Mark Gordon Company y C.S. Lewis Company han difundido que tienen la voluntad de filmar una cuarta película de la serie de fantasía de "Crónicas de Narnia", basadas en las novelas de trasfondo cristiano del escritor C. S. Lewis.

Las compañías han decidido llevar a la gran pantalla "La Silla de Plata", publicado en 1953, la única de las 7 novelas en las que no aparece ninguno de los cuatro hermanos Pevensie, y que sin embargo es considerada por muchos como la mejor novela de la serie.

El proyecto está todavía en pañales y se busca director y guionista. Las tres anteriores entregas de la saga recaudaron conjuntamente unos 1.200 millones de euros en taquilla.


"Al igual que muchos lectores, tanto jóvenes como mayores, soy un gran fan del hermoso y alegórico mundo de Narnia de C.S. Lewis. Mientras nos preparamos para llevar el próximo libro de la vida, nos sentimos honrados y contentos de contribuir al legado vivo de Narnia", afirmó Gordon.

La primera película Narnia, "El león, la bruja y el armario", se estrenó en 2005 y fue un gran negocio para Disney: costó 140 millones de euros y recaudó 600 millones. La segunda, "El Príncipe Caspian", costó 160 millones y recaudó 330: se consideró una decepción comercial, aunque sus valores y su narrativa eran buenos. La tercera, "La travesía del Viajero del Alba", financiada por la Fox, era la de guión más flojo, costó 120 millones y recaudó 310.



En esta novela no aparecen los hermanos Pevensie, sino que el protagonista es Eustace Scrubb, que en "La travesía del Viajero del Alba" era un crío repelente e insufrible pero que ahora ha sido transformado por Narnia y su encuentro con el león Aslan. Invocando el nombre de Aslan, él y su compañera de clase Jill, llegan a Narnia.


Allí se da una escena absolutamente postmoderna: Aslan entrega unas instrucciones a la niña y le pide que las memorice, con una fórmula que recuerda el "shemá" bíblico ("recuerda estas palabras, repítelas cada mañana, al levantarte y al acostarte") y la oración:

»-Primero recuerda, recuerda, recuerda las señales-dijo el león-. Repítetelas cuando despiertes por la mañana y cuando te acuestes por la noche y cuando despiertes en mitad de la noche.Y por extrañas que sean las cosas que puedan sucederte, no dejes que nada distraiga tu mente de seguir las indicaciones. Las señales que has memorizado aquí no tendrán en absoluto el aspecto que esperas que tengan cuando las encuentres. Por eso es tan importante saberlas de memoria y no prestar atención a las apariencias. Recuerda las indicaciones y cree en ellas. Nada más importa.


La película tiene a su favor que, al igual que en la primera entrega, también en esta hay una bruja malvada. En el libro la escena en que la bruja habla con los niños en su reino bajo tierra es antológica, y resulta una fantástica introducción a Platón y su metáfora de la caverna, aunque invertida. Lleva al lector a desconfiar de argumentos naturalistas sobre cosas "que no se ven"... o al menos que no se ven "aquí".

-¿Qué es ese "sol" del que todos habláis?¿Queréis decir algo con esa palabra? -preguntó la bruja.

- Con vuestro permiso, majestad -dijo el príncipe Rilian, con suma frialdad y educación- ¿Veis esa lámpara? Es redonda y amarilla y emite luz a toda la habitación; y además cuelga del techo. Pues esa cosa a la que llamamos sol es como la lámpara, sólo que mucho más grande y brillante. Da luz a todo el Mundo Superior y cuelga del cielo.

-¿Cuelga de dónde, milord? -preguntó la bruja; y luego, mientras todos seguían pensando cómo responderle, añadió, con otra de sus dulces y argentinas risas-. ¿Veis? Cuando intentáis pensar con claridad en lo que debe ser ese "sol", no podéis decírmelo. Sólo podéis decirme que es como la lámpara. Vuestro "sol" es un sueño; y no hay nada en ese sueño que no esté copiado de la lámpara. La lámpara es lo real; el "sol" no es más que un cuento, un relato para niños.

Jill, con un esfuerzo que pareció dejarla sin energías, dijo:

-Existe Aslan.

-¿Aslan? ¡Qué nombre tan bonito! ¿Qué significa?

-Es el gran león que nos sacó de nuestro mundo -explicó Scrubb- y nos envió a éste para localizar al príncipe Rilian.

-¿Qué es un león? -preguntó la bruja.

-¡Caray! -exclamó Scrubb. - ¿No lo sabéis? ¿Cómo se lo podemos describir? ¿Habéis visto alguna vez un gato?

-Desde luego. Adoro los gatos.

-Bueno, pues un león se parece un poco... sólo un poco, claro está... a un gato grande, con melena. Pero no es como las crines de un caballo, ¿sabéis?, es más parecida a la peluca de un juez. Y es espantosamente fuerte.

-Ya veo -repuso ella, meneando la cabeza- que no nos irá mejor con vuesro "león", como lo llamáis vosotros; es tan imaginario como vuestro "sol". Habéis visto lámparas, y por lo tanto habéis imaginado una lámpara mayor y mejor, y le habéis dado el nombre de "sol". Habéis visto gatos y ahora queréis uno más grande y mejor al que se llamará "león". Bueno, es una simulación muy entretenida, aunque si he de ser franca, resultaría más apropiada para vosotros si fuerais más jóvenes.

Y fijaos en cómo no sois capaces de introducir nada en vuestra simulación sin copiarlo de mi mundo real, que es el único mundo. Vamos, todos vosotros. Guardad esos trucos infantiles. Tengo trabajo para todos en el mundo real. No existe Narnia, ni Mundo Superior, ni cielo, ni sol, ni Aslan. Y ahora todos a dormir.Y empecemos todos una vida más sensata mañana.
 
Y es que a las brujas les encantaría convencernos de que no existe el sol y darnos "trabajo para todos en el mundo real".