Hace un par de años explicábamos en ReL "¿Cómo consigue la Iglesia de Corea más de 100.000 bautizos de adultos cada año?

La respuesta era que en este país dinámico que el Papa visitará en verano "el que se convierte sabe que debe comprometerse en uno de los grupos o movimientos, no se admiten católicos pasivos. Los matrimonios mixtos, el prestigio del catolicismo y el compromiso de los laicos perfilan la Iglesia más evangelizadora del mundo".


Los obispos coreanos acaban de publicar los datos completos de estadísticas de sus iglesias actualizados a fecha de 31 de diciembre de 2013. La comunidad católica ha crecido con el bautizo de 25.589 recién nacidos y el de 93.241 mayores (por lo general son adultos, algunos pueden ser adolescentes o niños mayores). Hay casi 4 nuevos cristianos adultos por cada bebé recién bautizado, cifras insólitas en países de tradición cristiana.

La Iglesia sigue creciendo en Corea más que en ningún otro lugar con bautismos de adultos, aunque este año se bajó de la cifra simbólica de los "cien mil", por una razón demográfica: ha habido menos bodas, concretamente un 6,2% menos que 2012.

La Iglesia celebró 19.400 matrimonios, de los que casi 6.000 son mixtos, es decir, con un cónyuge no bautizado. Casi todos estos cónyuges no bautizados se bautizan en pocos años.

En 2011 se celebraron 20.000 matrimonios católicos en Corea y 12.000 incluían un cónyuge no cristiano: ¡el doble que en 2013!   

El obispo de Daejeon, Lázaro You Heung-sik, explicaba en 2012 a la agencia misionera AsiaNews que "el sacramento nupcial se convierte en un camino hacia la conversión; puedo decir con gozo que después de un año de vida casada casi siempre llega un nuevo bautizo de adultos a esas familias". En 2011, sólo en Daejeon, se bautizaron 7.000 adultos (el doble que en toda Francia) y se celebraron 100 matrimonios mixtos. Y después de la conversión, llegan los hijos.  



El velo sigue siendo habitual en las parroquias coreanas, incluso con pantalones muy informales


Para poner en perspectiva hay que recordar que hace apenas 50 años, en 1960, siete años después de la Guerra de Corea, sólo un 2% de los coreanos eran cristianos. Hoy lo son casi uno de cada tres.

En una población de 48 millones de habitantes, 5,44 millones son católicos (un 10% de los coreanos). La Iglesia ha crecido un 1,5% en un año. Será interesante ver si hay un efecto "Papa Francisco" cuando el Pontífice llegado de la lejana Argentina visite el país este verano.

Además, Francisco beatificará más de 100 mártires coreanos, lo que mostrará al país que se trata de una fe enraizada ya en su pueblo y su historia.

Al empezar los años 60 en Corea, sólo había 250 sacerdotes católicos coreanos, pero dieron fruto: hoy son 4.900 y exportan misioneros a todo el mundo. 


Los mejores "misioneros" coreanos son los católicos de a pie, laicos que evangelizan a sus familias y amigos. Hay un desequilibrio entre hombres y mujeres católicos: ellas son casi el 60% de los católicos.

El factor femenino favorece la expansión de la fe: ellas son las que transmiten la fe a los hijos, las que se animan a tener más hijos... y las que convierten a sus novios. Como en el resto del mundo, casarse con un católico es un "empujón final" (a veces inicial) para adoptar la fe. 




Además, los conversos no son tibios: la Iglesia es muy exigente en Corea, y la gente responde con compromisos fuertes.

"Hoy en Corea el que se convierte sabe que debe comprometerse en uno de los grupos, asociaciones o movimientos parroquiales. No es admitido el católico pasivo", escribía en 2012 el misionero Piero Gheddo en Avvenire. En su visita a Seúl hace unos años, este misionero descubrió la forma de trabajo: parroquias con 8 cursos de catequesis, catecumenados de 1 año que tras el bautismo ingresaban al neófito en algún movimiento inemdiatamente, siendo la Legión de María uno de los más activos.

"Abrazar el cristianismo en Corea significa entrar en un grupo que te compromete a fondo, te da normas de comportamiento y de compromiso, te hace pagar las cuotas de participación y te da las oraciones para rezar todos los días. Cuando se entra en la Iglesia se acepta todo esto. Éste es el espíritu coreano: o aceptas y te comprometes o no aceptas y te vas", explicó al padre Gheddo el párroco Paul Kim Bo Rok.


Los cristianos tienen buena fama en Corea. Católicos y protestantes se negaron a quemar incienso y adorar como Dios al emperador de Japón durante la ocupación nipona en la Segunda Guerra Mundial, y se ganaron la admiración de sus compatriotas. También se mostraron defensores de las libertades durante las dictaduras militares posteriores.

El cristianismo atrae, según el secretario de la Conferencia Episcopal, Simon E. Chen, porque "introduce la idea de igualdad de todos los seres humanos, creados por un único Dios", que además es "un Dios hecho persona".

Muchos coreanos urbanos, cultos, sienten que las viejas vías del budismo, el confucionismo y el chamanismo local no encajan en su vida, mientras que el cristianismo ofrece comunidad real, compromiso, participación y sentido.


Ambición evangelizadora no falta en Corea. En la capital, casi el 14% de la población ya es católica. La Iglesia ha decretado el "Plan 20-20", que consiste en intentar que en 2020 sean católicos el 20% de los coreanos. No parece factible, pero eso no les detiene. "En mi diócesis ofrecemos un curso en cada parroquia enseñando a los laicos a proclamar el Evangelio, y está dando frutos", explica el obispo de Daejeon.


La Iglesia calcula que antes de la Guerra de Corea (19501953), había unos 55.000 católicos en Corea del Norte. En la diócesis norcoreana de Pyongyang había unos 20 sacerdotes. Quedan siete de ellos activos, viviendo en el Sur.

El anciano padre Mateo Hwang In-kuk, nacido en 1936 y fugado del Pyongyang con 14 años, es -para la Iglesia- el vicario episcopal de la capital del Norte. No puede pastorear a los católicos de su diócesis pero desde 2009 entrena en el sur a la hornada de sacerdotes que quieren ser misioneros voluntarios en el norte, en un programa de 10 años de entrenamiento sacerdotal y misionero. ¿Se abrirá el norte en 2019? "Nosotros, los viejos sacerdotes del norte, quizá estaremos muertos, pero nuestros estudiantes espero que no lo estén", dice el padre Hwang.