Sábado, 27 de julio de 2024

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El Sagrado Corazón de Jesús en la Biblia.

El Sagrado Corazón de Jesús en la Biblia.

El Sagrado Corazón de Jesús en la Biblia.

por Convertidos Católicos

El mes de Junio la Iglesia lo dedica al Sagrado Corazón de Jesús, concretamente el 7 de Junio de este año celebramos la festividad del Sagrado corazón de Jesús. Una devoción muy antigua, que se remonta a Santa Margarita María de Alacoque  (1647-1690) una monja francesa que recibió mensajes de Nuestro Señor, y estos mensajes consistían en difundir y dar a conocer la devoción a su divino Corazón.

Ahora bien, una vez conocido sus orígenes, ¿Podemos encontrar en las Escrituras evidencias para esta devoción? La respuesta es sí.

La devoción al Sagrado Corazón en el Antiguo Testamento:

El corazón en la Biblia representa el centro de la persona humana, es lo más humano, y decir corazón es decir humanidad. No hay nada más humano que el corazón. Con el corazón se piensa, se decide, se toma conciencia, se escucha, se reza, se ama…, se elije el bien y se rechaza el mal. Es el lugar de la sabiduría, de la recta razón, de la decisión por lo bueno y lo recto. Lo que hoy nos explica la neurociencia estaría localizado en la Biblia en el corazón. El corazón bíblico es una inteligencia sentiente, racional y emocional. Encontramos muchos textos del AT que reflejan estas ideas, por ejemplo estos:

En el AT el gran mandamien­to será «amarás al Señor, tu Dios, con todo tu cora­zón, con toda tu alma…» (Dt 6,5); Dios se queja de que «este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Is 29,13); asegura a los israelitas que les quitará «el corazón de pie­dra» y les dará «un corazón de car­ne» (Ez 36,26). Por otra parte, más de 25 veces habla el AT del corazón de Dios, expresando con este antropomorfismo una gama de realidades que se dan en Él: Dios pone su corazón en el hombre (Jb 7,17); los proyectos del corazón del Señor subsisten de edad en edad (Sal 33,11); promete pastores según su corazón (Jer 3,15); su corazón se conmueve ante su pueblo: «Mi corazón ha dado un vuelco en mí…» (Os 11,8)

Hay otro texto que se ha convertido en clásico a la hora de explicar la devoción al sagrado corazón de Cristo, y que es usado en las lecturas del ciclo B, en esta festividad, y es el texto del profeta Isaías 12,3:  Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.

La Iglesia aplica este pasaje al Sagrado Corazón de Jesús y a la abundancia de dones celestiales derramados sobre la humanidad.

Los Santos Padres muchas veces hablaron del Corazón de Cristo como símbolo de su amor, tomándolo de la Escritura: “Hemos de beber el agua que brotaría de su Corazon... cuando salió sangre y agua” (Jn 7,37; 19,35). Estos textos del NT remiten al texto de Isaías, es del corazón de Cristo de donde los hombre sacan todo lo que necesitan para su salvación: la gracia de los sacramentos ( eucaristía, confesión, bautismo etc), el amor del Hijo hacia los hombres, la misma redención de Cristo (salió del amor hacia los hombres que manaba de su corazón) incluso la escucha de la Palabra de Dios ( palabras que salen del corazón de Cristo). Por ello esas aguas de las que nos habla el profeta Isaías y luego el apóstol san Juan no es más que todas las gracias que el ha derramado en nosotros a través de su Iglesia.

 

La devoción al Sagrado corazón en el Nuevo Testamento

El corazón de Jesús subraya su humana divinidad, es lo que supieron ver tantos santos, pero especialmente en nuestra querida España Santa Teresa de Jesús y San Ignacio. Y esa humanidad de Jesús, ese corazón, nos ayuda entender nuestra humanidad, nuestro corazón. Por eso, acercarnos a Jesús con un corazón sincero y humillado por tantas situaciones personales y humanas que no entendemos y nos hacen sufrir es acercarnos a una gran fuente de vida, de luz y de paz. No hay nada más humano que el corazón, y no hay nada más del corazón que la oración.

