a un Jesucristo vivo… Realmente yo lo hacía, anunciaba a Jesucristo, pero no creía que realmente pudiera sanarme; o lo que no creía es que fuera real y estuviera vivo y preocupado por mis cargas; ‘el venid a mí todos los cansado y agobiados…’ para mí eran palabras… Ese día me despedí de ellos, agradecido, pero con la resistencia de que oraran por mí.

»Cuando llegué a casa pensé que eso mismo que habían pretendido hacer para mí, era lo que yo hacía con el pueblo de Dios. También tenía la resistencia de saber que ellos eran laicos y yo era el ‘elegido’ (sacerdote)… Al día siguiente, Dios me regaló humildad y les llamé para volver a verlos y orar.

»El día que quedamos me confesé y por la tarde oramos, yo un poco nervioso por la unción de manos…, pero, más allá de todo, hubo un momento que Rafa me pidió que me imaginara el calvario, la cruz de Cristo y que hiciera el gesto de acercarme y depositar al pie de la cruz el tabaco… Realicé el gesto, que con el paso del tiempo he descubierto que fue una declaración de fe y un abandonarme en el amor de Dios expresado en la sangre de su Hijo. Ese momento fue un encuentro con Dios que se acercó en misericordia y sanidad a mi vida y me susurró en forma de sanidad, también interior, pues me llenó de gozo sacerdotal y de una fe muy grande de saber que Dios ‘sí obra’ y de que Jesús sí está vivo en medio de nosotros. Pasé de ser reportero a ser testigo.

»A partir de ese momento fui conociendo y alimentándome de la Renovación Carismática. Al mes aproximadamente recibí la Efusión del Espíritu Santo de manos de D. Alejandro Balbás. Conocí a Luis Alfredo con el que viajé a Brasil y donde conocí personalmente a Martín Valverde, con quien mantengo una relación fraterna y trabajamos juntos en algunas ocasiones. He sido y espero que siga teniendo la oportunidad de ser capellán de músicos en giras con Martín Valverde.

»El elemento musical es fundamental en mi vida, ministerio y pastoral. Cada miércoles les encomiendo en la Misa. Gracias a todos.

-¿Cómo cree que la Iglesia puede aprovechar las redes sociales para anunciar el Evangelio y llevar a las personas a un encuentro personal con Cristo, y qué papel juega la creatividad y la innovación en este proceso?

-He sido gratamente sorprendido pues hace unos años mi presencia en las redes era muy ‘limitada’. Fue a través de Martín Valverde y mi hermano Eduardo los que me convencieron de hacerme presente en esos espacios tan visitados y concurridos actualmente.

»Creo que, en cualquier medio, plataforma, realidad humana, acontecimiento…, debemos aprovechar para sembrar la semilla del Evangelio. Hoy hay muchísimos mensajes que son tóxicos para nuestros jóvenes: la frivolidad, el secularismo, el relativismo, lo inmanente, una sexualidad desordenada, mensajes en contra de la fe… 

»Creo que la misión como cristianos, desde el espacio que cada uno ocupe, tiene que ser sembrar en positivo los valores del Reino de Dios. Aplaudo a aquellos que son defensores apologetas de la ‘sana doctrina’, pero creo que la siembra desde ‘el grano de mostaza’, desde ser sal y luz, desde sembrar en lo cotidiano sin imposiciones, es la clave, eso sí con gozo, con educación y respeto, pero sin perder oportunidad. Cada bautizado tenemos que ser altavoces del amor misericordioso de Dios, que en Jesucristo es Buena Noticia y cumplimiento de las promesas de salvación (Is 61).

»Sí creo que, como dices, la creatividad e innovación siempre nos pueden ayudar, siempre que no nos quedemos en las formas, en el envoltorio, en la seducción de lo visible. 

