494. ¿Cómo puede mi vida cotidiana ser una escuela de oración?
Cada acontecimiento, cada encuentro puede ser un impulso para una oración. Pues cuanto más profundamente vivimos en unidad con Dios tanto más profundamente comprendemos el mundo que nos rodea. [2659-­2660]

Quien busca la unidad con Dios ya desde la mañana es capaz de bendecir a las personas con las que se encuentra, incluso a sus rivales y enemigos. A lo largo del día pone todos sus problemas en manos del Señor.

Tiene más paz en su interior y la irradia. Emite sus juicios y toma sus decisiones preguntándose cómo actuaría Jesús en esa circunstancia. Vence el miedo por medio de la cercanía a Dios.

En las circunstancias desesperadas no es inestable. Lleva en sí la paz del cielo y con ello la transmite al mundo.

Está lleno de agradecimiento y de alegría por todo lo bueno, pero también soporta las dificultades que se encuentra. Esta atención a Dios es posible incluso durante el trabajo.