Aunque aún no lo ha anunciado formalmente, todo apunta a que Jeb Bush se lanzará a la campaña para la nominación republicana en la carrera a la Casa Blanca, que ya ocuparon su padre (19891993) y su hermano mayor (2001-2009).

De 62 años, casado y con tres hijos, gobernador de la Florida entre 1999 y 2007, Jeb Bush fue episcopaliano hasta el año 1995, en el que se convirtió al catolicismo. Es miembro de los Caballeros de Colón, una de las más potentes organizaciones católicas de Estados Unidos. Su esposa, Columba Garnica Gallo, con quien contrajo matrimonio en 1974, tiene la nacionalidad estadounidense pero es mexicana, de León (Guanajuato), y tuvo mucho que ver en la aproximación de su marido a la Iglesia.

El pasado sábado día 9, Bush pronunció el discurso de graduación en la Liberty University, una universidad privada cristiana fundada en 1971 por el pastor baptista Jerry Falwell en Lynchburg (Virginia). Sus palabras no han pasado desapercibidas por el explícito compromiso cristiano que contienen, en particular en un momento en el que la libertad religiosa está gravemente amenazada en Estados Unidos tanto por el mandato del Departamento de Salud que obliga a todos los empleadores (incluidas instituciones y órdenes religiosas católicas) a incluir en los seguros de sus empleados métodos anticonceptivos y abortivos, como por la sucesión de leyes y decisiones judiciales restrictivas de la libertad de conciencia bajo capa de "anti-homofobia".


"Vivimos días, como señalaba Chesterton, en los que se espera de los cristianos que elogien cualquier otra fe salvo la suya", dijo Bush: "Él nunca aceptó esa limitación, y tampoco deberíamos aceptarla nosotros, y menos todavía como respuesta a las críticas. Una de las cosas más extraordinarias de nuestra fe es su carácter audaz e indómito, que a menudo se subestima".

El ex gobernador de Florida ensalzó el precepto del amor a los enemigos ("que nos saca de nuestra zona de confort y eleva nuestra mirada a más amplios objetivos") y dijo que no conocía idea moral más "subversiva" que aquello de que "los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos".


Jeb Bush asistió como gobernador de la Florida
a la misa de inicio del Pontificado de Benedicto XVI,
y se arrodilló ante él al saludarle.


Y negó que sea una idea "caduca o premoderna" que el favor de Dios está "con los sencillos, los amables y los pobres de espíritu". "La violencia, el miedo y la dominación" son las reglas de vida de algunos "hombres crueles", "como muchos perseguidos cristianos de nuestro tiempo pueden atestiguar". Pero si hubiese que llevar "unas líneas de verdad a sus corazones", serían "las palabras de un carpintero que nació en Belén: bienaventurados los mansos, bienaventurados los misericordiosos, bienaventurados los pacíficos...". "Es una voz única, que se ve en el ejemplo de Francisco el santo o de Francisco el Papa, y que es afirmada por el testimonio de los antiguos mártires y por el testimonio de los mártires que mueren hoy en Su nombre", añadió.

Bush invitó a considerar cómo sería el mundo sin la influencia cristiana: "Poder sin límite, conflicto sin reconcilación, opresión sin liberación, corrupción sin reforma, tragedia sin renovación, el éxito sin la gracia". "Así que no sólo es falso, sino ingrato", continuó, "considerar la fe cristiana como un obstáculo al pensamiento ilustrado o un credo irrelevante que no es bienvenido en el mundo moderno... Separad los ideales de su fuente, observó C.S. Lewis y será como si las ramas se rebelasen contra el árbol. La justicia, la igualdad, el valor de toda vida humana, la dignidad de todas las personas, los derechos que ninguna autoridad pueden quitar... todos ellos son los ideales morales que fundaron los Estados Unidos, y tienen un origen concreto".