»Como cristianos, siempre tenemos que apostar por la excelencia e intentar mostrar que nosotros mismos somos los primeros que creemos en lo que estamos comunicando y transmitiendo. Además, de técnicas y métodos creativos, formatos innovadores, algo que se hace necesario revisar es nuestro lenguaje, no todos entienden ciertos conceptos religiosos, que encierran verdades profundas, pero que para los iniciados o alejados resultan de una gran complejidad. El criterio de realidad es el que tiene que dirigir la creatividad e innovación a formas y lenguajes directos, pero comprensibles. Un criterio de la transmisión del mensaje cristiano es la inculturación, pero otro es que lo presentemos de forma significativa y comprensible.

»Dios en este sentido fue super-creativo pues asumió nuestra naturaleza y nos sorprendió igualmente con el Espíritu Santo que es el Creativo que da unidad en la diversidad y que reparte dones y tareas a todo bautizado.

-Usted ha estado involucrado en la creación del canal de YouTube de la Diócesis de Osma-Soria. ¿Cómo cree que las redes sociales pueden ayudar a la Iglesia a llegar a las comunidades rurales y a aquellos que se sienten desconectados de la Iglesia, y qué mensaje quiere transmitir a través de este medio?

-Sí, hace años, siendo Vicario de Pastoral y con la ayuda de grandes colaboradores, José Luis Martín y otros, vimos la oportunidad de ampliar y llevar las actividades a todos los rincones de la diócesis

»Es verdad que cada generación tiene sus métodos de conocimiento y, cuando hablamos con nuestros mayores de ‘redes sociales', algunos no terminan de entender, pues para ellos lo preferente ha sido el trato personal; sin embargo, también está en el esfuerzo que nosotros debemos poner para iniciarles en cosas muy sencillas a las que puedan acceder como vehículos, no solo informativos, sino también de formación y alimentación diaria.

El canal diocesano Youtube es una herramienta válida y eficaz para llegar a todos los rincones de la diócesis y para que cada diocesano pueda acceder al conocimiento de todo lo que la diócesis con mucho esfuerzo realiza.

-Su hogar en Golmayo ha sido un refugio para más de 150 inmigrantes sin papeles. ¿Qué le inspiró a abrir sus puertas a estas personas, y qué mensaje quiere transmitir a aquellos que se sienten llamados a ayudar a los más necesitados?

-Son ya muchos años los que comparto mi espacio vital con personas necesitadas. Soy capellán del Centro Penitenciario de Soria, por eso, hace años comencé a acoger presos de permiso, terceros grados o en libertad condicional. 

»Simultáneamente, acogía a personas en situación de calle y, ahora, una vez que Cáritas se encargó de los permisos penitenciarios, entonces, comencé a recibir migrantes y refugiados sin papeles; también continuamos recibiendo personas en situación de desprotección social, la población invisible que existe en todas las ciudades.

»La verdad es que ha sido leer el Evangelio desde la clave de la hospitalidad y descubrir que ‘el otro’ (Hb 13, 1-2; Mt 25, 35)

»Nos llevamos la sorpresa que en un disco de Migueli, la última canción ‘Pasa. Salvemos la hospitalidad’, entre otros, nos la dedicaba a nosotros. La letra recoge muy bien nuestra visión del Hogar ‘San Óscar Romero’, que es quien nos da luz y confirma que podemos vivir el Evangelio con la radicalidad de entregarnos a los más necesitados: ‘Soy culpable de dar de comer al hambriento, culpable de dar de beber al  sediento, culpable de haber acogido al que está sin papeles, culpable de abrirle mi casa al que casa no tiene…

»Es una vida muy intensa, pero no puedo concebir mi ministerio sin esta realidad, es una parte de la celebración eucarística diaria, igualmente sacramental, pues en algo visible se esconde una realidad invisible en la que Dios también nos habla, interroga y desafía a un mundo mejor, dando buenas noticias de parte de Dios a quienes solo tienen malas noticias de parte del mundo. 