En el NT Jesús pide la conversión del corazón. Y es que *la raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor: «De dentro del corazón salen las intencio­nes malas…» (Mt 15,19‑20)+ (Cat. 1853). Por lo mismo, *la perfección moral consiste en que el hombre no sea movido al bien sólo por su vo­luntad, sino también por su apetito sensible según estas palabras del salmo: «Mi corazón y mi carne gritan de alegría hacia el Dios vivo» (Sal 84,3) (Cat. 1770).

Análogamente, aunque ora todo el hombre, *para designar el lugar de donde brota la oración, las Escrituras hablan a veces del alma o del espíritu, y con más frecuencia del corazón (más de mil veces). Es el corazón el que ora+ (Cat. 2562). Así lo hacía María, que «meditaba en su corazón» (Lc 2,19). Es bueno también recordar lo que dice el Catecismo sobre el corazón:

Jesús nos invita a descansar en él: Mt 11, 25-30:  En este texto también encontramos una evidencia más para la devoción al Sagrado corazón de Cristo, acudir a él con nuestros problemas, dificultades, cruces, el nos aliviara. Se trata de una invitación de Jesús a los «fatigados y sobrecargados»: «Venid a mí», a los que hace una promesa: «y yo os aliviaré». Se trata de ir a un Jesús que es «manso y humilde de corazón», de aprender de Él y cargar con su yugo; para quien sabe descansar en su Corazón, «mi yugo es suave y mi carga, ligera». El cristiano que tiene devoción al sagrado Corazón de Cristo sabe descansar en él sabe dejarle a él todas su fatigas y sale relajado después de haber estado tratando con Jesús.

Mirar al que han traspasado Jn 19:31-37   Se trata de otro texto del NT donde podemos sacar otra enseñanza para la devoción a su sacratísimo corazón: en la cruz, cuando los hombres le estaban matando, salió de su corazón "sangre y agua", la sangre es la Eucarística, el agua el bautismo, son las fuentes de nuestra salvación, es la prueba más hermosa de su amor.  Cuando experimentamos nuestras almas áridas en el desierto de la vida, debemos acudir a recibir el agua que brota del Corazón de Jesús. Así, el desierto se convertirá en vergel (cf. Ez 47,7ss). Por otra parte, el Catecismo nos dirá que *la oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de El+ (Cat. 2560).

El corazón de Cristo en las cartas de San Pablo: 

El objeto principal de la devoción al Corazón divino de Jesus es este mismo corazón de carne viviente unido a la persona divina del Hijo de Dios, foco de su ardiente amor. Por tanto hay una conexión entre amor y corazón, y esto lo conocía San Pablo por eso en sus cartas encontraremos muchas referencias al amor y al corazón (Rom 5,8, Ef 4,32, Rom 5,5, 2Tes 3,5) .  Pero también en San Pablo usa otra palabra equivalente a corazón, “entrañas”, de esta forma si el corazón es símbolo de amor, entrañas simbolizan el mismo amor, pero más intimo  y exquisito, es una síntesis de la persona entera. Usara este término en Fil 2,3 " Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa",  para indicarnos claramente el amor de Cristo nace de sus entrañas esto es de su divino corazón, esos afectos que tiene Cristo por todos los hombres nacen de sus entrañas, de su divino corazón al que por tanto nosotros debemos tener especial devoción, pues es la fuente de su amor. En su corazón entonces encontramos infinidad de tesoros para con los hombres, ya lo decía San Josemaria: Dios Padre se ha dignado concedernos, en el Corazón de su Hijo, infinitos dilectionis thesauros, tesoros inagotables de amor, de misericordia, de cariño. Si queremos descubrir la evidencia de que Dios nos ama —de que no sólo escucha nuestras oraciones, sino que se nos adelanta—, nos basta seguir el mismo razonamiento de San Pablo: “El que ni a su propio Hijo perdonó, sino que le entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con El todas las cosas?” (Rom VIII, 32). (Es Cristo que pasa 162).

Jesus Urones-Evangelizador Católico.

 

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