Ana Luisa Ricardo, arquitecta colombiana y madre de dos hijas, se educó en una familia poco devota, pero desde pequeña sintió atracción por las cosas de Dios. Recuerda que siendo niña “nos visitaron unas monjitas en el colegio pues querían saber si alguna deseaba ser religiosa y fui la única que quiso hablar con ellas porque sentía esa inclinación hacia la vida religiosa”.

Varias veces en su vida adulta ha sentido con fuerza la intercesión de la Virgeny cuenta al digital católico Portaluz tres ocasiones: en un intento de secuestro, en una experiencia con la brujería y en una sanación asombrosa.

Un intento de robo con secuestro

Cierto día Ana Luisa fue asaltada al subirse a un taxi. “Yo muy confiadamente me subí, tenía que hacer una vuelta por ahí cerca y el señor del taxi empezó a decir que el taxi se varó, que no funcionaba. Entonces, de pronto se subió otra persona al lado mío, me corrió a la fuerza, después se sube otro adelante y el que estaba al lado mío me cogió el cuello y no me soltaba, ahorcándome” recuerda Ana Luisa Ricardo.

En ese instante suplicó a la Virgen: «Ayúdame, porque necesito que me saques de esto».

Al instante, uno de los ladrones le dijo: «Bájese y no voltee a mirar».

Ella se bajó y caminó sin rumbo, angustiada, como unos 20 minutos. Sólo se detuvo al estar ante un local que exhibía varias imágenes de distintas advocaciones de la Madre de Dios. “Yo le dije al del local que por qué la había puesto y me dijo: «Es que aquí, en este lugar, se manifiesta mucho la Virgen»”.

“Nos echaron sal y cosas de brujería en nuestra vivienda”

Otra experiencia la vivió relacionada con la brujería. En el lugar donde vive con sus hijas hubo un tiempo en que “nos echaron sal y cosas de brujería y empezamos a vivir experiencias muy extrañas en nuestra vivienda”.

Ana Luisa acudió a pedir ayuda al sacerdote José Alberto Castiblanco, terciario capuchino de Bogotá. “Él vino y rezó en mi apartamento, fue una liberación del lugar”, puntualiza esta mujer y señala que después de eso “nos consagró a la Virgen”.

Una enfermedad… y una sanación asombrosa

En otra ocasión, sufrió una repentina “dificultad en el corazón, un problema de colapso y una hipertensión pulmonar”, relata. Ana Luisa cuenta que se concentró con todas sus fuerzas en implorar la intercesión de la Virgen. “Invoqué mucho su ayuda, su intercesión, para que este problema se solucionara y se lo dejé en sus manos”.

Luego de someterse a muchos estudios en la clínica Shaio de Bogotá, regresó a su médico para que la evaluara. “Y ya no tenía nada, me dijo el médico, que estaba perfectamente bien. Me impactó porque (en los exámenes ya) no aparece ningún tipo de hipertensión ni tampoco lo del colapso. Es uno de los regalos que he recibido de Ella”, señala con devoción Ana Luisa.

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Una relación de agradecimiento

Ana Luisa siente que la Virgen mantiene una relación cercana con ella. “Ella se me ha presentado en sueños, en muchas formas (…) por eso quise dar este testimonio, para que la gente sepa lo que uno puede construir a través de una oración y a través de la fe”

Con una fe fuerte y agradecida, intenta a ayudar a las personas en apuros, especialmente a las privadas de libertad o quienes viven en situación de calle.

Estar agradecido es fundamental porque Dios nos da mucho todos los días. Me faltaba agradecer más, me ayudó a estar más pendiente de ciertas cosas que uno a veces deja pasar”, explica.

(Publicado originariamente en Portaluz, con nuevo redactado en CariFilii.com)