»En estos años hemos acogido a más de 170 familias, con momentos fáciles, alegres, gozosos y otros más complicados. También damos de comer, vestido y atendemos otras realidades urgentes: ropa de abrigo, mantas, medicinas, ayudas para luz y calefacción… 

»En este momento en el Hogar San Óscar Romero estamos 28 personas de varios países. La variedad religiosa también ha sido enriquecedora: musulmanes, cristianos evangélicos, ortodoxos católicos…; también han llegado personas con una indiferencia religiosa, frialdad, algunos también con rechazo, pero hemos podido ver cómo la acción de Dios día a día va tocando la vida de cada uno y nos va abriendo a su presencia en lo pequeño, sencillo, en lo cotidiano, en las relaciones y momentos de celebración, de trabajo…

-¿Cómo cree que la Iglesia puede abordar el tema de la despoblación y el envejecimiento de la población en las áreas rurales, y qué papel juega la parroquia en la promoción del desarrollo local y la justicia social?

-Cuando nos ordenamos sacerdotes en esta diócesis de Osma-Soria somos conscientes que la realidad de la diócesis es pequeña, rural, afectada por una despoblación, en la que gran parte del año los pueblos están casi vacíos. 

»Como sacerdotes seguimos asistiendo a los pueblos, en muchos casos puntualmente y no siempre por motivos religiosos; no son pocas veces las que acudimos para visitar, ver cómo están los pocos que quedan o ‘echar un ojo’ al templo. 

»Es verdad que en nuestra diócesis están muy definidos los tiempos: en invierno las personas se concentran en los pueblos grandes y en la ciudad y en verano la gente acude a los pueblos. Como Iglesia nuestra presencia permanece incluso en lo pequeño, siendo fermento, sal y luz. Las personas sí agradecen la presencia.

»Es claro que el anuncio del evangelio y la vivencia de la fe no han de aspirar a grandes masas y grupos de personas. La presencia de Iglesia se tiene que definir no por criterios de productividad, eficacia económica, respaldo y aprobación social… La fortaleza de la Iglesia es sacramental, escondida, pero eficaz. Son múltiples las historias de personas agradecidas en la sencillez de nuestras comunidades. 

»Es verdad, por otro lado, que en muchos pueblos no hay relevo ni humano ni cristiano y se siente la pobreza y soledad. Desde este rincón virtual agradezco el ejemplo de sacerdotes y comunidades que han mantenido la fe en lo pequeño, en lo sencillo, en las inclemencias y abandonos de algunos, pero se han mantenido sólidos en la conservación de tradiciones populares y en una fe que forma parte de la esencia irrenunciable en sus vidas.

-Usted ha hablado sobre la importancia de la solidaridad y la caridad en su labor pastoral. ¿Cómo cree que la Iglesia puede fomentar una mayor conciencia social y solidaridad en las comunidades que sirve, especialmente en relación con los colectivos marginados y excluidos?

-Mi experiencia ministerial siempre ha girado en dos realidades: el anuncio de Jesús y la cercanía a los pobres. No puedo entender la una sin la otra; creo sinceramente que Jesús unió ambas realidades. De hecho, en la oración que Jesús nos enseñó nos enseñó igualmente a decir ‘Padre nuestro’ y ‘Pan nuestro’, por eso, creo que la credibilidad no sólo está en asegurar unas verdades custodiadas y enseñadas por la Iglesia a lo largo de la historia, sino también, a descubrir esa otra presencia real, aunque misteriosa de Jesús en los pobres: ‘Tuve hambre y me distéis de comer…’ (Mt 25). Jesús dijo ‘esto es mi cuerpo’, pero fue el mismo Jesús quien dijo también ‘estuve desnudo y me vestisteis’. Los santos Padres nos recuerdan esta obligación, entre ellos destaco a san Juan Crisóstomo.

»Como cristianos que nos alimentamos de la Eucaristía, que es presencia real y verdadera de Cristo, debemos saber que nos convertimos en personas eucarísticas e igualmente debemos entregar nuestro cuerpo y derramar nuestra sangre por aquellos que son imagen de Cristo y en los que Cristo también sufre y en las realidades humanas más cercanas a nuestra vida.

