Fuente: blog el Papa en la prensa

 
Sucedió hace muchos años, cuando Benedicto XVI era el "pequeño Joseph" y fue precisamente por Navidad. Lo cuenta de primera mano su hermano Georg (que también es sacerdote) en el libro «Mi hermano, el Papa». Es breve pero lo que nos puede dejar la lectura es lo que quiero que cada uno descubra tras hacerla: 
"Lo que más fascinaba a Joseph en la tienda de juguetes era un oso de peluche.Cada día, hiciese viento o mal tiempo, cruzábamos la calle para ver el osito que tanto le gustaba. Pero un día, poco antes de Navidad, el osito ya no estaba. Mi hermano lloró amargamente sin dejarse consolar. Llegó la Navidad con el reparto de regalos. Cuando Joseph entró en la sala festivamente adornada en la que estaba el árbol de Navidad se echó a reír de felicidad: en medio de los regalos estaba el osito de peluche para él. El Niño Jesús se lo había traído. Este hecho le deparó la alegría más grande de su niñez".
En el escudo pontificio de Benedicto XVI hay un oso. Hay hechos que marcan la vida y tal vez aquel oso de peluche (la mano de Dios detrás de aquel evento) llegan a quedar recogidos incluso en las adargas papales.