Aprovechando el confinamiento por coronavirus, la plataforma de contenidos de pago Disney+ busca clientes enganchados a las pantallas. En España, cuesta 7 euros al mes, o 70 al año. A nivel mundial, aún no ha conseguido la rentabilidad, así que multiplica sus anuncios. Y con los parques de Disneylandia cerrados y en pérdidas, insistirá más en su publicidad online.

Esta plataforma no sólo ofrece los productos de Disney "de toda la vida", sino también los de sus nuevas adquisiciones y franquicias, que son amplias y conocidas:

- Los dibujos animados de Pixar
- Los superhéroes de Marvel
- Las aventuras espaciales de Star Wars
- Series y documentales de National Geographic

Avances LGTB en Marvel, Pixar y Star Wars

Durante décadas, las mayor parte de los padres podían sentirse más o menos tranquilos poniendo a sus hijos ante una película o una serie de Disney. Sin embargo, en los últimos años, la poderosa multinacional se ha declarado cada vez más militante de actitudes antivida (como su apoyo al aborto en el Estado de Georgia) o de activismo de ideología LGTB y lo ha ido incorporando ya en avances en Pixar, Marvel o Star Wars.

Abrams, el director de Star Wars: The Rise of Skywalker, anunció durante todo 2019 que habría un momento LGTB en la película. Se limitó a un beso entre dos mujeres en la euforia de la victoria final, lo que no contentó a los lobbies LGTB, pero fue un primer paso. (En algunos países esta escena no se emitió).

Beso lésbico en la última de Star Wars (2019); los lobbies LGTB exigen mucho más

En Los Vengadores: Endgame, también de 2019, el conservador Capitán América (que quedó congelado -literalmente- en los años 40), escucha sin inmutarse en su grupo de terapia el duelo de un homosexual que ha perdido a su "marido". Es una primera alusión gay en la Marvel de Disney (en la Marvel de Netflix hay lesbianas promiscuas y muchas más cosas muy escabrosas incluso para público adulto). Al lobby LGTB le pareció muy poco y el presidente de Marvel Studios, Kevin Feige, prometió que un superhéroe de la futura película The Eternals será gay.

Kevin Faige promete un superhéroe gay en The Eternals, la próxima producción de Marvel

En cuanto a los dibujos de Pixar, su última película, Onward, anunció que tenía un personaje queer o lésbico, con la voz de la activista lesbiana y guionista Lena Waithe. Se trata de la policía cíclope púrpura que dice: "no es fácil ser padre novato; la hija de mi novia no deja de tirarme del pelo". En Kuwait, Oman, Qatar y Arabia Saudita no se permitió el estreno de la película. En Rusia sí, pero cambiando la frase: "la hija de mi pareja..." Y el coronavirus terminó de hundir el estreno.

Con la serie Patoaventuras se rompen más barreras

Este año Disney ha cruzado otra frontera al colocar dos "papás gays" en su serie de dibujos animados Pato Aventuras, protagonizada por los sobrinos del Pato Donald. Una película es posible elegir comprarla o no, pero una teleserie se cuela en casa del espectador, emite muchos capítulos aparentemente sin problemas, los padres dejan a los niños solos ante el televisor y, en ese contexto, es mucho más difícil el control y más sibilina la intrusión del mensaje adoctrinador. Además, no se trata de reconocer una relación gay, sino presentar como normal la ausencia de madre y su sustitución por un segundo padre, redundante, sin posibilitar ni siquiera la pregunta: "¿por qué han negado a ese niño su derecho tener madre?"

"I'm with dad" ("estoy con papá"), para que quede claro que no son hermanos ni el padre con un amigo o pariente

El coproductor de Patoaventuras, Frank Angones, en su blog de Tumblr presume de que en Disney “lo hemos hecho bastante bien en cuanto a la diversidad racial y la representación de personas con diferencias en las extremidades, pero realmente no hemos hecho suficiente representación LGTBQ+ relevante. Tenemos algunos temas e ideas por venir que abordan narrativas LGTBQ+ relevantes”. Es decir, Disney promete más LGTB.

GLAAD, la inquisición gay que señala, premia y acusa

Hay que tener en cuenta que la presión de los lobbies gays sobre la industria audiovisual es insaciable, como demuestra el último informe de la asociacion de activismo gay GLAAD, que lleva 35 años dedicándose a presionar, contar gays en series y películas y señalar con el dedo a los tibios.

Este año 2019 GLAAD anunciaba, con alegría, que ya hay un 10 por ciento de personajes gays en las teleseries (lo que es tres veces más que personas que se autodeclaran LGTB en la vida real). Pero les parece poco: en su informe (en la página 4) exigen "un nuevo reto, GLAAD llama a la industria a asegurarse que un 20 por ciento de los personajes estables en las series en abierto en hora principal sean LGTBQ para 2025".

GLAAD, que es la inquisición gay para pantallas, querría que Disney+ fuera como Netflix, a la que alaba: tiene 121 personajes LGTB en sus series, 33 más en 2019 que en 2018. Y lleva en el "número 1" desde que GLAAD empezó a estudiar los canales de streaming. Los lobbistas de GLAAD están encantados con sus series animadas para niños y pública familiar "She-ra y las princesas de poder" y "Twelve Forever".

Por el momento, Disney ha empezado a dar pasos en ese sentido, no creando cosas nuevas, sino colonizando personajes que ya gustaban a los padres y abuelos, como los superhéroes Marvel, los jedi de Star Wars y los patos de la familia de Donald.

Los hermosos dibujos de las películas de Studio Ghibli (fundado por el difunto Hayao Miyazaki) pueden ser una alternativa a Disney, a medida que la casa norteamericana asume la ideología de género y sus doctrinas

Queda por ver si las familias que no comparten la ideología LGTB pagarán a Disney para que adoctrine así a sus hijos o nietos. Mejor guardar los DVDs antiguos de las películas clásicas o explorar otras opciones de ocio, como los hermosos dibujos de estudio Ghibli en Japón.

Cuando se quejaban los sociólogos de izquierda radical

En décadas anteriores, las críticas contra Disney llegaron a menudo del mundo marginal de los sociólogos de extrema izquierda.

Por ejemplo, un estudio de 2006 analizó 34 películas de Disney descubriendo que cada película hablaba unas 5 veces de algún ser humano como un "monstruo", "demonio", "diablo" o "perverso". Les preocupaba que los niños "aprendan a demonizar a personas por lo que consideran como malos comportamientos". (Quizá a los sociólogos lo que les molestaba de verdad era que algo pueda considerarse "mal comportamiento").

Más aún, Fred Zimmerman, de la Universidad de California Los Angeles, economista del comportamiento, se quejaba (en este artículo de la BBC) de que "las películas de Disney casi siempre presentan una batalla entre el Bien y el Mal; uno no puede sino preguntarse si esta comprensión disneyada del mundo como una lucha entre buenos y malos es parte de los problemas actuales de polarización política y exclusión social".

No parece que Zimmerman estuviera pensando en aquello que decía Soltzhenytsin de que "la línea que separa el bien del mal no pasa entre Estados, ni entre clases, ni entre partidos políticos sino que atraviesa cada corazón humano".

Por su parte, las feministas se quejaban de que las mujeres hablan poco en sus películas: un 32% del tiempo en La Sirenita (que, peor aún, acaba perdiendo su voz), un 24% en Pocahontas y un 23% en Mulán. En Aladdín, los personajes femeninos tienen sólo un 10% de diálogo, protestan Carmen Fought y Karen Eisenhauer, que lo han calculado desde la North Carolina State University. Menos mal que no hay una película Disney sobre Robinson Crusoe.

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