El desorden tiene buen empaque, pero mal contenido
Cuando el “todo vale” se vuelve el principio de una vida eso genera que el desorden entre en escena y lo descuadre todo. Al inicio, suena bien, atractivo, como si eso nos liberara de un sistema normativo, pero tarde o temprano, aunque más bien temprano, eso pasa factura, confunde, adormece y, en casos extremos, lleva a que la persona se pierda a sí misma en medio de los excesos. Tiene buen empaque, pero mal contenido. La fe, en cambio, aunque su portada no sea, de entrada, súper atractiva, cuenta con un contenido de excelente calidad que enseña a disfrutar las cosas sanas de la vida que, desde luego, son muchas.