Michael O´Flaherty es uno de los activistas que más influencia ha tenido en las últimas décadas a la hora de imponer la agenda LGTB y la ideología de género. Y ahora acaba de ser nombrado comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, organismo formado por 46 países, entre los que se incluyen los 27 miembros de la Unión Europea.

Según el propio Consejo de Europa, “el comisario para los Derechos Humanos es una institución no judicial independiente e imparcial creada en 1999 por el Consejo de Europa para promover la sensibilización y el respeto de los derechos humanos en los 46 Estados miembros del Consejo de Europa; detectar posibles deficiencias en la legislación y la práctica relativas a los derechos humanos; y facilitar las actividades de las instituciones nacionales del defensor del pueblo y otras estructuras de derechos humanos”.

A tenor de su trayectoria en la Unión Europea y anteriormente en la ONU promoviendo la agenda LGTB. Cabe resaltar que este irlandés ha sido sacerdote católico, y con cuya doctrina chocó frontalmente durante sus años de ministerio, especialmente con las enseñanzas morales sobre sexualidad.

Ordenado para la diócesis de Galway en 1987 dejó el sacerdocio en la década de 1990 para pasarse directamente al activismo, aunque siempre ha habido dudas de cómo y cuando se produjo su secularización. "Si valoras hacer una contribución a la sociedad, y eres un niño en la Irlanda de los años 1970 y 1980, era algo natural gravitar hacia el sacerdocio", explica O'Flaherty al Business Post. Y añadía que “en cierto momento, me di cuenta de que no era lo que necesitaba hacer con mi vida. También hubo algunas cosas personales. Y todo eso combinado significó que hice el cambio y comencé a trabajar con las Naciones Unidas”.

Michael O´Flaherty pasó de ser sacerdote a ser uno de los mayores ideólogos de género. De hecho, fue el relator principal de los Principios de Yogyakarta (2006), considerados como la base ideológica del transactivismo que hoy se ha impuesto en gran parte de Occidente. Y aunque no era un informe vinculante sus puntos se han ido aplicando en las leyes y en la educación de numerosos países.

Este activista ha sido hasta ahora el director de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, donde la agenda LGTB ha sido primordial en contraposición con la nula defensa de los derechos de los cristianos cada vez más discriminados en Europa. Y anteriormente estuvo 18 años en Naciones Unidas desempeñando diversas funciones en favor de los derechos humanos.

“La verdadera esperanza no se trata de estadísticas. Es personal. Es algo que extraemos de nuestra propia experiencia. Para mí, esa esperanza surge de mi experiencia de transformación de mi propio país, Irlanda. Se trata de un país que pasó en tan sólo unos pocos años de la criminalización al matrimonio igualitario. Es esa experiencia la que me permite creer que podemos superar, podemos realizar un mundo con pleno respeto a los derechos humanos de todos, en toda nuestra maravillosa diversidad, explicaba recientemente en una Conferencia de alto nivel sobre igualdad LGBTIQ en la UE.

Analizando su nombramiento, la organización italiana Pro Vita & Famiglia recuerda que bajo su mandato en la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea “ha producido una gran cantidad de estudios, encuestas y análisis sobre todos los aspectos posibles de la vida de quienes forman parte de las comunidades arco iris y, en segundo lugar, de las mujeres. En esencia, bajo la dirección de O'Flaherty, la amplísima gama de derechos humanos universales mencionados y enumerados con precisión en un gran número de documentos oficiales se ha reducido sólo a aquellos de interés y participación directos, que se expresan precisamente en los Principios de Yogyakarta, dedicado expresamente únicamente a los temas de orientación sexual e identidad de género”.