Con 138 votos a su favor, el arzobispo Timothy Broglio ha sido elegido este martes para dirigir a los obispos norteamericanos durante los próximos tres años como presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (USCCB). La votación estuvo marcada por la ausencia de candidatos evidentes para el puesto: los 74 años de Allen Vigneron, hicieron imposible que continuase la "tradición" no escrita en la que el vicepresidente de la USCCB terminaba siendo elegido como presidente.

También ha sido una votación mucho más reñida que la que puso al arzobispo José Gómez al frente de la USCCB en 2019. Si Gómez obtuvo una aplastante victoria con 176 votos dejando al siguiente candidato con 18, Broglio ha resultado elegido con casi 40 votos menos.

A lo largo de su carrera, especialmente durante sus 14 años como arzobispo castrense desde 2008, Broglio ha consolidado un perfil ortodoxo y conservador en el que la defensa de la vida "desde la concepción hasta la muerte natural", del matrimonio y la familia o la libertad religiosa y de conciencia frente a posibles prácticas contrarias a la fe han sido sus principales fortalezas.

Anteriormente, el arzobispo de 70 años y sacerdote desde 1977, fue secretario personal del exsecretario del Papa Juan Pablo II, Ángelo Sodano, así como nuncio apostólico en la República Dominicana y delegado apostólico en Puerto Rico. Recibió la ordenación episcopal de Juan Pablo II. 

"Feliz de ver a Biden" si es para "llevar el Evangelio"

En la primera rueda de prensa ofrecida como presidente de los obispos estadounidenses, Broglio fue preguntado en torno a una hipotética reunión con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, especialmente polémico por sus intentos de blindar el aborto como derecho constitucional y de potenciar las políticas de género, entre otros aspectos. Por este motivo, no pocos obispos llegaron a amonestar al mandatario e incluso el arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone, negó la comunión a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, residente en su diócesis.

"Esperaré cualquier ocasión que tenga para dialogar con líderes políticos de los Estados Unidos. No veo mi labor como algo político, pero si hay alguna forma de llevar el Evangelio a todos los aspectos cotidianos de la vida de nuestro país, no perderé la oportunidad de hacerlo. Estaría feliz de reunirme con él", incidió en Baltimore.

Broglio también fue especialmente polémico por unas declaraciones emitidas en 2018 en torno a los abusos sexuales por parte de sacerdotes al afirmar que esta "crisis está directamente relacionada con la homosexualidad".

Preguntado por su opinión sobre la polémica cuatro años después, el arzobispo mantuvo su opinión: "Es un aspecto de la crisis que no se puede negar. Y no es para culpar a nadie, pero sería una fantasía decir que no hay relación entre ambas [abusos sexuales y homosexualidad]".

En la misma rueda de prensa le interrogaron en torno a la posibilidad de tener "prioridades distintas a las del Papa Francisco".

"Hasta donde yo sé, estoy en comunión con el Papa Francisco, como parte de la Iglesia universal. Somos hermanos obispos, nos conocemos. No estoy al tanto de que esto indique alguna discrepancia con el Papa Francisco", afirmó.

Broglio valora sus 14 años al frente del arzobispado castrense como una temporada muy "enriquecedora y gratificante"  y considera que el ejército "sigue siendo la mayor fuente individual de vocaciones al sacerdocio en los Estados Unidos". 

Contra la "Obamacare" o la vacunación obligatoria

Broglio, Arzobispo castrense desde 2008, no se ha achantado ante los grandes poderes en la defensa de grandes cuestiones como la vida o la libertad de conciencia. 

Uno de los ejemplos más representativos tuvo lugar durante la administración de Barack Obama y su postura ante la ley Obamacare de 2013, que imponía la obligación a los hospitales, los colegios y otras instituciones católicas a dotar de seguros médicos a sus empleados que contemplaran anticonceptivos, esterelizaciones y fármacos abortivos.

Ante la norma, obispos de medio centenar de diócesis católicas de EE.UU. hicieron leer en sus parroquias una nota mostrando su oposición a la norma. Broglio no se quedó atrás y ordenó que a los capellanes que la leyesen en capillas y servicios militares.

Acto seguido, la Oficina del Jefe de Capellanes del Ejército trató de impedir su lectura, ofreciendo que se entregase de forma impresa al finalizar las misas. La respuesta de Broglio fue tajante y siguió la del común de los obispos, aunque finalmente retiró la frase "no podemos cumplir esta ley injusta" como concesión a las demandas militares por incitar a la desobediencia civil. El Secretario del Ejército, John McHugh, reconoció que fue un error haber tratado de impedir la lectura de la carta del arzobispo.   

En 2021, el Arzobispo castrense también se pronunció en defensa de la libertad de conciencia de los integrantes del ejército estadounidense frente a la posibilidad de ser obligados a recibir la vacunación del Covid-19, si bien alentó a tomar las precauciones necesarias "por caridad y por el bien del prójimo".

"Nadie debería verse obligado a recibir una vacuna si violase su conciencia. Las acciones punitivas contra aquellos que plantean objeciones serias basadas en su conciencia sería contrarias a la ley federal y moralmente reprobables", expresó.

Frente al lobby LGBT en el ejército de EE.UU.

Que Broglio no ha eludido prácticamente ninguna ocasión de pronunciarse cuando los fieles lo requerían también se hizo patente ante la derogación de la ley "No digas, no preguntes" (Dont ask, dont tell), que prohibía las declaraciones públicas de los integrantes del ejército en torno a su orientación sexual, pudiendo ser expulsados del ejército por ello.

En este sentido, Broglio apuntó que "no existe un derecho constitucional a servir en las Fuerzas Armadas", y que la permanencia en ellas debe ser una competencia exclusiva de las mismas.

"Como pastor de los católicos en el ejército, me enfrento continuamente al hecho de que los sacerdotes puedan ser excluidos del servicio militar por problemas de salud, peso o edad. ¿Son discriminatorias estas medidas?", planteó.

Asimismo, mencionó el peligro que corría la predicación de la doctrina cristiana que se opone a los comportamientos homosexuales en el ámbito castrense.

"Hay una agenda para obligar a todos a aceptar como norma y como positivo un comportamiento contrario a la moral de muchas religiones, incluida la católica. Si bien las Fuerzas Armadas nunca obligarán a un sacerdote a actuar en contra de sus creencias religiosas, existe el peligro de que enseñar preceptos morales objetivos a jóvenes o tratar de formarles en la fe pueda ser interpretado como un acto de intolerancia. Entonces, de hecho, la libertad religiosa estaría en peligro", advirtió entonces.