Recuperar lo sencillo de la vida cristiana
Tal vez lo más básico y sencillo se olvida con más facilidad; y aquello que se omite, va desvirtuando los contornos. La identidad como católicos parece en algunos momentos desdibujada, con perfiles borrosos, difuminados, porque en ocasiones los elementos fundamentales, sencillos, los tenemos algo olvidados. La identidad católica debe ser reafirmada, sin mezclas extrañas, sin síntesis con otras formas de vida, para dar un testimonio claro y elocuente de lo que somos y de lo que vivimos. Difuminada o disimulada la identidad católica, podríamos ser una sal que ya no sazona nada o una luz que se oculta y no ilumina. Esta identidad hemos de fortalecerla, sencillamente, sin imponer a nadie, en el plano personal (cada uno), en el familiar y en el comunitario. Ser católicos es profesar el Credo, pero adquiriendo a la par un estilo de vida propio, una manera de vivir, una mentalidad, una sensibilidad, y todo acompasado por la liturgia y la oración, la vida espiritual. Todo lo que hacemos, cómo vivimos, nos divertimos, los criterios económicos, la forma de trabajar, todo lleva la impronta de nuestra propia identidad, para no vivir divididos o en compartimentos estancos. Y a veces, lo más sencillo o elemental de la vida cristiana, está descuidado.