Tras enumerar el trabajo por los demás que hacen tantas personas "no por casualidad, ni porque nadie se lo mande, ni porque haya un programa estatal para ello", añadió: "La inagotable obra de la caridad cristiana en Estados Unidos es lo que hace la gente libre cuando tienen una Buena Nueva que compartir. Es como vive la gente libre cuando tienen una fe viva".


Los defensores de Terri Schiavo pidieron a Jeb Bush que interviniese para salvarla. Aprobó una ley in extremis que le facultaba para reintubarla y así lo hizo, pero finalmente la ley fue declarada inconstitucional. En 2005 a la mujer le desconectaron la alimentación y murió.

A esta parte del discurso, más en positivo, siguió un colofón más militante: "La opinión que sigue las modas -lo cual es, en nuestros días, una religión en sí misma- tiene un problema con los cristianos y su libertad de conciencia", apuntó.

Y logró uno de los aplausos más sonados con el siguiente párrafo: "Es chocante, a veces me preguntan si permitiría que mis decisiones de gobierno estuviesen influidas por mi fe cristiana. Siempre que escucho esto, sé lo que quieren que diga. La respuesta simple y segura es: ´No, nunca, por supuesto que no´. Si juegas el juego de la corrección política, ésa es la respuesta que te permite pasar la prueba. Pero eso conduce a un cierto tipo de político del que todos hemos oído hablar: un tipo cuyas convicciones morales son tan privadas, tan profundamente personales, que rehúsa imponérselas incluso a sí mismo".


"El error", señaló, "es confundir con la teología principios morales que podemos conocer por la razón tanto como por la fe. Por esta confusión se considera que las personas religiosas son intolerantes que quieren imponer sus opiniones a los demás. Los casos varían, pero la historia ya nos suena familiar: la agenda política progresista está lista para el siguiente paso adelante, y las personas religiosas y las iglesias son un obstáculo. A nuestros amigos de la izquierda les gusta verse a sí mismos como agentes de cambio y reforma, y se supone que tú y yo simplemente tenemos que seguir su programa".

Bush entró en materia de los ataques más recientes a la libertad religiosa: "Cuando no te arrodillas ante los últimos dogmas laicistas, hay consecuencias. Y puede ser duro seguir el ritmo de esos dogmas. Así que nos encontramos con alcaldes de una gran ciudad que quieren que los sacerdotes les manden copias de sus sermones [la alcaldesa de Houston, n.n.], o jueces federales que creen ser legisladores e imponen restricciones y derechos que no están en la Constitución, o una agencia que le quiere dictar a las Hermanitas de los Pobres lo que debe incluir su plan sanitario... y todo ello sin tener en cuenta la objeción de conciencia".


Las Hermanitas de los Pobres han presentado ante los tribunales
un recurso contra el mandato abortista de la Administración Obama: "El gobierno nos pide elegir entre el servicio y a los ancianos y los pobres o nuestra fe. No podemos y no debemos hacerlo", dijo su superiora al explicar su iniciativa.


En una clara toma de posición contra el mandato abortista de Barack Obama, Jeb Bush añadió: "Pues no se vosotros, pero yo apuesto a que, cuando se trata de hacer el bien y lo justo, las Hermanitas de los Pobres lo saben mejor que los reglamentistas del Departamento de Salud.  Y desde el punto de vista de la libertad religiosa, podríais verlo como una opción entre las Hermanitas de los Pobres o el Gran Hermano". "¡Yo estoy con las Hermanitas!", proclamó logrando de nuevo una ovación.

"La actual Administración", remató, "apoya el uso coercitivo del poder federal, no en favor de la libertad religiosa, sino como una instancia agresiva contra ella. Alguien aquí está siendo estrecho de miras e intolerante, y os aseguro que no son las monjas, ministros y laicos que sólo piden vivir y practicar su fe. Las autoridades federales piden obediencia en absoluto desprecio a la conciencia religiosa, y en una sociedad libre, la respuesta es no".

Pincha aquí para ver el vídeo completo de la intervención de Jeb Bush (en inglés).