Son algunos de los elementos más significativos que surgen de la entrevista, difundida por AsiaNews, con el padre Lawrence Maniyar, superior regional de los jesuitas. El sacerdote dijo: «La Iglesia católica, como las demás denominaciones cristianas, tiene que afrontar mayores obstáculos con respecto al pasado. En los últimos cuatro años, el fundamentalismo hindú creció muy rápidamente y hay un enorme esfuerzo para transformar al hinduismo en la religión del Estado, como sucedía antes de 1990.  Ahora luchamos con fuerza para que esto no suceda. La clase política votó hace cuatro años para que Nepal fuera reconocido como un estado laico. Pero su mentalidad no ha cambiado y la vieja guardia trata de volver a introducir la norma sutilmente. Sin embargo, esto ha provocado una mayor unión entre los líderes cristianos».

A pesar de esta situación, se han verificado muchas conversiones. «Cuando –contó el padre Maniyar– llegué aquí por primera vez, en enero de 1976, eran tan solo 3 los laicos que participaban en las misas dominicales, dos estadounidenses y un hindú. Hoy, tras 60 años de presencia de la Iglesia, hay alrededor de 8 mil católicos. Esto indica que hay conversiones, pocas hacia el catolicismo y en mayor medida hacia el protestantismo. Este también es uno de los motivos que ha empujado al ejecutivo a proponer la ley anticonversión. En los últimos cuatro años, los bautizos entre los adultos se han llevado a cabo en ceremonias públicas, pero no sé si esta costumbre seguirá por mucho tiempo. Si aceptan la ley en el Parlamento, tendremos que regresar a los bautizos clandestinos».

 

 La cuestión de la libertad de religión también parece muy delicada en Nepal. Las declaraciones del jesuita lo confirman: «Al contrario de lo que muchos pueden pensar, según yo los hinduístas nunca han tolerado otras religiones. Cuando el hinduismo se siente amenazado, surge su verdadera naturaleza: el gobierno quiere introducir una ley para prohibir las conversiones, tan solo porque en los últimos ha habido muchos casos de personas que han abrazado el cristianismo. Muchos que forman parte del ejecutivo de Nepal creen que “nadie tiene derecho a cambiar de religión”. Los cristianos afirman clara y abiertamente: no somos cristianos porque lo eran nuestros padres; no somos hinduistas porque el estado nos lo impone; somos cristianos porque hemos decidiso ser cristianos».