Es habitual que con el fin de un año se proyecten y programen todo tipo de buenos propósitos para el nuevo.
 
Por supuesto que eso está muy bien pues manifiesta que captamos que hay cosas que podemos mejorar en nuestra vida. Considerándolo más detenidamente, en el fondo siempre está esa conciencia de que el tiempo pasa y que en la medida que lo aprovechamos mejor somos realmente felices, a pesar de que eso implique algunas exigencias y renuncias.
 
Un amigo produjo un video que viene a recordarnos que siempre se puede comenzar con pequeños aspectos y que está en nosotros el decidirnos a iniciar. Escuché hace poco una reflexión que recuerda un punto que tal vez se pierde de vista en no pocas ocasiones: no tenemos que esperar a finales de un año o comienzos de otro para hacernos propósitos. Cada día es un "nuevo día" y es entonces cuando podemos formularnos retos y metas que, con la ayuda de Dios, seguro puede ser aprovechadas.
 
Cada uno puede preguntarse cuál es su propósito no para el próximo año, no para el próximo mes, no para la próxima semana, sino para hoy. En definitiva, el presente es lo que único que tenemos seguro. Viviendo en esta clave quizá la vida se volvería todavías más apasionante y viviríamos todavía más de cara a la eternidad.

 
Por cierto, lanzó una muy buena iniciativa: un recordatorio de buenos propósitos. Para que nos los olviden ellos te sirven de memoria. Puedes conocer el proyecto y aprovecharlo haciendo clic en este enlace: .