Fernando López de Rego, abogado y experto en Cooperación y Relaciones Internacionales, es un apasionado de la Madre Teresa de Calcuta. Su libro Teresa de Calcuta en persona, escrito en 2013, se reedita ahora con una nueva edición revisada y rediseñada, con toda la historia de la santa, su contexto y entrevistas y testimonios de personas cuyas vidas quedaron transformadas por ella. Lo entrevista Miguel Ángel Blázquez

- ¿Por qué ha titulado su libro Teresa de Calcuta en persona? ¿Qué nos quiere comunicar al prescindir de la mención de “Santa” al referirse a Teresa de Calcuta?

- La parquedad del título, deliberada, pretende sugerir que el tema del libro es Teresa a secas, es decir, la persona detrás de la celebridad mundial hoy ya en los altares. De ahí el énfasis en sus orígenes y en su infancia y primera juventud en busca de claves de sus actitudes posteriores.

»De ahí también que se dediquen varios capítulos a “retratarla” desde diferentes perspectivas. Y de ahí finalmente que se hayan incluido nueve entrevistas con personas que la trataron de cerca.

»Prescindir en el título del libro de toda referencia a su santidad es, al mismo tiempo, una manera de informar al potencial lector del enfoque: no se trata de una obra de intención apologética o “incensaria”, sino el resultado de una investigación hecha con pretensión de objetividad para dar a conocer a creyentes y no creyentes por igual a una persona que ha dejado en el mundo una huella muy fuera de lo corriente.

- Se trata, por lo que vemos en el sticker de la cubierta, de una “Nueva edición”. Cuéntenos la historia de este libro.

- Tras la gran acogida que han tenido las dos ediciones anteriores, ya agotadas, con más de tres mil ejemplares vendidos, Voz de Papel ha adquirido los derechos del libro para presentar una nueva edición, revisada y rediseñada, que es la que en estos momentos está empezando a ofrecerse al público lector en Internet y en las librerías.

Puede adquirir aquí en OcioHispano la nueva edición de 'Teresa de Calcuta en persona' (19 euros).

- ¿Llegó usted a conocer a Teresa de Calcuta? Por lo que podemos comprobar, es usted un gran conocedor de su vida.

- La Madre Teresa falleció en 1997 y mi primer viaje a Calcuta tuvo lugar en 2010; por tanto, no la conocí en persona. Pero entrevisté, sobre todo en la India, a decenas personas que se relacionaron estrechamente con ella, incluyendo, por ejemplo, al jesuita belga Albert Huart, antiguo rector del St Xavier’s College de Calcuta, confesor durante quince años de Madre Teresa y sus hermanas de congregación en aquella ciudad, que fue la primera persona que escribió sobre la noche mística de la santa. Ella misma le consultó al respecto para intentar entender lo que estaba viviendo interiormente.

»Y pude contar con la ayuda decisiva de sister Lynn, de la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad en Calcuta, no solo para investigar en sus archivos sobre la fundadora, sino incluso para la interpretación del bengalí al inglés en las entrevistas con personas que no hablaban esta última lengua.

- ¿Por qué ha escrito este libro?

- No ha sido en absoluto idea mía; jamás habría osado. Fue idea de A., español residente en Calcuta desde hace un cuarto de siglo, muy cercano a las Misioneras de la Caridad. Nos conocimos en aquella ciudad en 2010 y, cuando ya iba yo a regresar a España, me espetó de repente: “Oye, ¿por qué no escribes un libro sobre la Madre? Es un momento adecuado; se cumplen este año los cien desde su nacimiento”.

»Durante dos años me recordó la sugerencia mes tras mes, sin que yo me dignase reaccionar. Finalmente, con motivo de un viaje suyo a España para renovar el visado, pasamos unos días juntos y una tarde de diciembre, en tono grave y con un rictus de cierta tristeza, me dijo: “Me gustaría que hablásemos de lo del libro. Pasa el tiempo y no te das por aludido. Me preocupa mucho”.

»Le di entonces las razones de mi pasividad: “No soy una persona idónea, falta de tiempo, se ha escrito ya mucho sobre ella…”. En ese momento, A., persona lacónica donde las haya, me respondió que efectivamente se había escrito mucho sobre ella, pero en realidad siempre sobre sus obras (para los moribundos, los niños abandonados, los leprosos, los infectados de SIDA…), no sobre la persona detrás de esas obras.

