A falta de un día para la llegada de Benedicto XVI a Gran Bretaña, el primer ministro David Cameron ha ofrecido una «muy calurosa bienvenida» al Santo Padre en esta «increíblemente importante e histórica» visita y ha destacado la «enorme contribución» que hace la Iglesia católica al desarrollo de la sociedad.

Frente a movimientos laicistas, que quieren prescindir de la religión en la vida pública, Cameron considera que las distintas vivencias de la fe ayudan a construir una sociedad «más fuerte», según destaca en un vídeo colgado en la web de Downing Street ante la visita papal.

De religión anglicana y con cierta práctica religiosa, aunque nunca exhibe sus creencias particulares, Cameron ha llamado a los británicos a que dejen de lado posibles discrepancias con la doctrina expresada por la Iglesia católica en polémicas cuestiones y se dejen llevar por la invitación del mensaje del Papa «a cuestionarnos asuntos relativos a la sociedad, sobre cómo nos tratamos a nosotros mismos y cómo tratamos a los demás».

El propio primer ministro y su familia tendrá ocasión de saludar a Benedicto XVI, como también los líderes liberal-demócrata y laborista. No obstante, el encargado de recibirlo mañana a la llegada al país será el Duque de Edimburgo, dado el carácter de visita de Estado del viaje, la primera de esas características de un Papa al Reino Unido (la de Juan Pablo II en 1982 fue una visita pastoral), de ahí el carácter histórico del momento.

La obligación por cuestiones de seguridad de acudir a todos los grandes actos a través de viajes organizados y cerrados desde las parroquias, con el requisito de pago del transporte como entrada, parece haber reducido ligeramente las estimaciones iniciales de asistencia. Varios miles de entradas no han sido colocadas, pero en cualquier caso la afluencia de peregrinos será alta.

El arzobispo de Westminster, Vincent Nichols, ha destacado que normalmente los fieles se animan en el último momento, cuando comienzan a ver al Santo Padre por televisión, aunque en este caso la rigidez de la organización impedirá que la gente se sume a los actos de modo espontáneo.

Nichols también se mostró seguro de que, si bien algunas encuestas presentan porcentajes de católicos británicos disconformes con ciertas doctrinas propias, los fieles «tienen una gran lealtad a la persona del Papa».