Los superiores de 8 comunidades monásticas de Cataluña (tres masculinas y 5 femeninas) han firmado un comunicado conjunto tras los episodios de violencia del domingo 1 de octubre. 

El comunicado es, en su mayor parte, una recopilación de otros comunicados previos, como el de la Conferencia Episcopal Española que pide "evitar decisiones y situaciones irreversibles y de graves consecuencias que los sitúen al margen de la práctica democrática amparada por las legítimas leyes que garantizan nuestra convivencia pacífica”.

Como punto original, los abades y abadesas rezan para que los políticos eviten "posiciones maximalistas" con los que el problema "sólo se agrava".

También habla de la violencia. No menciona, por ejemplo,a  los agentes de seguridad heridos, ni tampoco se reza por los civiles heridos. Pero definen varias formas de violencia, como la "violencia de negar la realidad".

"Condenaremos siempre la violencia, sea física, verbal o la que supone negar la realidad, y alabaremos una respuesta siempre cívica y pacífica. Expresamos nuestro rechazo al uso innecesario de la fuerza por parte de cualquier grupo o poder público, que ha de ser el primer garante de los derechos de los ciudadanos", afirma el texto.

También habla el texto de un "movimiento político y social catalán"... cuando la realidad es que los 5,5 millones de adultos catalanes con derecho a voto pertenecen a muy variados movimientos, todos ellos catalanes. (Los independentistas son unos 2 millones).  

"El movimiento político y social catalán ha sido siempre inmensa y mayoritariamente pacífico y querer detenerlo con la violencia nunca es suficientemente justificable ni suficientemente proporcionado, ni tampoco elimina ni soluciona, sino que agrava, el problema existente", afirma el texto. 

A continuación publicamos el comunicado íntegro, traducido del catalán por ReL. 

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Los abades y abadesas, priores y prioras de los principales monasterios de Cataluña, han elaborado un comunicado conjunto sobre lo que se vivió en nuestro país el domingo 1 de octubre, que es el siguiente.
  
Nuestros monasterios, respondiendo a muchos cristianos que acuden a nosotros, queremos aportar una palabra de paz ante los momentos vividos ayer. Lo hacemos “porque los católicos formamos parte de este pueblo que tanto amamos, y como nos ha recordado recientemente el Papa Francisco, nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin ninguna influencia en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos (Evangelii Gaudium, 183)”, como nos recordaban nuestros obispos en octubre de 2014.
 
La situación de violencia que se vivió ayer en Cataluña es deplorable. La resistencia no se resuelve con violencia, sino evitando llegar a esta situación extrema con un diálogo sincero y pacífico entre las partes en conflicto; urge encontrar una salida pacífica y democrática; como también nos decían ayer mismo algunos de nuestros pastores. 

La hora que vive Cataluña es cada vez más delicada. El momento político y social catalán ha sido siempre inmensa y mayoritariamente pacífico y querer detenerlo con la violencia nunca es suficientemente justificable ni suficientemente proporcionado, ni tampoco elimina ni soluciona, sino que agrava, el problema existente.
 
De nuevo, “no es nuestra intención, ni nos toca tomar parte de nada que no sea la paz, el diálogo, las libertades de expresión democrática, la convivencia social y el respeto a los derechos individuales y a los de nuestro pueblo (Comunicado de los abades de Poblet y Montserrat del 21 de septiembre de 2017).
 
Condenaremos siempre la violencia, sea física, verbal o la que supone negar la realidad, y alabaremos una respuesta siempre cívica y pacífica.
 
Expresamos nuestro rechazo al uso innecesario de la fuerza por parte de cualquier grupo o poder público, que ha de ser el primer garante de los derechos de los ciudadanos. 

Oramos por la pacífica y constructiva solución de cualquier legítima reivindicación, sin devolver a nadie mal por mal, sino buscando hacer el bien a todos (cf. Romanos 12,17). 

Oramos para que los políticos busquen soluciones y no dejen enquistar un problema que, por la fuerza, con la vivida ayer [el domingo], o con posiciones maximalistas sólo se agrava.
 
Oramos más que nunca por la paz social y el respeto a los derechos individuales y colectivos de todos y cada uno de los ciudadanos.
 
Como recordaba el último comunicado de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, aprobado por unanimidad, “en estos momentos graves, la verdadera solución del conflicto pasa por el recurso al diálogo desde la verdad y la búsqueda del bien común de todos, como señala la Doctrina Social de la Iglesia. […] Para hacer posible este diálogo, honesto y generoso, que salvaguarde los bienes comunes de siglos y los derechos propios de los diferentes pueblos que conforman el Estado, es necesario que tanto las autoridades de las administraciones públicas como los partidos políticos y otras organizaciones, así como los ciudadanos, eviten decisiones y situaciones irreversibles y de graves consecuencias que los sitúen al margen de la práctica democrática amparada por las legítimas leyes que garantizan nuestra convivencia pacífica” (Declaración de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española del 27 de septiembre de 2017). 

Oramos para que prevalezca la serenidad, el respecto, la concordia y la paz.
 
Josep Maria Soler, abad de Montserrat
 
Octavi Vilà, abad de Poblet
 
M.del Mar Albajar, abadesa de Sant Benet de Montserrat
 
Esperança Atarés, abadesa de Sant Pere de les Puel·les
 
Anna M. Camprubí, abadesa de Vallbona de les Monges
 
M. Assumpció Pifarré, priora de Sant Daniel de Girona
 
Núria Illa, priora de Santa Maria de Valldonzella
 
Josep Peñarroya, prior de Solius