Roberto Colombo, catedrático de Genética y responsable del Laboratorio de Biología Molecular y Genética Humana para el Estudio de enfermedades hereditarias y raras de la Universidad del Sagrado Corazón de Milán, se ha mostrado muy contundente con los últimos sucesos relacionados con el caso Alfie Evans.

Este experto asegura que la “’inesperada’ resistencia física de Alfie a la supuesta insuficiencia respiratoria letal que decían los médicos supone una ‘falsificación’ –en términos de Karl Popper- de la tesis de la pérdida total de funcionalidad del sistema nervioso central. En efecto, las funciones troncoencefálicas del niño resultan estar suficientemente íntegras como para permitirle una respiración autónoma, aunque no sea posible prever cuánto tiempo podrá continuar sin un suplemento de oxígeno. También su corazón continúa latiendo, evidenciando que el miocardio no está sustancialmente comprometido”.


El profesor, miembro también de la Academia Pontificia por la Vida, se ha mostrado así de duro ante la “decisión clínica y éticamente desconcertante” tomada tomada ayer por la tarde en Liverpool de proceder en cualquier caso a la suspensión de los soportes vitales de ventilación asistida, hidratación y alimentación del pequeño Alfie, quien a pesar de que los anestesistas pediátricos del hospital infantil Alder Hey preveían la muerte del niño en un breve tiempo, diez horas después de la extubación sigue respirando autónomamente, aunque con dificultad.

“Que no se vuelva a conectar el soporte respiratorio mecánico después de todas estas horas”, prosigue el profesor Colombo, “muestra lo que ya el cardenal Sgreccia, en el caso del niño Charlie Guard, había denominado ‘ensañamiento tanatológico’, esto es, una obstinación ideológica, y carente de un razonable y ético fundamento clínico, en poner fin a la existencia de un paciente”.

“Los ingleses se refieren al ensañamiento terapéutico con el término ‘therapeutic obstinacy’ [obstinación terapéutica], pero en este caso se podría hablar de una ‘obstinación anti-curativa’”, concluye Roberto Colombo, tal y como recoge  la agencia SIR.

“Es lo contrario de los auténticos ‘cuidados paliativos’, que se proponen atender al paciente incurable hasta el último instante de su vida, sin provocar prematuramente su muerte con una eutanasia por omisión. Hay que liberar la medicina de una ideología mortal que niega desde la raíz su vocación al servicio de la vida”.