Jueves, 25 de abril de 2024

Religión en Libertad

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Insisto: todo es Gracia

por La Columna del #CoronelPakez

He tenido un amable intercambio de mensajes con ese gran cura tuitero que es @PDeclan sobre la Gracia, la voluntad, la virtud, los buenos hábitos y la vida que construyen. El sacerdote, en el aniversario de la heroicidad de Ignacio Echavarría enfrentándose a los yihadistas, concluía que un acto así no se improvisa: es el resumen, el brillo final de una vida de luz forjada en lo pequeño, cotidiano, hecho hábito de amor.

Un servidor le dijo que sí. Y que no. 

La vida del buen ladrón pudo ser cualquier cosa menos ejemplar. 
Un solo acto final de humildad suprema, una mirada, un deseo, lo llevaron al Cielo.

La vida de San Andrés de Wouters no era en absoluto ejemplar. 
Sacerdote disoluto, borrachín y mujeriego -ríanse de los que ahora critican los medios de comunicación laicistas con torcida intención-, dijo que aceptaba ser un fornicario, pero jamás un hereje; y se presentó voluntario al martirio. Los protestantes holandeses lo torturaron con especial brutalidad porque, aquel cura desastroso e inmoral, ¿quién creía ser?

Gracia. Pura Gracia y TODO es Gracia.

El @PDeclan, humildemente, dijo que él no iba a resolver la polémica "de auxiliis" que enfrentó amargamente a jesuitas y dominicos a finales del siglo XVI. La cosa iba, por resumir, del voluntarismo jesuítico, o pelagianismo, según los dominicos; y el fatalismo luterano del que los hijos de Loyola acusaban a los de Santo Domingo. Libertad, voluntad, Gracia, omnipotencia de Dios. Todo enfrentado y revuelto por acentuar en exceso aspectos que no deben acentuarse nunca sin caer en la herejía.

Me explicaré.

Yo no soy tan humilde como el gran @PDeclan y sí me atrevo -osada es la ignorancia- a liquidar de un plumazo la polémica "de auxiliis".

El plumazo es la vida y los escritos de San Pablo.

Fíjense que digo "la vida y los escritos" porque el catolicismo español tiene una tendencia nociva hacia el intelectualismo, el racionalismo y el mucho filosofar -ríanse ustedes de los alemanes-. 

Aquí, los dominicos, los jesuitas y el Opus Dei lo han reglamentado y pensado todo tanto en lo humano, que Dios tuvo que darnos a los mejores místicos del mundo para compensar. Y a los mártires más numerosos de la Historia. Oigan, españoles, que el Espíritu sopla donde quiere y actúa cuando le da la divina gana. Ustedes pongan las velas al viento y esperen. 

-Que aquí mando Yo -faltó poco para que Dios Padre tuviese que recordarlo.

Y aún así, aquí, los numantinos intelectuales religiosos españoles hicieron "fracasar" a la mismísima Virgen María en Garabandal, y así nos va desde hace casi 60 años. 
Sí, no se escandalicen: San Pío de Pietrelcina, Santa Teresa de Calcuta y muchos otros santos de altar y no de altar dijeron que Garabandal era VERDAD. Pero aquí ni por esas. 

Aquí fundamos cosas divinas tan humanamente perfectas que se van fastidiando con los siglos: olvidamos que contar solo con lo humano es entrar en el juego del príncipe de este mundo.

-¡No, no! ¡Se equivoca usted! La Gracia. Sin la Gracia, nosotros no hacemos nada. 

Esto, de boquilla, está muy bien. Pero no se lo creen: el esfuerzo, la lucha, la famosa "colaboración con la Gracia". Nada. Falso. Todo es Gracia. 

Volvamos a San Pablo.

Pablo es un tipo al que le regalan un Ferrari de gracias. 

Y Pablo se sube a la máquina y pisa el acelerador. Y lo pisa a fondo y con riesgo de su vida. Y llega a la meta.

Es lo normal: hay que ser muy torpe, o tonto, o tener miedo a los coches, para no subirse a un Ferrari y disfrutar de la velocidad.

Pablo pudo elegir no subir y no correr. Pero no lo hizo. Ahí está su libertad. Y solo ahí. 
Una vez en el Ferrari, señores, lo difícil es bajarse: solo se hace para poner gasolina.

