EVANGELIO

Veréis a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 47-51

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?».
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

 

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En mi sitio.

Dicen que Natanael estaba viviendo una tentación muy fuerte sobre su vocación, cuando el Señor le vio. Por eso Natanael se sorprendió tanto y creyó. Cuando somos fieles a nuestra vocación, Jesús nos hace la promesa: “Has de ver cosas mayores”.
Así es. Ser fiel a la vocación de esposos tal como Dios la pensó, a esa vocación que tiene nombre y apellidos, porque he sido creado para mi esposo, me hace descubrir la grandeza de este misterio del Sacramento Conyugal. Me hace descubrir cosas mayores de las que nunca jamás me podía haber imaginado que se pudieran vivir en este mundo. ¡Gloria a Dios!

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marina: (Piensa) Ahí está mi esposo a lo suyo… ¿No se da cuenta de que le necesito? Me da la sensación de que me ignora, que él no me necesita. (Pero Marina, en seguida, reconduce sus pasiones desordenadas): ¡Vaya tentación que estoy viviendo! Poniéndome en el centro y de víctima, para variar… Tengo que centrarme en él, porque he sido creada para él.
Marina: (Se acerca a su esposo, se sienta a su lado, se recuesta sobre su pecho y le susurra al oído mientras acierta a colar sus dedos por el hueco de los botones de la camisa) “Amor mío, me gustas muchísimo”
Alfonso: Y tú a mí, cariño. Mmmm cómo me gusta tenerte tan cerquita. Siento que ahora estoy verdaderamente en mi sitio.
Marina: Abrázame, por favor. He nacido para estar en tus brazos.
Alfonso: (Deja la Tablet y la abraza) Yo también te necesito.
(Y lo que empezó atentando contra su comunión, acabó transformándose en una hermosa velada juntos de esas que hacen crecer el amor, una tarde-noche compartiendo sus intimidades que culminó en un abrazo conyugal santo, mientras ambos alababan a Dios por tan inmenso don).

Madre,

Hemos sido creados para agradarnos el uno al otro. El demonio quiere alejarnos de este precioso plan de Dios, y nos tienta con apetitos y deseos mundanos raquíticos, pero inmediatos. Madre, que sepamos profundizar en el sentido de nuestra vida, que sepamos descubrir el don, que mantengamos nuestra motivación siempre en el plan de Dios. ¡Es inmejorable! Lo que podemos vivir juntos, supera todas nuestras expectativas. Alabado sea el Señor por siempre. Gloria a Él por los siglos de los siglos. Amén.