Cáritas es eclesial
De la secularización interna de la Iglesia, pocas cosas se libran: un espíritu de postmodernidad exige desacralizarlo todo, olvidar la propia identidad, relegar lo católico al silencio y ofrecer una propuesta filantrópica, de un genérico "amor", de un servicio social, de una ayuda, sin que se vea su conexión real ni con el Don de la Caridad ni con la Iglesia misma. En la liturgia esta expresión de la secularización está clarísima, y muchísimas veces la hemos abordado, pero también hay otras dimensiones de la vida católica que están afectadas; entre ellas, también Cáritas. Cáritas, nada más hay que ver bien su nombre, es la prolongación de la Cáritas sobrenatural, del Amor de Dios entregado, que la Iglesia recibe y luego comunica a todos santificando en la liturgia, evangelizando en la predicación y catequesis, acompañando a los enfermos, sirviendo a los necesitados. Son todas áreas de la vida de la Iglesia irrenunciables, y prestamos un mal servicio a la verdad, cuando, con mentalidad secularizada, olvidamos todo y centramos el para qué sirve en la Iglesia en un simple "ayudar a los pobres"; mal servicio prestamos cuando, olvidando la originalidad del cristianismo, la reducimos a las prestaciones sociales y servicios asistenciales que la Iglesia realiza. ¿Acaso la Iglesia es simplemente una ONG más? Ya Benedicto XVI, en su primera encíclica, puntualizaba estos aspectos que es bueno recordarlos. Ninguna ideología (y sabemos que hay "teologías" que son "ideologías") puede guiar la acción caritativa de la Iglesia:
Nace del amor de Cristo, buen samaritano, y forma parte de la naturaleza de la Iglesia misma:
Algo que no debemos olvidar, sino potenciar, es la identidad cristiana de cada uno de los miembros de Cáritas. El amor de Cristo es su motor, y la Iglesia su hogar, su familiar; trabajan y sirven en la comunión de la Iglesia, ayudando, colaborando, a las necesidades de quien sufre, sabiendo que es la Iglesia, y Cristo mismo por medio de él, quien opera por medio de Cáritas:
Cáritas tiene su cometido propio prolongando el amor de Cristo, pero libre de partidos e ideologías; no es su fin ni su ámbito el cambio de estructuras o las manifiestos reivindicativos con el lenguaje mundano. Es otra su órbita:
Más claro aún, si cabe, es un discurso dirigido a la Cáritas Internacional, buscando reforzar la identidad católica de Cáritas, tan diluida muchas veces, por desgracia, en lenguajes secularizados o con documentos con análisis y una visión un tanto apartada del Magisterio. Si el discurso del Papa está dirigido a Cáritas Internacional, bien se puede luego aplicar a Cáritas nacional, diocesana y parroquial. Desde luego es una lección sublime del Papa poniendo en claro aspectos en ocasiones diluidos:
¿No os parece que hay mucho que revisar, reajustar? ¿No os parece que esa identidad católica nacerá cuando todos y cada uno de los miembros de Cáritas cultiven una intensa espiritualidad y vida interior, oración y sacramentos? ¿No os parece que, por su vinculación, quienes trabajan tan bien en el campo de la Caridad, serán los primeros en cultivar una vida eucarística, potenciar la adoración al Santísimo, porque de ahí nacerá la verdadera Caridad y la mirada de amor a cada hombre necesitado?