El pasado lunes 11 de mayo falleció Hutton Gibson, padre del actor y director Mel Gibson. Tenía 101 años y su militancia católica fue decisiva para la fe del cineasta, vivida en ambos casos de manera tormentosa.

Deja once hijos, medio centenar de nietos y 15 bisnietos. Se casó dos veces. La primera, con la madre de sus hijos, Anne, quien falleció en 1990 tras casi cincuenta años de matrimonio. Y la segunda  en 2002, ya octogenario, con Joey, de quien se divorció en 2013.

Hutton, perdió a su madre, cantante de ópera, cuando tenía dos años y a su padre, empresario, cuando tenía quince. Sacó adelante a su hermano menor, Alexis, quien moriría veinteañero. Y pasó un tiempo en el seminario de la Sociedad del Verbo Divino en Chicago, aunque lo abandonó al no encajar con la vocación misionera de dicho instituto.

Combatió en la Segunda Guerra Mundial, y estuvo en la batalla de Guadalcanal, donde resultó herido. Una experiencia que Mel Gibson había escuchado muchas veces de sus labios y tuvo muy presente en el rodaje de Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge, 2016), que transcurre en el frente del Pacífico.

Tras sufrir un accidente laboral por el que fue cuantiosamente indemnizado, Hutton se trasladó junto con su familia a su patria materna, Australia, convertida así en la segunda patria de Mel, neoyorquino de nacimiento, como su padre. Hutton logró cierta notoriedad pública al ganar varios concursos televisivos de preguntas y respuestas.

Padre e hijo, en dos momentos de su vida.

Católico activo y militante, Hutton Gibson rechazó el Concilio Vaticano II y la reforma litúrgica postconciliar, y con la ayuda de su hijo compró una pequeña iglesia cerca de su lugar de residencia, en las afueras de Pittsburgh (Pennsylvania): la capilla de San Miguel Arcángel, donde asistía a la misa tradicional. Posteriormente se alineó con las tesis sedevacantistas, que consideran vacía la silla de Pedro por defección en la fe de los últimos Papas, y escribió varios libros al respecto.

En las semanas anteriores y posteriores al estreno de La Pasión de Cristo (2003), una película muy atacada por grupos judíos por señalar al sanedrín como responsable de la condena de Jesús, Hutton cuestionó en una entrevista la cifra de seis millones asesinados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, una polémica que incrementó las presiones contra la película.

En cualquier caso, había una gran sintonía de fe entre Mel y su padre. Los Gibson formaron un hogar católico, a pesar de las tormentas que luego caracterizaron la vida pública y privada de ambos. Según informa Traditio, Hutton murió tras recibir los último sacramentos y en compañía de su familia.