Pablo, sin su Ferrari de gracias y su ansía y gusto por la velocidad, no hubiera sido nadie. 
Pero el Ferrari es la Gracia. O sea, regalito del buen Dios.

Y así vamos todos. Unos en moto, otros en autobús, los más a pie, y buena parte en coches normalitos. Hacemos lo que podemos.

El secreto está en que no por el hecho de ir en Ferrari, San Pablo llegó antes o más lejos que, digamos, el Cura de Ars, a quien Dios le dio un viejo carromato. O que el citado Dimas, perdido por el camino, medio muerto, después de haber estropeado no sé cuantos coches por negligencia o desidia, odio o ira, vayan ustedes a saber. Dimas llegó sin vehículo. 

Otros, como el baturro Escrivá, recibieron un borrico con las alforjas llenas de gracias y a base de palos y empujones llegó con el borrico. Y resulta que el asno produce frutos de ciencia de vanguardia y saberes empresariales y tecnológicos de última generación. ¡Dios es un gran humorista, hermanos!

Tenemos aquellos a quienes les regalan un avión supersónico: son los que mueren jóvenes, mártires o no. Santa Teresita de Lisieux iba en cohete. San Francisco volaba igualmente, pero sin cohete ni avión; el de Asís volaba solo y, claro, no llegó a cumplir cincuenta años. San Antonio de Padua era otro que volaba sin alas, como José de Cupertino. El beato Newman iba en un Rolls Royce; y Chesterton irá con chófer: llegarán al Cielo los dos juntos después de tomarse unas cervezas en la penúltima taberna.

Pueden seguir con el juego. Es fácil, divertido e instructivo. Y yo, pueden preguntarse, ¿en qué vehículo voy?
¿Lo cuido? ¿Piso el acelerador? En otras palabras: ¿llegaré al banquete con el coche hecho un guiñapo de polvo y golpes y me dirán que no lo aparque allí? ¿Llegaré a la meta con un Porsche detrás de un tío que va con un ciclomotor? 

No discuto que nos regalan el vehículo lleno de gracias, y que incluye, en todos los casos, nuestra cruz hecha amorosamente a medida.

No discuto que podemos rechazarlo, apearnos o romperlo.

Y no discuto, por supuesto, que un vehículo no anda sin gasolina. 
La vid y los sarmientos. "Sin mí, no podéis hacer nada". Créanselo: nada es literalmente NADA. 

Ni respirar ni rezar, ni emborracharse ni ligar, ni escribir -me lo aplico-.

Así que, querido @PDeclan, todo está en San Pablo, y el propio hiperactivo de Tarso lo reconoce.

Lo de los dominicos y los jesuitas es humano, demasiado humano. Y demasiado español.
 
Somos los alemanes del mundo católico y solo de esta tierra, dura y obstinada, podía haber salido algo tan bestia como: "A Dios rogando y con el mazo dando". Mire, no. Porque el mazo es un regalo de Dios: no presuma, caballero.

Coda: Obras divinas con mucha mediación humana: ¿cuántos son, o han sido, los jesuitas? ¿Y los dominicos? ¿Y los del Opus Dei?
Obras divinas con poca mediación humana: ¿Fundó algo Santa Bernardita? 
Se escondió en Nevers, se hizo monja, cumplió la Regla -"Solo cumplía la Regla", dijo su maestra de novicias con enfado- y fue al Cielo en un cohete interestelar a los treinta y pocos. 
¿Cuánta gente ha visitado y visita Lourdes, el mayor santuario del mundo por número de peregrinos? Más que La Meca. No hay estadísticas fiables: entre 2.5 y 5 millones de peregrinos anuales. 
Multipliquen por 160 años y hagan, si lo desean, los descuentos oportunos.
 
¿Jesuitas, dominicos? Dios hace lo que quiere y con quien quiere: una campesina analfabeta de 14 años, por ejemplo. Dios no necesita filósofos dominicos. O franciscanos. A veces les deja jugar un poco, eso sí.

Paz y Bien, hermanos y hermanas. 

(Pidan la Gracia y se la darán, se lo digo por experiencia propia, no me lo han contado).

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