En plena campaña por las elecciones alemanas, que se celebran el 24 de septiembre, la canciller Angela Merkel decidió participar este pasado domingo en Münster en la apertura del encuentro interreligioso por la paz que organiza la Comunidad de San Egidio (www.santegidio.org), una cita que este movimiento católico convoca cada año en una ciudad distinta. 

“El diálogo entre religiones no sólo es posible, sino necesario”, dijo Merkel al público reunido en el centro de congresos de la ciudad. Merkel, hija de un pastor luterano, criada en la Alemania comunista que perseguía la fe, afirmó que “hay quienes abusan de las religiones para conferir un significado a la violencia”. Frente a ello, llamó a “no atrincherarse en mundos paralelos, porque sabemos que del mutuo desconocimiento nace el peligro de los prejuicios”.



Su discurso habló de los desafíos europeos y mundiales y de la crisis migratoria. Entre 2015 y julio de 2017 llegaron a Alemania 1,3 millones de solicitantes de asilo, atraidos por la apertura de fronteras que Merkel proclamó por razones humanitarias. Pero este domingo la canciller hablaba, sobre todo, de combatir la inmigración ilegal.

“Debemos combatir a los traficantes de personas, traficantes sin escrúpulos, y procurar acceso seguro a Europa a quienes necesitan protección”, sostuvo la líder democristiana, según recoge la corresponsal de La Vanguardia. 



Merkel pide ahora acuerdos con los países de origen y de tránsito e infraestructuras de asistencia en Libia para ayudar a las personas que aspiran a embarcar hacia Italia.

Agradezco a la Comunidad de San Egidio su compromiso en la creación de los corredores humanitarios, que ayudan a los refugiados a no caer en manos de los traficantes”, dijo Merkel. Estos corredores transportan sin peligro hasta Italia a personas especialmente vulnerables (víctimas de tortura y violencia, familias con niños, ancianos, enfermos y discapacitados), con opción a solicitar asilo. Entre febrero del 2016 y julio del 2017 llegaron así a Italia 850 personas desde Siria.

Merkel recordó que precisamente en Münster y en la vecina Osnabrück se desarrollaron negociaciones que llevarían al final de la Guerra de los Treinta Años en 1648 y alabó que líderes culturales, religiosos y políticos de varios países se juntaran ahora en estas ciudades con San Egidio para trabajar por la paz.