»Y añadió que había contactado con algunos de sus más cercanos cuando estaba en vida y que, a pesar de su renuencia a hablar de ella para no desacralizar el recuerdo, se entrevistarían con nosotros para un libro sobre su persona. En ese momento sentí, por primera vez, que debía intentarlo. Al día siguiente pedí el visado, encargué el pasaje de avión e hice las previsiones para una ausencia de casi dos meses. Serían tres los viajes a Calcuta. Y una estantería entera para los libros previamente escritos sobre ella por personas de distintos países y ámbitos culturales.

-Leemos en la nota a la nueva edición que se han vendido más de 3.000 ejemplares desde la primera edición que apareció en 2014. ¿Por qué sigue siendo una figura de actualidad?

- A la Madre Teresa, pese a lo reciente de su vida y su canonización, se la considera ya una de las grandes santas de la historia de la Iglesia universal. Y el reconocimiento no se limita a la Iglesia católica, a la religión. Ella es, en el ámbito profano, una de las grandes celebridades de las últimas décadas del segundo milenio, el icono contemporáneo del amor radical a los más necesitados, la persona universalmente más admirada de su generación. Fue galardonada en vida con más de setecientos premios y reconocimientos de gobiernos e instituciones de todo el mundo y todo el espectro ideológico, incluyendo el Premio Nobel de la Paz de 1979.

»Pero, además, progresivamente se ha ido descubriendo en ella a una gran maestra de vida y actitudes, una gran psicóloga práctica, algunas de cuyas enseñanzas se han intentado recoger el capítulo del libro dedicado a su retrato psicológico. Madre Teresa es mucho más de lo que habíamos percibido. Es de hecho una portadora de mensajes para nosotros, sus contemporáneos, en gran parte desorientados y perplejos por la celeridad y la radicalidad de los cambios que nos está tocando vivir en estos tiempos de transición a una nueva época, a un nuevo paradigma cultural incluso.

-En todos estos años ha pronunciado cerca de un centenar de conferencias sobre la santa de Calcuta. ¿Qué es lo que más le sorprende cuando habla con la gente?

- Para empezar, me ha llamado mucho la atención la cantidad de gente que la vio en persona con motivo de sus viajes. Por supuesto, en la India, pero también, en muchos otros países, por ejemplo, en Tailandia o en Indonesia; o en Cuba, país que visitó en 1985, en el que fundó diez casas y en donde se entrevistó con Fidel Castro; en Burundi; en España, a donde viajó seis veces de la mano de su amiga Mercedes Suárez Guanes. Vivió en el anonimato durante cincuenta años. Pero a partir de 1960 no cesó de recorrer el mundo, contrariando su inclinación natural a la vida sencilla y silenciosa en su Calcuta, con sus hermanas, sirviendo a sus pobres.

Collage de personas que se fotografían con Madre Teresa, quien desde 1960 no dejó de recorrer el mundo.

»Pero dejando lo cuantitativo aparte, lo que más me ha llamado la atención es el impacto que hasta en cuestión de segundos dicen que recibieron personas que la trataron o incluso que simplemente la vieron fugazmente. No hay aquí espacio para los testimonios oídos estos últimos años. Simplemente decir que su presencia podía ser transformadora, inductora de conversiones, en el sentido etimológico de esta palabra, como cambio de rumbo, de orientación vital. Era una hipercarismática, el instrumento de algo muy grande.

- La estructura del libro es muy sencilla, en tres partes. Una primera parte dedicada a su biografía y una segunda en que se la analiza desde diversos puntos de vista (físico, psicológico, ideológico, figuras que la inspiraron, hitos de su vida espiritual, críticas recibidas, Teresa y la India, vida interior, anecdotario). Y en la tercera parte, entrevista usted a personas que la conocieron en vida. ¿Qué dicen de ella?

- Nueve de las entrevistas que se hicieron en Calcuta, transcritas sin cambiar ni una palabra y con Madre Teresa como tema único, constituyen la tercera parte del libro, tal vez la más amena para el lector. Se hicieron a un ramillete variopinto de personas que se relacionaron con ella en la cotidianidad: el arzobispo emérito de Calcuta, postulador de su causa de canonización; su colaboradora, confidente y portavoz durante décadas; su médico y amigo; la primera persona a la que atendió en los suburbios; un miembro indio de la rama masculina del movimiento; su vecina musulmana; la monja más antigua de la congregación; unos adultos que fueron niños huérfanos recogidos por ella de la calle; y una doctora española de la leprosería de Shantinagar, la única de todos ellos que no llegó a conocerla personalmente.

»Sus testimonios son, por supuesto, muy variados. Y, considerados en conjunto, constituyen un decisivo aporte al objetivo del libro de conocer a la persona detrás del personaje de Teresa de Calcuta.

