Sorprendentemente, el Informe Anual 2011 de Amnistía Internacional, que se dio a conocer esta viernes, incluye por primera vez una mención a la Santa Sede.

La organización la acusa de "no haber cumplido suficientemente con sus obligaciones internacionales de protección a la infancia", en referencia a los casos de abusos sexuales, y dado que el Vaticano es miembro de la Convención de la ONU para los Derechos de los Niños.

Aunque reconoce los esfuerzos de Benedicto XVI para poner coto a los casos que han ido surgiendo, el Informe considera a la Iglesia responsable "de no haber apartado a los sospechosos de sus puestos, no haber cooperado con las autoridades judiciales para llevarlos a juicio y no haber provisto una suficiente reparación a las víctimas".

Clara intencionalidad


Pero Aministía Internacional no ha actuado en este caso como hace en otros. Así lo señala Bill Donohue (Nueva York, 1947), importante líder de la comunidad católica norteamericana en cuanto presidente desde 1993 de la Liga Católica por los Derechos Religiosos y Civiles, a la cual ha convertido en un referente público en la defensa de la Iglesia.

Donohue recuerda que el informe de Amnistía Internacional se refiere siempre a hechos acaecidos el año anterior: "Pero no teniendo casos de abuso de 2010, Amnistía Internacional ha adoptado, exclusivamente con la Iglesia Católica, una estrategia de mirar atrás. La mayoría de los casos de abuso tuvieron lugar entre mediados de los sesenta y mediados de los ochenta, sin nada que ver con cualquier supuesta culpabilidad de la Santa Sede en 2010".

Además, Donohue considera "ridículo" que la organización "considere culpable al Vaticano de lo que hagan todos los sacerdotes del mundo", cuando se trata de una responsabilidad de los obispos.

Pero Amnistía Internacional, que centra sus informes sobre todo en los Estados, quería incluir a toda costa al Vaticano, sugiere el presidente de la Catholic League:
"El informe es una actuación ideológica, no un trabajo de investigación" en lo que se refiere a la Iglesia en 2010.

Las razones de esta actitud, explica Donohue, residen en que Amnistía Internacional ha perdido el apoyo que en tiempos le presetaron muchos católicos por su oposición a la tortura y a la pena de muerte. Sobre todo después de que, en 2007, incluyese el acceso universal al aborto como un "derecho humano", y comenzase a preparar el terreno para hacer lo propio con la consideración como matrimonio de las parejas del mismo sexo.

En 2007, el presidente de la Comisión Pontificia Justicia y Paz, Renato Martino, dijo que Amnistía Internacional había "traicionado su misión" por su respaldo al aborto. Cuatro años después, la organización se ha vengado forzando la inclusión del Vaticano en un informe que recibe notable atención mediática en todo el mundo.