»Animo a los que lean esta entrevista a que descubran el discurso de  Lovaina de Monseñor Romero. ‘La dimensión política de la fe desde la opción por los pobres. Una experiencia eclesial en el Salvador’. Me atrevo a entresacar y compartir tres frases: ‘La verdadera persecución se ha dirigido al pueblo pobre, que es hoy el cuerpo de Cristo en la historia. Ellos son el pueblo crucificado, como Jesús, el pueblo perseguido como el Siervo de Yahvé. Ellos son los que completan en su cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo. Y por esa razón, cuando la Iglesia se ha organizado y unificado recogiendo las esperanzas y las angustias de los pobres, ha corrido la misma suerte que Jesús y de los pobres: la persecución’; ‘Para dar vida a los pobres hay que dar de la propia vida y aun la propia vida’; ‘La gloria de Dios es que el pobre viva.’

»Creemos que desde la trascendencia del evangelio podemos juzgar en qué consiste en verdad la vida de los pobres; y creemos también que poniéndose del lado del pobre e intentando darle vida sabremos en qué consiste la eterna verdad del evangelio’.

»Creo que la Iglesia debe posicionarse también social y políticamente en las causas humanas. Son muchas realidades humanas en las que Dios también está presente y en las que la Iglesia no debe perder la oportunidad de hacerse presente. Es loable la posición de la Iglesia en favor del no nacido, pero, igualmente debemos estar pública y expresamente en cualquier otra realidad humana de dificultad y pobreza.

»La dimensión política de la fe no es una cuestión ideológica de partidos políticos, aun cuando haya cristianos comprometidos desde la ‘caridad política’, pero, como decía Monseñor Romero en el mismo discurso de Lovaina: ‘Esta opción de la Iglesia por los pobres es la que explica la dimensión política de su fe en sus raíces y rasgos más fundamentales. Porque ha optado por los pobres reales y no ficticios, porque ha optado por los realmente oprimidos y reprimidos, la Iglesia vive en el mundo de lo político y se realiza como Iglesia también a través de lo político. No puede ser de otra manera si es que, como Jesús, se dirige a los pobres…’ Soy consciente de que a algún político español le molesta que la Iglesia haga declaraciones en favor de los más necesitados y exprese su lectura de la realidad, pero, no podemos ser neutrales e indiferentes, de ahí que Monseñor Romero insista: ‘Como Iglesia no somos expertos en política ni queremos manejar la política desde mecanismos propios. Pero la inserción en el mundo socio-político, en el mundo en que se juega la vida y la muerte de las mayorías, es necesaria y urgente para que podamos mantener la verdad y no solo de palabra, la fe en un Dios de vida y el seguimiento a Jesús’.

-Con una presencia en las redes sociales que llega a miles de personas, ¿cómo cree que puede utilizar este medio para llevar a las personas a un encuentro más profundo con Cristo, y qué papel juega la oración y la intercesión en este proceso?

-Creo que las redes juegan un papel importante en la difusión del Evangelio, pero considero que luego y, además tienen que darse propuestas concretas que faciliten y promuevan el encuentro y la vivencia de la fe en comunidades pequeñas donde se pueda orar, compartir la Palabra, confrontar la vida, celebrar la eucaristía y la penitencia, estar comprometidos con las realidades humanas, sociales, políticas…, y dejar que los pobres nos comprometan y desafíen a la construcción de un mundo mejor y podamos, junto a ellos, vivir el Evangelio en clave pascual.

-La oración, en todas sus formas, intercesión, alabanza, petición, acción de gracias… es una de las notas que identifican la comunidad cristiana, pues somos conscientes que nuestra fe está edificada en la presencia real y actuante de Cristo resucitado. Vamos más allá de ritos, mandamientos…, vivimos la presencia de Cristo en su Evangelio, que es buena noticia. 

»Nuestra misión es hacer posible vivir una fe encarnada, real, que sea buena noticia para todos, que pase de fórmulas aprendidas o de relatos en los que los protagonistas son otros, a una experiencia personal, a un saborear a un Dios vivo y a estar convencidos que a Dios le interesa nuestra vida.

»La oración nos relaciona con un Dios que no es energía o rutina, sino una persona que nos ama y nos descubre que nuestra relación con Él no es por méritos nuestros, sino por misericordia y gracia.

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