- Después de casi diez años promoviendo la figura de Teresa de Calcuta, ¿ha tenido usted alguna experiencia de fe relevante en relación con ella? ¿Le ha pedido algo? ¿Se lo ha concedido?

- Decía Einstein que “el ejemplo no es la mejor manera de enseñar; es la única”. Creo que lo más provechoso de la relación con Teresa de Calcuta ha sido imbuirme de sus enseñanzas, sobre todo las implícitas en sus actitudes y en sus comportamientos. El libro, del primer al último capítulo, está repleto de casos concretos de procederes de Teresa que constituyen, considerados en su conjunto, uno de los compendios más valiosos del “arte de vivir” que haya conocido y que más me ha marcado. Mi cosmovisión personal ha tomado muchos elementos de la de la Madre Teresa. Otra cosa, por supuesto, y esto ya no depende de ella, es poner sus enseñanzas fielmente en práctica.

»Los santos son maestros y modelos, pero también intercesores. Efectivamente le pido ayuda e inspiración con frecuencia a la que considero “santa de mi devoción”.

- ¿Tuvo Teresa experiencias místicas o no tenía tiempo con tantos desvalidos a los que atender?

- De hecho, toda su aventura como fundadora de la congregación de las Misioneras de la Caridad (lo que implicó abandonar con gran dolor de su alma la de Loreto) comenzó cuando inesperada y abruptamente, el 10 de septiembre de 1946, estando en oración en el tren que la llevaba a la ciudad himaláyica de Darjeeling, tuvo “una experiencia de Dios de tal fuerza y calado, de una luz y un amor tales” que reorientó toda su vida hasta el final.

»A lo largo de los meses siguientes, casi un año, las visiones y locuciones místicas se multiplicaron. Era Jesús mismo quien le hablaba y le revelaba lo que esperaba de ella. Durante casi cincuenta años guardó esas experiencias para sí y no habló de las mismas para no traicionar algo demasiado íntimo e inefable.

»Teresa no fue una taumaturga al estilo de Francisco Javier, Antonio de Padua, el padre Pío, José María Rubio o incluso Juan Bosco, de quien Pío XI, que lo había conocido en vida, dijo al canonizarlo que “en su vida, lo sobrenatural se hizo casi natural y lo extraordinario, ordinario”.

»Pero su vida estuvo asimismo toda ella plagada de sobrenaturalidad, como el lector tendrá la oportunidad de descubrir.

- A Teresa de Calcuta se le ha acusado en ocasiones de estar cerca del poder y de los ricos. ¿Era su forma de evangelizar para obtener con ello también beneficios con los que construir su obra? Parecía una mujer muy inteligente. 

-El libro dedica un capítulo entero a las críticas a su persona y a su obra, entre las que se incluye la mencionada en la pregunta, pues efectivamente Teresa de Calcuta se relacionó, entre otros, con Lady Diana, la reina Sofía, Ronald Reagan, Yasir Arafat, el Dalai Lama, Jacques Chirac, Mijail Gorbachov, Jawaharlal Nehru y su hija Indira Gandhi y con Hillary Clinton. Y visitó a Fidel Castro, Daniel Ortega, el hijo del presidente chino Deng Xiaoping, los Duvalier de Haití, la viuda de Enver Hoxha de Albania o el magnate británico Robert Maxwell.

» Pero es que la Madre Teresa viajaba a todas las partes, elogiaba a cualquiera que hiciera algo por los pobres, daba la mano a todo el mundo, se fotografiaba con quien se le acercara y aplicaba estrictamente su postura de no juzgar a nadie (porque “si juzgo, no amo” repetía). Puede incluso que tuviera presentes las palabras de Jesús cuando dijo que no necesitan médico los sanos sino los enfermos.

»Pero el centro de su vida, de su apostolado, de su inmolación, fueron los pobres de todas las modalidades de pobreza y de todos los lugares del mundo, en particular los más pobres de entre los pobres, cuyas circunstancias exteriores de vida y sentimientos más íntimos quiso compartir. Teresa quiso vivir la pasión de Cristo con Cristo. Teresa experimentó la sensación de abandono total que habita en los más pobres de los pobres. En su vida interior se identificó con sus dos amores en sus momentos más insufribles. Ese fue el sentido de su noche mística interior. 

- Es evidente que Teresa de Calcuta ha sido una de las figuras más representativas de la Iglesia del siglo XX. ¿Cómo fue su relación con la curia, los obispos, los sacerdotes, los papas?

