Diego Manetti, mariólogo italiano y escritor de varios libros centrados en la Virgen María acaba de publicar su nueva obra Perché appare la Madonna (Por qué se aparece la Virgen) editado por La Bussola.

La diferencia con el resto de su obra es que Manetti traza ahora la historia de las últimas apariciones marianas modernas mostrando el hilo conductor que hay en todas ellas: Desde la aparición de la Rue du Bac en París en 1830 con la Virgen de la Medalla Milagrosa hasta las supuestas apariciones en Medjugorje. Entre medias están La Salette (1846), Lourdes (1858), Fátima (1917), Amsterdam (1945-1959) y Kibeho, en Ruanda (1981-1989).

Con el libro quiere seguir dando a conocer la figura de la Virgen pero también, asegura, proporcionar una interpretación autorizada de por qué la Madre de Jesús se aparece a los hombres aún hoy en día. En sendas entrevistas en La Nuova Bussola Quotidiana y en La Fede Quotidiana, Diego Manetti explica esta importante presencia de la Virgen en este último siglo y medio.

El autor afirma que “cada aparición tiene sus connotaciones. Investigo por qué, vinculado al contenido (mensajes). Estamos en la víspera de un cambio de época, tanto para el mundo como para la Iglesia, y hay una cierta confusión en todas partes. María nos llama con amor de madre, pero con mucha energía, a la conversión. Esta es una constante en las apariciones”.


Una de las tesis de Manetti es que el hilo conductor de las apariciones marianas modernas son precisamente el llamamiento a la conversión y por otro el carácter Inmaculado de la Virgen María.

Sobre la conversión, aspectos en los que profundiza de manera concreta en el libro, asegura que “no debe leerse en términos de miedo o alarmismo. María es madre y, como tal, recomienda para el bien y siempre deja libertad para elegir. Pienso en Medjugorje, en estas apariciones, lanza la misma advertencia. Es como la última llamada en el aeropuerto antes del embarque”.

El experto en estas apariciones afirma que la Virgen está muy presente en este proceso explicando que “en un mundo que amenaza seriamente con la destrucción, María con su mensaje intenta poner las cosas nuevamente en su lugar. Uno de los grandes temas sobre los que no podemos callar es la apostasía desenfrenada y la pérdida progresiva de la fe. María nos invita y nos urge a cambiar de rumbo”.


La Virgen se apareció en La Salette en 1846

En su opinión, “es un mensaje de gran confianza y yo diría de esperanza. No tengáis miedo. María nos ama y su objetivo es llevarnos al cielo”.


Aún así, en este aspecto Manetti destaca esta “advertencia particularmente urgente”a la conversión. Explica que estas apariciones marianas se caracterizan por anticipar los planes del Diablo y cómo quiere destruir la humanidad.

“El Demonio le ha pedido a Dios un tiempo para que pueda poner a prueba a la Iglesia de una manera particular; Dios le ha concedido el último de los veinte siglos del sendero bimilenario de la Iglesia. Entonces, está claro que Nuestra Señora, justo antes de que comenzase este último siglo de prueba, comienza a aparecerse para decirle a todos: ‘Convertíos, haced penitencia, regresad a Dios, no ofendáis más a su Santo Nombre”, afirma.

Pero considera igualmente que “si María es la madre de Dios, ella es la Madre de la Iglesia y se convierte en la Madre de los hombres, es imposible que su papel se agote en términos de intercesión”.


Si la llamada urgente a la conversión es el hilo conductor de estas apariciones modernas, la importancia de la Concepción Inmaculada de la Virgen es el segundo.  “Santa Catalina Labouré pudo ver a la hermosa señora todo ello rodeada por una inscripción en letras de oro y brillante: ‘Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”.

En 1830 la Virgen ya hablaba de su carácter inmaculado. 24 años después la Inmaculada Concepción fue declarado dogma de fe por Pio IX.  En Lourdes más adelante quedó igualmente muy marcado este aspecto, cuando le dijo María a Santa Bernadette: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.

En referencia a la aparición en París en 1830, Manetti cuenta una anécdota real que ilustra la importancia de este segundo hilo conductor. “Recuerdo que en una oración de exorcismo, el exorcista repitió: ‘Oh maría concebida sin pecado…’, a lo que el poseído reaccionó con resentimiento gritando: ‘¡Basta, basta!’. Luego, cuando el sacerdote le preguntó: ‘¿por qué esta oración te molesta tanto?’. El diablo respondió: ‘porque no te has inventado esto’. Confirmaba así precisamente lo que Nuestra Señora había revelado precisamente en la aparición de la Rue du Bac (de París)”.

En resumen, explica este mariólogo, “Ella es la Inmaculada que advierte del demonio y nos guía en una batalla que, con Medjugorje, está llegando a su fin”.

Sin embargo, asegura que su libro es “optimista, pero con el poder de la razón. Podemos decir que es un texto que está preocupado por la situación general, pero siempre debemos tener y alimentar la esperanza. María nos muestra el cielo con los pies en el suelo”.

Artículo publicado originariamente en Cari Filii News