Ante la grandeza de Dios lo que procede en justicia es la adoración. Es la actitud de Isaías cuando Dios se le manifiesta y le purifica los labios, y la de Pedro después de la pesca milagrosa, como leímos en la Palabra de Dios de este Domingo.

 

 Preparando este Post me llega la sorprendente noticia de la RENUNCIA DE BENEDICTO XVI  a su Ministerio. Una gran conmoción ante lo inesperado, y la apertura de un gran capítulo nuevo, y novedoso, en la Historia d la Iglesia Contemporanea. Una buena razón para orar, contemplar y acogernos a las luces y fuerzas del Espíritu Santo

 

¿QUÉ ES ADORAR A DIOS?

Es reconocerlo como 
nuestro Creador y nuestro Dueño
Es reconocerme en verdad 
lo que soy:
hechura de Dios, posesión de Dios.  
Dios es mi Dueño.  
Yo le pertenezco.   
 
Adorar a Dios, entonces, 
es tomar conciencia
de nuestra dependencia de El 
y de la consecuencia lógica 
de esa dependencia: 
entregarnos a El y a su Voluntad.


Tú eres mi Creador, 
yo tu creatura, 
Tú mi Hacedor, 
yo tu hechura,
Tú mi Dueño, 
yo tu propiedad.
Aquí estoy 
para hacer tu Voluntad.


 

 

 

 

 

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¿COMO HACER 
ORACION DE CONTEMPLACION?

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1. Se requiere soledad y silencio:

Hay que empezar por crear soledad. "Así lo hacía El siempre que oraba", dice Santa Teresa. Soledad para entender "con Quién estamos". Silencio del cuerpo y de la mente para buscar a Dios en nuestro interior. Es en el silencio cuando Dios se comunica mejor al alma y el alma puede mejor captar a Dios. En el silencio el alma se encuentra con su Dios y se deja amar por El.

2. ¿Quién puede hacer este tipo de oración?

Según Sta. Teresa, la oración de contemplación es la "Fuente de Agua Viva" que prometió el Señor a la Samaritana (cfr. Jn. 4). "Mirad que os llama a todos ... no dijo a unos daré y a otros no". Es decir, no dijo que daría de esta "Agua" a ciertos escogidos, sino dijo: "Todo el que beba de este agua, no volverá a tener sed" (Jn. 4, 13).

3. Nuestra participación en la oración

La persona debe poner su deseo y su disposición, principalmente su actitud de silencio (apagar ruidos exteriores e interiores). El silencio aún no es contemplación, pero es el esfuerzo que Dios requiere para dársenos y transformarnos. Además, orar se aprende orando, "sin desfallecer", como dice el Señor. La única forma de aprender a orar es: orar, orar, orar.

4. La participación de Dios

La participación de Dios escapa totalmente nuestro control y El -soberanamente- escoge cómo ha de ser su acción en el alma del que ora. En ese silencio de la oración contemplativa Dios puede revelarse o no, otorgando o no gracias místicas o contemplativas. Esta parte, el don de Dios, no depende del orante, sino de El mismo, que se da a quién quiere, cómo quiere, cuándo quiere y dónde quiere. La efectividad de la oración contemplativa no se mide por el número ni la intensidad de las gracias místicas, sino por la intensidad de nuestra transformación espiritual: crecimiento en virtudes, desapego de lo material, entrega a Dios, aumento en los frutos del Espíritu, etc.

La oración contemplativa es siempre una experiencia transformante, haya gracias místicas o no.

Fuente: http://www.homilia.org/adorar/index.html

                Dios nos hace una llamada urgente a la oración. Hay que agradecer a Benedicto XVI lo que ha hecho por Dios, por la Iglesia y por el mundo. Y pedir ahora por el que le ha de suceder, que hará mucha falta la Gracia de Dios.  ¿Se cumplen los Mensajes de la Virgen? No le se, pero las llamadas que nos hace a la conversión son serias.