- Ella atribuía gran importancia a la obediencia a los superiores religiosos y eclesiásticos y en general tenía un gran respeto a las jerarquías. Era de una rigidez total en el cumplimiento de las promesas y en la observancia de los principios rectores de la vida que había hecho suyos.

»Y sentía una especial predilección por los sacerdotes, hacia los que tenía una actitud muy deferente. Los cuidaba con solicitud cuasi maternal; entre otras cosas, decía, porque gracias a ellos podía comulgar cada mañana y tener el Santísimo Sacramento en las capillas de sus casas para la adoración.

»Pablo VI, con una celeridad sorprendente, concedió en pleno Concilio Vaticano II el estatus de sociedad de derecho pontificio y ámbito universal a la congregación de las misioneras de la caridad. Y Juan Pablo II la “reclutó” para sus campañas por la paz, por la familia, por el derecho a la vida del nasciturus, por la unidad de los cristianos…, con lo que fue adquiriendo un atípico y exorbitante rango de embajadora papal especial, desde luego no previsto en el Derecho canónico. El Vaticano no negaba nada a Madre Teresa; pero Madre Teresa, por su parte, por su celo apostólico, por obediencia y por el enorme aprecio que recíprocamente se profesaban, no negó nada a Juan Pablo II, aunque en alguna ocasión le pidió – sin éxito – que la exonerara de acudir a recibir premios y homenajes.

- La beatificación de Teresa de Calcuta fue uno de los procesos más rápidos de la historia. ¿Sabe si se ha hablado en alguna ocasión de una posible propuesta como doctora de la Iglesia para la santa de Calcuta? ¿Qué requisitos hay que tener para obtener una distinción tan relevante?

- Su beatificación, el 19 de octubre de 2003, cuando tan solo habían transcurrido seis años desde su fallecimiento, fue posible porque su gran amigo Juan Pablo II había autorizado la apertura del proceso antes de que se cumpliesen los cinco años canónicamente establecidos. Pocos años más tarde la canonizó el Papa Francisco, el 4 de septiembre de 2016. Y desde entonces algunos vaticanistas se han referido a la posibilidad de que se la proclame doctora de la Iglesia. De ello se hizo eco la escritora italiana Stefania Falasca en un artículo publicado en el diario Avvenire de la Conferencia Episcopal Italiana.

»Al glosar, en particular, las palabras “Tengo sed” de Jesús agonizante en la cruz, Teresa hizo unas aportaciones de enorme interés sobre la naturaleza esencial de Dios como amor, sobre “las profundidades del anhelo infinito de Dios de amar y ser amado” de que ya había escrito san Agustín. No sorprendería, por tanto, que Teresa de Calcuta sea proclamada algún día doctora de la Iglesia. Sería la quinta mujer, tras la Teresa grande y la pequeña (Ávila y Lisieux), Catalina de Siena y Hildegarda de Bingen. Desde luego, santidad declarada, ortodoxia en la fe, eminencia en la doctrina e influjo benéfico en las almas, es decir, los cuatro requisitos que se exigen para ello concurren sobradamente en la santa de Calcuta.

 -¿Qué le ha aportado a usted escribir esta obra?

- Dicho lapidariamente y echando mano del lugar común, la llegada de Teresa a mi vida con motivo de este libro totalmente inesperado marcó un antes y un después. Creo que no sería la misma persona. Mi agradecimiento a A., que lo sugirió —lo exigió, casi— y sobre todo a Teresa es muy grande. Espero seguir recibiendo invitaciones para hablar de ella, sobre todo en parroquias, como ha sido el caso desde que se publicó la primera edición, y así compartir con otros el regalo que supuso aquella mujer físicamente diminuta, pero espiritualmente gigantesca.

Del capítulo 18 del libro (“Anecdotario”):

—El 29 de noviembre de 1964 fue la ceremonia de apertura del 38º Congreso Eucarístico Internacional en la ciudad de Bombay. Cuando se dirigía hacia el lugar en que iba a celebrarse el acto, al que el papa Pablo VI la había invitado, Madre Teresa vio a dos personas moribundas junto a un árbol. Eran marido y mujer. Sin dudar un instante, se acercó y les dio la mano. Al poco, el marido murió entre sus brazos. Se cargó a la mujer al hombro y la llevó al centro de las hermanas. No asistió a la ceremonia a la que había sido invitada.

—Un periodista estadounidense, al verla en cierta ocasión atendiendo a un enfermo con heridas hediondas, le comentó que él no haría eso ni por un millón de dólares. La reacción de Madre Teresa: "Por un millón de dólares tampoco lo haría yo".

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